Uno de los guardias civiles que se encargó de la investigación para desmantelar el frente de cárceles radical cuya operatividad se juzga esta semana en la Audiencia Nacional, con dos acusados naturales de Ceuta, ha testificado que el mismo fue formado en las prisiones españolas por los tres investigados y un cuarto que está fugado.
Copiaron la estructura que tenía la banda terrorista ETA. Un investigador ha hablado de la expresión frente de cárceles, un nombre acuñado por el fugado Mohamed A.
Un segundo agente ha señalado que "copió la estructura de ETA", que también tenía un frente de este tipo. "Él habla de colectivo".
"Estando en (la prisión) de Murcia en 2018 (Mohamed A.) se pone en huelga de hambre porque quiere reclamar que se junte a todos los presos islamistas. Dice que está en huelga por lo del patio, y Mohamed E. le manda ánimos e incluso le propone realizar una huelga conjunta", ha relatado el agente, que también ha explicado que Karim A. le envió una carta pidiéndole que no se juntase con los no creyentes.
Peticiones de hasta 12 años de prisión
Mohamed E.G., Karim A.M. y Abdelah A.A. se enfrentan a una petición de la fiscal de 12 años de prisión como presuntos autores de un delito de constitución de grupo terrorista, que negaron este lunes en la vista haber cometido asegurando que no crearon tal frente.
Estos tres acusados, junto con el actualmente fugado Abderrahmane T., también conocido como Mohamed A., ya se sentaron en el banquillo de los acusados en julio de 2022 por estos hechos y resultaron absueltos al descartar el tribunal que formasen una red dedicada a favorecer al Dáesh, pero, tras recurrir la Fiscalía, la Sala de Apelación de la Audiencia Nacional ordenó repetir el juicio.
En sus conclusiones provisionales la fiscal mantiene que mientras los acusados cumplían condena en prisiones españolas por pertenencia a organización terrorista entre 2014 y 2019, tras coincidir en distintos centros penitenciarios y mantener contacto por carta, decidieron cohesionar a todos los encarcelados por delitos yihadistas para que no abandonaran la lucha violenta.
Añade que todos ellos se emplazaban para continuar la actividad radical cuando salieran de prisión y además adoctrinaban, radicalizaban y captaban a otros presos no condenados por delitos terroristas.
Las explicaciones de los guardias civiles
En la sesión de este martes han declarado dos guardias civiles que han explicado que los acusados remitieron cartas a reclusos relacionados con el terrorismo de cerca de una veintena de cárceles españolas para extender lo que denominaron "programa patio".
“En las mismas cartas se refieren a estar preparados para cuando estén fuera, para la lucha y el martirio. Se dan muchos ánimos y controlan qué se está llevando a cabo. Llama la atención que internos que no tienen relación directa con ellos se refieran al programa patio sin haber coincidido con ellos”.
En las misivas daban instrucciones para que los presos condenados por delitos de terrorismo no abandonaran la lucha violenta y aprovecharan su estancia en prisión para prepararse para seguir cometiendo atentados al salir, para lo cual, cuando salían al patio, tenían que hacer deporte, rezar y leer el Corán sin juntarse con presos que no compartieran sus mismas ideas.
Han explicado que para burlar el control de Instituciones Penitenciarias respecto a sus cartas, ya que se encontraban dentro del Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES), usaban a presos que no se encontraban en régimen cerrado como "palomas mensajeras".
Han manifestado que Mohamed E.G. se apuntó en la cárcel de Castellón al programa de desradicalización que implantó el Ministerio del Interior pero finalmente no fue admitido ya que la psicóloga que le analizó detectó que su propósito era intentar desmontar esta iniciativa de la administración penitenciaria viendo cómo detectaba a los presos radicalizados.
Un preso, víctima del intento de radicalización
En la sesión de este martes también ha testificado un preso que denunció haber sido agredido en julio de 2016 por Mohamed E.G. en la cárcel de Castellón.
Ha explicado que este intentó radicalizarlo y le decía que era un infiel por la vida que llevaba y que le agredió porque le molestaba que escuchara música en la celda que tenía junto a la suya.
"Me decía que en el patio tenía que hacer deporte, rezar y no juntarme con los que no fueran yihadistas y que cuando saliéramos le tenía que facilitar armas", ha indicado el testigo, que ha recordado que denunció a Mohamed E.G. ante el juzgado ya que le pegaba porque no le obedecía.