El flamenco tiene su origen en el mestizaje de varias culturas. La fusión de lo árabe, lo calé y lo judío dieron lugar al nacimiento de este arte que se expresa a través de la música, el cante y el baile. Es un arte tradicional, que se aprende desde la infancia. No todo el mundo tiene la suerte de crecer en una familia donde el flamenco es una forma de vida.
Estrella Morente es de esas cantaoras que nacen con el flamenco en la sangre, hija y nieta de grandes artistas de esta cultura como fueron su padre Enrique Morente y su abuelo Montoyita. Esta artista granadina participa esta noche en el 49 Festival Flamenco de Ceuta, donde deleitará con su voz a todos los presentes.
–¿Cómo ha sido la vuelta a los escenarios tras la crisis del Covid?
Para mí es un tesoro que, como todos los tesoros, se hace de rogar y tiene sus complicaciones. Cuando consigues llenar un escenario en los tiempos en los que vivimos, conectar con el público, ya que es tan difícil a través de la mascarilla, eso es conseguir el tesoro. Como cuando coges ya las monedas del cofre. Hemos tenido pocos encuentros, pero me han sabido a mucho y los he saboreado muchísimo. Los he disfrutado y he tenido muy presente siempre a la gente que no tiene la oportunidad de expresar por la cantidad, sobre todo en el flamenco, de pérdidas que estamos sufriendo de tablaos y de plataformas en las que nosotros nos expresábamos. Ya no es la gente que siempre iba a un teatro, sino la gente que va a los tablaos. Había, además, un auge tremendo. Ahora mismo para mí es muy importante el volver de verdad a las tablas. Valoro mucho que la gente sea capaz, que sea valiente de ir a un teatro y echar su rato, evadirse. Lo que estamos teniendo es una pérdida tremenda y la tenemos que afrontar todos, porque nos atañe a todos por igual. Valoro mucho cuando tengo la oportunidad de subir a un escenario.
–¿Qué es para usted Ceuta?
–Ceuta es una ciudad a la que le tengo mucho cariño. Tengo muchísimos amigos y familia que ha vivido aquí. Mi padre ha pasado largas temporadas por estos territorios. Tengo vivencias muy bonitas desde Ceuta hacia abajo. Todo eso para mí son tierras que me hacen que me sienta como en el Albaicín. Para mí es importante saber que esa gente va a ir a escucharnos, a sentir. Y nosotros le entregamos el flamenco como si no estuviera pasando nada. Para que ellos pasen un rato de música, de arte, de armonía, de satisfacción. Es la obligación de los artistas. Al fin y al cabo es nuestro cometido. En este caso, junto con una banda maravillosa, en la que confío plenamente, a la que también le encanta Ceuta. Es toda una fortuna poder volver a esa afición ceutí y poder sentir y disfrutar esa cercanía que se le tiene al flamenco por estas tierras, que son las mías. Lo importante es hacer las cosas con verdad, que es cómo lo vamos a intentar hacer en esta temporada nueva a la que nos enfrentamos con mucha precaución, tomando muchas medidas por los demás y por nosotros. Cuidarse uno es cuidar a todos los demás.
"Cuando consigues llenar un teatro en los tiempos que vivimos y conectar con el público es un tesoro”
–¿Pero ha venido a Ceuta solo como cantante?
–He venido de todas las maneras. He venido a tomarnos una tapa, que mi padre tenía allí a sus amigos, por aquí tenía gente que lo quería mucho. Si mi padre iba a Chefchaouen a un concierto, pues aprovechábamos y antes de cruzar, veíamos a los amigos. Teníamos una relación muy cercana con la ciudad.
–Ahora viene como cantante y, además, comparte cartel con ‘La tremendita’. ¿Qué siente?
–Es algo muy bonito. Es una niña que yo conocía desde muy chica a la que le gustaba muchísimo Esperanza Fernández a la que yo he admirado también mucho. Coincidimos en la afición, en los festivales, porque yo también era de esas niñas que acudíamos a verla. Entonces, la recuerdo primero como una gran aficionada. Y esa afición la ha llevado a ser una de las grandes artistas que tenemos en nuestro país, con la que nos sentimos muy orgullosos. Ha sabido desarrollar esa afición que tenía, sumado a ese talento natural, innato, que tiene para los instrumentos, no solamente para la garganta. Todos son halagos, reconocimiento, hacia mi compañera, porque no hay que esperar que la gente sea mayor ni dar lugar a que se vaya para echarle un piropo. Parece que hay que esperar a que la gente esté mal o en una situación incómoda para reconocer sus méritos. Rosario se merece ahora que está en plena juventud y que viene pisando fuerte, respetando lo antiguo y descubriendo lo moderno, sabe lo que pensamos de ella. Además es muy ‘morentiana’, le han gustado mucho los cantes y la ideología de Morente. A mi padre le encantaría verla con esa cabeza rapada. Ella puede ser lo que quiera porque nació artista.
–Comparte una sevillana con ella en su último trabajo, ¿cómo fue esa colaboración?
–Pues fue de una manera super natural como somos nosotras que somos amigas. Gente que coincidimos porque tenemos amigos en común. Coincidimos en teatros, incluso en oficinas. Otras veces nos lleva el mismo mánager, otras compartimos músicos. Estamos en el mismo entorno, disfrutamos y amamos el flamenco, amamos la música y el arte por encima de todo. Entonces coincidimos en muchos momentos y era lógico que en alguna ocasión cantásemos. Y, en este caso, pues es en su disco. Pero ahora también coincidimos en Ceuta y se conoce que no será la última. Para mí siempre es un lujo competir ahí. Bueno, más que competir, que esa palabra me parece muy fea, combatir ahí en la batalla con los grandes talentos y con los grandes valores. Debajo de las tablas somos super amigas, pero arriba somos unas batalladoras, unas luchadoras. Como se dice ahora, me pone muchísimo que me reten, que me pongan al lado de alguien que viene pisando y con mucha personalidad para disfrutar de ella y para aprender mucho.
–¿Qué podremos escuchar en este concierto del Festival Flamenco? ¿Habrá alguna sorpresa?
–Yo soy una caja de sorpresas contenida, porque mi padre siempre me decía ‘contente Estrella, contente’, porque era tremenda. Lo mismo me quitaba los zapatos y salía descalza, que me metía entre el público. Recuerdo una noche en el Ampurdán catalán, que fuimos a un concierto, era mi cumpleaños, hace ya tiempo, me bajé al público y me metí entre ellos y se vinieron conmigo hasta el camerino caminando, pero yo seguí cantando y bailando por bulerías. Hoy en día esto sería una imprudencia. Puede pasar cualquier cosa. Puedo hacer un concierto muy clásico muy jondo, muy auténtico desde la pureza de cada uno. Pero sí sé que habrá mucha verdad y habrá cante flamenco y quiero que esa parte tan necesitada de mí, de esa cantaora, exprese en estos momentos de esta cruda realidad que vivimos, que mejor que con el cante no encuentro otra manera de expresar este momento.
–¿Cantará temas de su padre?
–Siempre estará el alma de mi padre. Mi música es de la casa de mi padre. Yo vengo en nombre de mi padre. Aunque intentaré dar lo mejor humildemente de mí misma, ya que él era único. Lo que quiero decir con esto es que venimos de ese aroma y de eso que nos inculcó esa manera de caminar en la música. Y, por supuesto, salen siempre su homenaje a sus poetas de cabecera como son Miguel Hernández, Lorca.
–Con toda esta situación del Covid, ¿ha tenido oportunidad de ensayar antes de los espectáculos?
–La verdad es que tengo la suerte que me acompañe Montoyita a la guitarra, me acompaña Ángel Gabarre, Antonio Carbonell, que son mi elenco. Bueno, y Curro Conde Morente que se incluye también en este elenco. Artistas que me acompañan en esta temporada íntima, casi familiar, bueno, casi no, más bien familiar, sobre todo, somos cercanos, familia. Entonces, tomando las medidas siempre y las precauciones, tenemos la oportunidad de tener encuentros y ensayos que nos permiten ir montando. Y bueno, si hay algún músico que se incorpora o que muchas veces invitamos, pues también se convoca una serie de ensayos, pero con todas las medidas y toda la seguridad.
–¿Cuál fue el último concierto que dio antes del confinamiento?
–El último que tuvimos fue el del Soho, el teatro de Antonio Banderas en Málaga. Nos dio la oportunidad de inaugurarlo con un concierto de flamenco, vamos con un recital, y a mí se me ocurrió invitar a mis compañeros Jalal Chekara y a toda la música andalusí que le acompaña, que para mí es recordar esas raíces de Tetuán que tanto mi padre como el gran Chekara abuelo echaron ahí lazos y vínculos que aún nos pertenecen.
–¿Y el primero después del confinamiento?
–Tras el confinamiento recuperamos el espectáculo ‘Tesela’, en la Alhambra. Le pusimos este nombre porque, como la propia palabra indica, es un conjunto de piezas multicolor y multidisciplinar a la hora de sus formas, materiales, esa piedra, ese cristal. Ese mosaico que crea de colores, de emociones que son, después de tantos años, la cultura que tenemos.
–Estaba también de gira con su último disco ‘Copla’. ¿Qué significa este disco para usted?
–En esta ocasión no lo llevo a Ceuta porque no puedo. Cuento con el flamenco, porque no puedo llevar ‘Copla’. Pero yo lo llevaría a todas partes si fuera posible, después de mi concierto flamenco. Porque tocar con una banda, no una orquesta que también es maravilloso, pero las bandas tienen ese sonido popular que también queríamos rescatar, es algo especial, ni mejor ni peor, sino diferente. Hace poco lo hablaba con mi abuela y me decía: ‘hija mía puedes estar orgullosa del trabajo hecho’. Es mi abuela, qué me va a decir, pero la verdad es que me sentí muy orgullosa porque no me estaba piropeando como nieta, sino como espectadora, como aficionada. Y me estaba reconociendo que podría estar muy orgullosa porque el disco y las presentaciones que habíamos hecho pisando los mejores teatros de España. Y yo no sería nunca en la vida capaz de decir eso sobre mí misma. Jamás hubiese sido capaz de hacer esa reflexión ahora mismo en los momentos que hay. Pero hemos pisado el Teatro Real, el Liceo… ha sido delicioso. Ya no son solo los lugares donde hemos estado, sino también la producción del maestro Isidro Muñoz que creo que ha sido lo que en realidad le ha dado luz a ese trabajo que mi padre Enrique Morente pues diseñó en su momento avanzado a los tiempos y pensando en que las coplas son nuestro mejor legado y era algo que había que traer al siglo XXI. Y para eso necesitaba un barrido pues de letras que no se podían cantar hoy en día, por ejemplo como ‘de mano en mano va como la falsa moneda’. Si estamos presumiendo de los derechos de las mujeres y de ser luchadoras con todo ello, no podemos cantar que la mujer va de mano en mano. Este disco cuenta con una selección fantástica que hicieron tanto Isidro como mi padre y que pude llevar a cabo.
"Ceuta es una ciudad a la que le tengo mucho cariño. Tengo amigos y familia que ha vivido aquí”
-Estaba también de gira con su último disco ‘Copla’. ¿Qué significa este disco para usted?
-Eso es más importante que todo el concepto, por eso el sonido de la banda antigua, de la banda que significaba la celebración en los pueblos, en las ferias populares, en los barrios… Y son las coplas que se habían recogido y que se convertían en una novela cantada en tres minutos. Entonces para mi ha sido muy hermoso poder hacerlo en el siglo que vivimos y adaptado a estos tiempos. Este trabajo ha tenido una acogida maravillosa en estos tiempos en los que parece interesar más otras cosas mucho más superficiales. Lo que para mi es muy puro para otros no lo será o a la inversa. Hay que respetar, yo creo que la clave está en el respeto. Y como este trabajo está lleno de respeto, es un trabajo para escuchar con el tiempo. A mi me interesan los trabajos que sean de fondo, que cuando llegues puedas tener la satisfacción de haber hecho algo bueno, no solamente para ti sino haber hecho algo productivo también para los demás.
-¿Ha dedicado la cuarentena a nuevos proyectos o a usted?
-A pesar de que todos hemos vivido bajo unas pautas, un anuncio que salía todos los días y una serie de informaciones que compartíamos todos, cada uno ha vivido su propio abismo. Cada casa ha sido una locura hasta que se ha adaptado. Ha sido un temor el que hemos vivido, sobre todo, los que tenemos familiares mayores. Yo tengo una abuela que acaba de cumplir 90 años y he pasado mucho miedo, porque ella está en Madrid. Cuando se abrieron un poco las restricciones pudimos traérnosla a Andalucía, pero pasamos muchísimo miedo. Esto se ha convertido en una lucha personal de cada uno. Hay gente que lo ha llevado mejor o peor. Todas las casas han sido un abismo, unas con ventanas otras sin ellas, con jardín, sin jardín. Aquí, el que haya sido capaz de cuidar un poco su alimentación o a hacer deporte, pues le ha servido para cambiar costumbres.
De todo se aprende y estoy convencida que de esta vamos a salir siendo mejores.
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