Cuando vuelve el sol es el tema que Espiral, la banda ceutí de heavy rock, ha escogido para que sea interpretada y con ella han lanzado su nuevo videoclip. Los componentes hablan de su nuevo desafío, que califican de agradable y responsable.
Espiral acostumbra a utilizar la ambigüedad en sus temas, siempre con un mensaje subliminal. Sus letras hablan de dolor, pérdida, inconformidad, pero transmiten a la vez un mensaje de esperanza, de valor y de positivismo. Cuando vuelve el sol no es diferente, en concreto se centra en la soledad y la ausencia. Hace referencia al amor y al poder de la noche, escenas que pueden palparse en el nuevo videoclip. También destacan las estrellas, la luna, las relaciones entre seres queridos y cómo el poder del crepúsculo puede crear un ambiente de frialdad cuando las reminiscencias del pasado desaparecen con la luz del sol. Soledad.
La canción Cuando vuelve el sol se centra, sobre todo, en el sentimiento de soledad con un ritmo y una sintonía contagiosos. Hace sentir.
La temática del videoclip, dirigido y editado por Cristian Marfil, está basado en la enfermedad neurodegenerativa del Alzheimer. A lo largo de las escenas del vídeo se ve la dualidad de una madre al cuidado de su hija y cómo la enfermedad ha revertido ambos roles. La mente de la intérprete enferma se ve a sí misma continuamente como una adolescente viviendo su único e inolvidable primer amor. Una vez más, la dualidad y ambigüedad que caracteriza a la banda está presente.
El videoclip está interpretado por la banda y por diferentes actores. Las partes en las que el grupo aparece en el vídeo no forman parte de la historia –la rompen– pero siempre en concordancia con las alternaciones del relato que cuenta la canción y la interpretación de los actores. El cantante y demás músicos de Espiral contagian su fuerza vertiginosa con una actuación de ellos mismos al aire libre. Este nuevo estreno de la banda demuestra madurez y cohesión entre los músicos, además de pasión por su tema.
Los componentes destacan por su seguridad llevando las riendas de la canción. Alberto Mateos Miranda, además de su capacidad y melodía vocal, le dio a la banda la espontaneidad y exuberancia con expresión corporal. Sabe cómo captar la atención y dar profundidad a los temas. La entrega de Luis Zapater y José́ Corrales es fantástica, quienes a menudo, a veces con los ojos cerrados, a veces con segundas voces, se fusionan con la guitarra como si fueran uno. Las expresiones faciales de Antonio Jurado acompañan a la batería, siendo uno de los aspectos más fuertes de este álbum. Y con el bajo, Rogelio Mateo, unas veces acaricia y otras casi hace volar que con su ritmo hipnótico. El videoclip ilustra la complicidad y la unidad de la banda.