El Secretario de la UNED, militar de profesión, reproduce en este medio de comunicación una extensa carta titulada “por alusiones” que pretende ser una respuesta al requerimiento formulado por CCOO a la Consejera de Educación para evitar la deriva antidemocrática que se viene observando en el funcionamiento de este centro docente.
El objeto de la denuncia es muy claro. Sin que exista una razón convincente, y sin rendir cuentas a nadie, se ha suprimido la figura del “Coordinador de facultad”, cuya función era tratar de manera conjunta y democrática entre los tutores de cada facultad los asuntos concernientes a la organización y funcionamiento de cada una de ellas. Entre sus funciones, de manera destacada, figuraba el reparto de las asignaturas tutorizadas por cada profesor y las preferencias horarias.
Es la lógica democrática que impone nuestra Constitución adaptada a las circunstancias propias de la UNED. En todas las instituciones docentes de España, de cualquier nivel y condición, existen órganos de participación democrática del profesorado. Esta figura es inexistente en la organización militar, cuyas peculiares características permiten exceptuar la democracia interna. Así ha venido funcionando la UNED desde hace décadas. Los profesores tutores de cada facultad se han reunido para tomar decisiones de carácter docente de su ámbito, bajo dirección del coordinador correspondiente.
Sin embargo, este año, las cosas han cambiado. Ha desaparecido la figura del coordinador, dicen que por razones presupuestarias. Ridículo. El coste económico de este cargo, casi simbólico, a penas supone un ahorro perceptible. Mucho menos si lo comparamos con otras partidas de gasto de la UNED que provocan vergüenza ajena.
La realidad es que la pretensión era concentrar todo el poder en la figura del Secretario, elegido por el Director actual como futuro Director (por sistema de herencia como en la Edad Media), quien ha tomado de manera absolutamente unilateral todas las decisiones. Tal y como se organizan las cosas en los cuarteles. Es cierto que se ha solicitado a los tutores una relación de preferencias; pero no es menos cierto que este pronunciamiento ha carecido por completo de valor en la práctica.
Los argumentos torpemente expuestos en su escrito por el Secretario abundan, precisamente, en la dirección contraria. En un momento de cambio y transformación, lo que se debe hacer es reforzar el diálogo y la participación democrática del profesorado, y no prescindir gratuitamente de su criterio.
Las excusas vanas, arropadas por el lenguaje vulgarmente procaz de su mentor, no pueden ocultar un hecho tan cierto como lamentable: el centro asociado de la UNED en Ceuta ha prescindido de un componente esencial de su arquitectura democrática, arrebatando la voz al profesorado, para imponer un sistema autoritario impropio de un país avanzado. La solución de este conflicto es muy sencilla.
En lugar de gritar descalificaciones, devuelvan la voz al profesorado.
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