El espacio en el que habitamos es un fiel reflejo de nuestra personalidad. Desvela nuestros sentimientos, la manera en que entendemos la vida y no deja de ser “una velada declaración de intenciones”. Ya se trate de una foto, una silla o una alfombra, todo lo que te rodea tiene un porqué.
Todos los objetos que hemos elegido, la intensidad de la luz, el color de las paredes, hasta los más mínimos detalles de la cocina, hablan de nuestra historia y de quiénes somos y revelan quién habita en ese lugar.
Dos estilos, dos maneras de entender la decoración, dos tendencias, para que encuentres la que mejor se adapte a ti y sobre todo, la que te haga sentir mejor para la decoración de casa: nórdico y minimalista. ¿Con cuál te quedas?
En cualquier caso, prueba y elige sólo lo que te haga sentir bien y te aporte el equilibrio que necesitas.
Recuerda que todo lo que te rodea, influye muy poderosamente en tus pensamientos y en tu estado de animo.
Empezaremos con el que seguramente sea el estilo de decoración que más adeptos a ganado en los últimos años, la decoración nórdica. Surgido en la década de 1950 en los países escandinavos, es un estilo de decoración que está fuertemente influenciado por las duras condiciones climáticas a las que están expuestos en estas latitudes.
Debido al frío y a la necesidad de pasar tanto tiempo en el interior de las casas, este tipo de decoración busca ante todo crear espacios lo más confortables posibles y potenciar al máximo la poca luz natural disponible.
Para conseguir estas dos metas, la decoración escandinava se sirve de los siguientes elementos para decorar sus interiores: colores blancos en paredes, cálidos textiles, madera en interiores, muebles muy funcionales -además de bellos- y un aprecio al orden casi convertido en religión.
Fuertemente emparejado con la decoración nórdica, el estilo minimalista, es otro de los “winners” en el diseño y la decoración de interiores.
Podemos resumir la filosofía subyacente detrás de los interiores minimalistas en Menos es más
La decoración minimalista, como su nombre indica, se caracteriza por la pretensión de simplificar al máximo y dejar a un lado todos aquellos elementos que no sean esenciales.
Esto no quiere decir que los interiores minimalistas tengan que ser aburridos, ni mucho menos. Para ello, puedes jugar con diferentes texturas para decorar textiles, cerámica, madera, arcilla...
La sensación de espacio, es un elemento muy importante en el minimalismo. Procura que los objetos tengan espacio para respirar. El sentido del orden, es otra de las características de la decoración minimalista. Haz limpieza y limpia todas las superficies de desorden innecesario. ¡Tu salud te lo agradecerá!
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