Me encanta ver programas de viajes, y más en esta época en la que no puedo viajar, más que a comprar el pan, y sin moverte del sillón lo mismo te encuentras en el Zaire que en una playa en las Bermudas o en las maravillosas mexicanas de Cancún o Acapulco. Estos programas, ya se llamen Madrileños por el mundo, Valencianos por el orbe o Españoles por las galaxias, siempre tiene un punto que me molesta. Ocurren cuando el amable español que reside en el lugar del viaje, lleva al equipo televisivo a su casa y la presentadora del programa, ante la magnífica casa, inexorablemente pregunta “Y esto ¿cuánto cuesta?”, a lo que el amable español balbucea y dice , imagino, lo que le parece. Y es que el pueblo español tiene bastante de envidioso, la envidia es el gran pecado capital de los españoles por lo que conocida la cifra del alquiler o de compra de la magnífica casa del emigrante, se sienten mucho más confortados, ellos sabrán por qué. Unos pensarán que no es para tanto, otros que qué mal gusto, y finalmente otros, que les encantaría estar en lugar del emigrado.
Sin embargo todo el interés que se tiene en cuanto al manoseo de las vidas privadas, solo hay que ver la cantidad de telebasura que las ondas inyectan cada día en los hogares españoles, con los pseudo periodistas entrando o saliendo del armario para sacar todos los trapos mugrientos que puedan ensuciar a los protagonistas de ese momento, mostrando el ínfimo índice cultural de la sociedad, no parece que tenga la misma intensidad con los gastos del presupuesto público realizados por los protagonistas políticos dirigentes de nuestra vida pública. Hace unos días, la escena del primer ministro del gobierno holandés en bicicleta, Mark Rutte, me causó una grata sensación y enseguida pensé ”este hombre no vive en un palacio”. Y es que lo normal en una democracia moderna, es que los dirigentes políticos habiten en sus domicilios “pre cargo oficial”. ¿Se puede considerar normal que en el siglo XXI el presidente del gobierno viva en un Palacio, tal que el de la Moncloa? Todavía se admite que en las monarquías , el monarca, máximo representante del Estado, habite en un palacio, por ser la huella de la monarquía durante muchos siglos, pero ¿no es hora de que un presidente del gobierno habite en el domicilio en el que tiene su residencia habitual? o si es por cuestiones de seguridad, en una casa al estilo del 10 de la calle Downing en Londres, que alberga la residencia del primer ministro británico y tiene como vecino al canciller de Hacienda; creo que ya ha pasado la época en la que el presidente del gobierno habite en un palacio y también es hora de que se pueda desplazar en bicicleta, y que los aviones o autos que utilice en sus desplazamientos oficiales sean usados exclusivamente para eso, desplazamientos oficiales. Fuera de esos desplazamientos, la bicicleta o el coche propio. Y si se quiere ir de veraneo, que se lo pague de su bolsillo y no “okupe” los palacios que la Dirección General de Patrimonio del Estado o el Patrimonio Nacional tiene y que son propiedad de todos los españoles que deben ser utilizados para el bien común. Mucho denostar al franquismo y sin embargo los políticos actuales siguen la misma huella habitacional o marítima si de yates se trata. Los palacetes de Doñana y La Mareta suelen ser piezas codiciadas por los presidentes de gobierno. Los políticos que no pueden acceder a tamaños palacetes se conforman con residir en todos los edificios oficiales propiedad del Estado por la vía de la ocupación pura y dura. Así por ejemplo, la vicepresidente primero del gobierno, habita en un piso de un ministerio, eso sí con vistas a la Plaza de España en Madrid, piso que ha sido habitado por toda una galería de ministros de todos los colores posibles. En casi todos los ministerios y organismos oficiales existen apartamentos, pisos, hotelitos, pertenecientes a esos ministerios que alojan, eso sí transitoriamente durante años, a altos cargos del Gobierno y de la Administración General del Estado. Eso requiere mantenimiento con todo lo que ello conlleva, más los gastos comunes de los suministros ordinarios y de protocolo en algunos casos. Aun cuando el ocupante tenga que considerar renta en especie el uso de la vivienda, creo que hace tiempo que fue hora de progresar en políticas de uso de lo público, estrictamente para el uso público, lo que significa la preminencia del interés general sobre el particular. En este contexto se podrían enajenar multitud de inmuebles pertenecientes a las Administraciones Públicas en su sentido más amplio. La desfachatez de los ocupantes de esos edificios llega a cotas no permisibles en cualquier país civilizado y con detalles sonrojantes como es el caso del ministro Marlaska, que , como suele ser habitual en él, siempre dando ejemplo desde que colgó la toga, pues a este tipo su ministerio le ha comprado una cinta para correr, por valor de 2.800 euros ,según consta en el anuncio de adjudicación de la Plataforma de Contratación del Sector Público, para uso en la vivienda del ministro, con lo que la podrá usar el matrimonio, ay que risa, aunque eso sea el chocolate del loro. Antes de seguir he de decir que nunca he tenido loro y que ni siquiera sé si a los loros les gusta el chocolate. No hay concepto presupuestario alguno que permita la compra de la cinta para correr de un ministro. Ese acto administrativo, en un control interno anterior o posterior al gasto debería haber sido objeto de reparo. Es el control interno del gasto el que falla en el ministerio, en un caso similar a un ministro del PP, Jesús Posadas, el Interventor Delegado le informó que el juguete no se pagaría con fondos públicos del ministerio ,el ministro decidió entonces comprar con dinero de su bolsillo, uno más barato.
Los usos de los inmuebles también los utilizan los políticos para su solaz. Que deben existir inmuebles para visitas protocolarias no significa que sean lugar de reunión de los políticos y sus amigos. El caso del palacete lanzaroteño de la Mareta en Costa Teguise, es un ejemplo de lo que no debería ser. Mandado construir por el rey Hussein de Jordania a finales de los 70, diseñado por el arquitecto Fernando Higueras y el lanzaroteño César Manrique, el nombre se atribuye a que existía un aljibe o mareta que recogía el agua de lluvia y servía de bebedero de animales , Hussein nunca se hospedó pero si lo hizo uno de sus hijos , a finales de 1981 se lo regaló al entonces Jefe de Estado, el Rey Juan Carlos I, que a su vez lo cedió al Patrimonio Nacional, frecuentándolo la Familia real como lugar de vacaciones. Ha albergado a diversas personalidades que han visitado nuestro país, hasta la ”okupación” por parte del actual presidente y sus amigos, gratis total avión privado incluido, que al parecer no puede costearse un apartamento en, digamos, Cullera. Y es que claro, los 730 cargos , no funcionarios de carrera porque para eso hay que estudiar, personal contratado a dedo como asesores, niñera incluida, es que le ponen a uno la cabeza como un bombo y qué mejor lugar para descansar que un palacete de nada. Yo te entiendo Pedro. Y la desvergüenza de nombrar Directores Generales, que según la norma deben ser funcionarios de carrera, pero claro para eso, como he dicho, hay que estudiar, cuando el mejor asesor de un presidente del Gobierno en materia técnica de Presupuestos es el Director General de Presupuestos, funcionario de carrera claro, y el mejor asesor de un Presidente del Gobierno en materia técnica tributaria, es el Director General de Tributos, funcionario de carrera claro y así sucesivamente en toda la Administración General del Estado y si te quieres asesorar en los meandros de la política , eso lo haces en tu partido, en la calle Ferraz, no traigas tu partido a la Administración , eso es prevaricación, fraude, corrupción y engaño, claro que ya te conocemos. Porque todo eso ¿Cuánto cuesta?.
La eliminación de cargos de asesoramiento propios de los partidos no de la Administración Pública y la venta de inmuebles innecesarios propiedad de la Administración junto a políticas modernas de transparencia, eliminación de aforamientos, rechazo a la corrupción, sí que conducen a una mayor igualdad entre administradores y administrados, además de una reducción considerable en los gastos de la Administración y unos ingresos necesarios, por ejemplo ahora, para la compra de vacunas, que nunca llegan o la ayuda a los que pierden su trabajo. Pero ¿cómo meter en la cabeza de los políticos que deben ser cuidadosos con el gasto público, si la entonces ministro de Cultura “zapateril” y hoy vicepresidente “pedril”, la tal Carmen Calvo, dijo eso tan elegante y digno de una profesora de Constitucional, “nosotros administramos dinero público y el dinero público no es de nadie”, ascendida posiblemente por la sabiduría social comunista a vicepresidente del Gobierno y que en cualquier negocio, por ejemplo un taller de bicicletas, estaría todo el día montando ruedas?. Con ese faro de la sabiduría estamos condenados al fracaso. Por eso los automóviles de “cargos” inundan los garajes del Parque Móvil, ni una sola bicicleta, los aviones, yates, chalets, palacetes, servidumbre, como en un emirato, solo faltan los dátiles, pero ya llegarán.
Los palacios reales, monasterios, conventos, como son el Escorial, La Granja, el Palacio Real, el de Aranjuez etc. procedentes del legado de la Corona de España y de apoyo a la Jefatura del Estado para la alta representación, administrados por el Patrimonio Nacional dedicado a su cuidado y mantenimiento, al ser parte de nuestra Historia, no deben estar nunca en venta, no así la Mareta, las Marismillas en Doñana y tantos otros. Con el peso de la Historia hemos de cargar, pero no con el de la idiocia. Por cierto ¿esta cuánto cuesta?