Habría que esperar hasta marzo del 95 para que el BOE publicase los textos definitivos
Ceuta y Melilla, enclaves que pertenecen a España en la África continental, pasaron de ser municipios dependientes de Cádiz y Málaga a ser consideradas ciudades autónomas hace 23 años. El 22 de febrero de 1995, el pleno del Senado aprobaba los proyectos de ambos estatutos, tras una larga tramitación parlamentaria que no estuvo exenta de polémica.
El Ayuntamiento melillense aceptó el texto autonómico propuesto por el Ministerio para las Administraciones Públicas a mediados de julio de 1994. Lo hizo con la mayoría de votos favorables del PP y del PSOE, con la abstención del Grupo Nacionalista y con los votos en contra de Unión del Pueblo Melillense (UPM), que carecía de grupo parlamentario propio.
Este pleno tuvo un cariz simbólico, dado que populares y socialistas ya habían consensuado la propuesta de Estatuto de Autonomía. Solo el portavoz de UPN criticó el contenido del mismo, al considerar que abría la puerta a las pretensiones anexionistas de "un tercer país", en referencia a Marruecos.
Rechazado en Ceuta por la mayoría de partidos locales y nacionalistas
El caso ceutí tuvo muchas más complicaciones. Incluso una acampada de dos semanas en la Plaza de los Reyes. El pleno, que se convocó a principios del mismo mes -julio del 94-, incluía en el primer punto del día rechazar el acuerdo del Congreso de los Diputados, que materializaba, por el citado consenso entre PSOE y PP, la propuesta del Estatuto de autonomía.
Este punto fue aprobado con catorce votos a favor de Progreso y Futuro de Ceuta (PFC), Ceuta Unida (CEU) y el Partido Socialista del Pueblo de Ceuta (PSPC), tal y como publicó la edición impresa de El Faro de Ceuta de entonces. Este mismo punto contó con el rechazo de los tres ediles del PSOE y las seis abstenciones del PP.
El segundo punto del pleno local, "relativo a la voluntad del pueblo ceutí y de su Ayuntamiento de que Ceuta se constituya en Comunidad Autónoma" se aprobó por veinte votos a favor, de PFC, CEU, PP y PSPC, y de nuevo la negativa de los socialistas, que por aquella época estaban en el Ejecutivo central.
El pleno ceutí, cuya mayoría recaía entonces en partidos locales y nacionalistas, receló así de la hasta entonces inédita fórmula de encaje territorial: la de un Estatuto de Autonomía para Ceuta, una ciudad. Que no existiera entonces un reconocimiento expreso de las localidades como comunidades autónomas abrigaba el temor a que Marruecos retomase su afán anexionista.
Un pleno ordinario en la Cámara alta
El diario de sesiones del Senado detalla que el de la aprobación de los estatutos fue un pleno ordinario en el que los dos puntos (los proyectos de Ceuta y de Melilla) se aprobaron de conformidad tras las negociaciones previas.
En el debate de Ceuta intervino el senador Olivencia Ruiz por el PP, quien asumió que el que se aprobaba por Ceuta no era "el Estatuto más deseable", pero sí que "hoy por hoy, es el único posible". Imanol Bolinaga, senador del PNV, confirmó que los nacionalistas se abstendrían en la votación porque mantenían la duda de que el proceso permitiese a las ciudades a "proveerse por sí mismas de los instrumentos precisos para su desarrollo económico, social y cultural".
Cerró el turno de réplicas el senador Santiago Pérez García por el PSOE, que insistía en que el proyecto confería a la ciudad "unos importantes poderes normativos. El Estatuto de Autonomía de Ceuta fue aprobado con 222 votos a favor, dos en contra y cuatro abstenciones en la Cámara alta.
El punto posterior fue el proyecto de Estatuto melillense, en el que se dio un debate similar. La senadora por IU, Isabel Villalonga, confirmó el voto negativo de la coalición de izquierdas al entender que los estatutos para las ciudades no eran "la fórmula institucional adecuada".
El intercambio de pareceres entre los diversos grupos parlamentarios se prolongó en un tiempo sensiblemente mayor al debate sobre Ceuta debido a una enmienda presentada por CiU para garantizar el tamazigh, una reivindicación de la comunidad bereber en la ciudad.
Sin embargo, la enmienda fue rechazada y el Estatuto melillense fue aprobado con 230 votos, 222 a favor, dos en contra y cuatro abstenciones.
De esta forma quedaba cerrado el mapa político con dos municipios que habían dejado de ser parte de provincias. Desde este momento eran dos ciudades autónomas mediante este nuevo encaje territorial.
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