Casi dos años después del cierre de la frontera que separa Ceuta de Marruecos, el entorno del conglomerado de naves construido al amparo del Tarajal ofrece la visión opuesta a lo que fue. El paso Tarajal II que tanto tardó en abrirse se encuentra hoy abandonado. Los canales por los que primero pasaban las porteadoras con bultos a la espalda para, posteriormente, hacerlo arrastrando sus carros lucen hoy completamente abandonados. En igual estado se encuentra la caseta que empleaba la vigilancia privada y todas las instalaciones ubicadas en el sendero con el que se pretendió organizar la salida de mercancía hacia Marruecos, buscando poner orden en donde siempre imperaba el caos.
Banderas completamente gastadas, maleza a cada paso y hasta colchones y mantas usadas por quienes han convertido algunos recovecos del lugar en su habitáculo. Este es el actual dibujo en un lugar en el que se gestó la odisea de abrir el paso que vendría a sustituir al del Biutz. Fue en febrero de 2017 cuando se puso en marcha para tener que cerrar solo tres años después en la que fue la primera gran crisis fronteriza entre ambos países, lo que iría traduciéndose en una agonía terminada ya con la pandemia cuando un virus paralizó un mundo y anuló las ya de por sí desgastadas relaciones fronterizas.
Tanto tiempo que se tardó en construir el paso de mercancías y tan poco lo que se ha tardado en abandonarlo. Ni siquiera se han salvaguardado las infraestructuras para las que la Ciudad Autónoma dispuso una partida presupuestaria; muy al contrario: se ha optado por dejarlas morir obviando el más básico de los mantenimientos. Y así se va escribiendo la crónica de todo un abandono en uno de los lugares con más vida, con mayor tránsito de personas y que no tuvo más de 3 años de actividad.
‘Tarajal II’ nunca abrirá, como tampoco se remontará un negocio del que se vivía a ambos lados de la frontera en unas instalaciones que han sido testigo de cuantiosos dramas.
Solo permanecen operativas unas pocas naves que aún aguantan sus ventas comerciales. Conviven con las que sirven de acogida a los marroquíes que fueron dejando sus asentamientos en los acantilados, barriadas y asentamientos y que siguen a la espera de poder cruzar a la Península o confían en que sus peticiones de asilo presentadas en la oficina del Tarajal se resuelvan de manera favorable.
se acabo el chupe, si lo vamos a reconvertir en una macro granja de pollos
Es hora de cerrar ese polígono tirar las naves y trasladar las que se vayan a utilizar a otro polígono. Que quede una zona despejada desde la que se pueda observar bien la frontera.
El gobierno de Juan vivas es un DESASTRE y un mal agradecido, estas naves le dieron a la ciudad y concretamente al Ayuntamiento cientos de millones de Euros en impuestos, ahora el alcalde mira para el otro lado, con la cantidad de millones que recibe de los fondos europeos, nunca se ha puesto manos a la obra en una reconversión del lugar, Juan vivas es el máximo responsable del abandono de las Naves, que por cierto todavía darán mucho que hablar, tiempo al tiempo