La vida vuelve al Centro del Mayor del Polígono de Ceuta. Casi 30 meses sin actividades para nuestros adultos y este domingo por la tarde ha regresado el tradicional baile del Mayor. Más de una treintena de personas se han dado cita para mover el esqueleto al ritmo de canciones del ayer y de hoy. Las coplas y sevillanas de Rocío Jurado y El Fary han estado más presentes que nunca en esta velada.
“Creo que ya era hora de que se retomaran estos bailes porque lo necesitaban, la Covid-19 les ha afectado mucho y no hay que olvidar que han sido el grupo que peor lo ha pasado”, comenta Juan José López Cabrales, director territorial del Imserso en Ceuta. Y así ha ocurrido en esta jornada, que la sala de este Centro se ha convertido en una pista de baile.
“El virus nos ha partido la vida, esto nos animaba porque estábamos entre amigas y nos olvidábamos de los problemas y de estar tanto tiempo solas”, expresa Rosa Casa Palenzuela. Ella ha venido con su hermana Anita, de la que no se separa en ningún momento. “Ahora hemos vuelto, pero no nos olvidamos de los que ya no están”, dicen ambas. Sentimientos encontrados son los que han tenido lugar este domingo, pero la felicidad ha radiado y “esperamos que esto haya llegado para quedarse y que miren por los mayores”.
Risas en un ambiente sano y amistoso, porque eso son: amigos. “Aquí movemos hasta la mente, la música nos teletransporta a nuestra juventud”, expresa María. “Me ha dado mucha alegría el encontrarme con mis amigas, las que no están es porque se han ido de viaje”. Parece que el tiempo no lo pierden ahora, sino todo lo contrario, lo aprovechan para seguir cosechando recuerdos y momentos inolvidables.
Merienda para celebrar este encuentro
Tras el baile, ha llegado la merienda a base de pasteles con chocolate y café. Ninguno se lo ha querido perder, ya que tenían que recargar pilas tras la actividad. “El 1 de octubre cumplo los 89 años y aquí sigo, pese a que vaya con mi bastón”, dice Concepción que también ha venido con su amiga. “Aquí estamos las dos pasándolo bien”, añade mientras permanece sentada en la silla junto a los dulces.
Mesas desplegadas por la sala para que nadie se quedara sin saborear esta merienda. Algunas más concurridas y otras menos, puesto que todos no cabían en una sola. Además, cabe destacar que la mascarilla ha estado presente. La norma de seguridad ha imperado para que todo saliese a pedir de boca.
Y así se ha resumido esta tarde de domingo, entre el baile y los dulces. Estos mayores han resurgido, se les ha vuelto a prestar atención pese a todo lo que han sufrido en estos años. Ahora es el momento de ganar ese tiempo perdido, esa dosis que tanto necesitan y que tanto reclaman porque, a decir verdad, la juventud y las ganas de seguir bailando, continúan intactas.