Llegado el mes de septiembre hay un asunto que implica a todas las familias con hijos, la vuelta a los colegios. De todos estos infantes, 33 serán los estudiantes ciegos que darán comienzo a este nuevo curso escolar con el apoyo de los equipos de atención educativa de la ONCE, para garantizar su inclusión educativa y social.
La entidad social, en colaboración con el Ministerio de Educación y Formación Profesional, “impulsa este modelo de educación inclusiva”, explican. Es por ello que prácticamente la totalidad de los 7.153 alumnos ciegos o con discapacidad visual se incorporan a las aulas en centros ordinarios.
“De esta forma, el alumnado sigue las mismas pautas y directrices que el resto de los compañeros sin discapacidad visual”, indican desde la ONCE.
“Estos equipos específicos de atención educativa cuentan con maestros, tanto de la ONCE como de la Administración, especializados en discapacidad visual, que acuden a los centros educativos en los que se escolariza a estos alumnos para prestar su apoyo”, expresan.
Asimismo, estos profesionales más de 400 profesionales forman a la comunidad educativa en materia de discapacidad visual, asesoran al profesorado e intervienen directamente con los estudiantes en aspectos vinculados a su discapacidad.
Además de por los docentes, los equipos de la ONCE están formados por profesionales “que contribuyen al desarrollo integral y la plena inclusión del alumnado desde un planteamiento multidisciplinar”, que trabajan tanto con los estudiantes como con sus familias.
Uno de los principales ámbitos de intervención de la ONCE en materia de educación es el apoyo en las áreas curriculares de especial dificultad. Se trata de materias que, por la dificultad que implica el acceso a sus contenidos o a sus recursos didácticos, deben ser abordadas de manera específica.
Entre estas áreas destaca el aprendizaje de idiomas, cuya dificultad más evidente para los estudiantes con discapacidad visual es su carácter eminentemente visual (apoyo en ilustraciones, etc.).
Esto implica la puesta en marcha de mecanismos como verbalizar todo lo que está ocurriendo y que llega por vía visual o generar materiales adaptados para que el alumnado pueda seguir las clases con normalidad.
Además, la diferencia entre la pronunciación oral y la presentación gráfica de las palabras, así como la signografía braille específica en algunas de las lenguas son otras de las características que deben ser abordadas.
La ONCE cuenta con especialistas en el área de idiomas, en concreto en inglés, francés y lenguas clásicas, docentes con una dilatada trayectoria pedagógica en estas materias y cuyas funciones son las de dar formación y asesorar a otros profesionales en las necesidades específicas del alumnado, dar apoyo a este alumnado y colaborar con entidades externas “para que conozcan e implementen programas de idiomas basados en la accesibilidad universal”.
La acción más intensiva que lleva a cabo la entidad social en esta área son los programas de perfeccionamiento de idiomas (inglés y francés) que se desarrollan en verano, tanto en España como en el extranjero, destinados a alumnado con edades comprendidas entre 8 y 22 años.
Este verano de 2024 han participado un total de 125 alumnos, de los cuales 120 son españoles y cinco proceden de otros países de la Unión Europea.
Por otro lado, con respecto a la colaboración con entidades externas, la ONCE y el British Council han firmado en los últimos años un convenio destinado a mejorar el acceso al aprendizaje de idiomas por parte de las personas con ceguera y deficiencia visual grave que quieran estudiar.
Según Ana Llauradó, jefa del Departamento de Atención Educativa de la ONCE, “el aprendizaje de una segunda o tercera lengua es imprescindible dado el impacto que supone en el desarrollo educativo y profesional, y por tanto desde el Departamento de Atención Educativa de la ONCE debemos poner en marcha todos los recursos a nuestro alcance para proporcionar al alumnado con ceguera o deficiencia visual grave las estrategias de intervención que les permitan la formación más completa posible en esta área”.
Durante este curso 2024/2025, los 1.733 alumnos y alumnas ciegos y con discapacidad visual de Andalucía, Ceuta y Melilla se reparten, por nivel educativo, de la siguiente manera: 289 escolares participan en la Educación Infantil; 312 están escolarizados en Educación Primaria; 259 en Educación Secundaria Obligatoria; 58 cursan Bachillerato; 142 se enfrentan a la Universidad; y 673 están inscritos en otro tipo de enseñanzas.
Por provincias, Sevilla cuenta con 458 estudiantes, Málaga con 329, Cádiz con 237, Almería con 178, Granada con 173, Córdoba con 126, Jaén con 89, Huelva con 84, la ciudad de Ceuta con 33 y la de Melilla con 26.
Por comunidades autónomas, el resto del censo se distribuye así: Aragón, 199; Asturias, 137; Islas Baleares, 251; Canarias, 251; Cantabria, 66; Castilla-La Mancha, 299; Castilla y León, 353; Cataluña, 1.162; Extremadura, 150; Galicia, 321; La Rioja, 35; Región de Murcia, 310; Madrid, 1.057; Comunidad Foral de Navarra, 93; Comunidad Valenciana, 707; y País Vasco, 137.
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