Hasta los comerciantes llegó, poco después de abrir sus naves, el rumor de una manifestación de porteadores “porque no les dejan trabajar”.
Era poco después de las 8.00 de la mañana y la primera entrada de marroquíes se producía en los polígonos del Tarajal. Nadie podía imaginarse que minutos más tarde los porteadores estarían organizados para marchar, primero frente al puente del Biutz –paso para mercancías–, y luego hasta la frontera del Tarajal.
Tras el bloqueo a otros compatriotas que pretendían introducir bultos de dimensiones por encima de las permitidas, los camalos agarraron cartones y prepararon pancartas con mensajes inscritos con los que exigieron dignidad a las autoridades, especialmente a las marroquíes ya que, tras la sustitución de un alto cargo en Bab Sebta, las medidas son más “restrictivas y no dejan salir a Marruecos con fluidez”, tradujeron algunos empresarios asentados en los polígonos.
En los carteles escritos en español podía leerse ¡Esto es un atraco! o Mierda al Gobierno, en clara referencia a su descontento con los protocolos adoptados por las autoridades aduaneras. La aglomeración en las calles más próximas al Biutz, donde se reunieron decenas de personas, fundamentalmente hombres, exigió que los agentes de la Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional (UIP) reforzaran su presencia ante el puente. Un grupo de esta fuerza de seguridad alabado por algunos comerciantes por su intervención de ayer, pero criticados por otros ya que los protocolos de actuación siguen sin existir.
Acto seguido, la muchedumbre indignada porque, entre otros motivos, aseguraron que sufren decomisos sistemáticos de mercancía en el lado marroquí, enfilaron rumbo al paso fronterizo del Tarajal. A su paso, los empresarios salían a ver con sus propios ojos una manifestación que ya conocían vía mensaje telefónico o por el tradicional boca a boca.
A su llegada a la carretera nacional, explicaron testigos presenciales, un centenar de personas, además de varios subgrupos, marchaban por medio de la calzada a ritmo ligero y lanzando proclamas como ¡Queremos trabajar!, mientras que eran escoltados por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Una vez llegaron al acceso peatonal, la masa se dirigió hacia el puente internacional, quedando colapsado y obligando al cierre de la frontera durante una hora.
“Sopesamos cerrar las naves”
El malestar entre los comerciantes del Tarajal vuelve a recorrer las naves porque, lamentaron ayer, los avances alcanzados en las semanas posteriores a las reuniones con las administraciones se han quedado estancados –protocolos policiales, obras o apertura permanente de la puerta de acceso directo entre los polígonos y la frontera–. Entienden que España y Marruecos son países soberanos pero consideran que ambos deberían coordinarse para evitar situaciones como la sufrida ayer, con salida intermitente de productos en un Tarajal prácticamente desierto. “Sopesamos volver a cerrar las naves”, advierten algunos, como ya ocurrió en enero, quienes insisten en las pérdidas que están sufriendo.
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