“Estamos en una crisis de codicia, verdad y de confianza”

Vuelve al cabo de dos años de su visita a nuestra ciudad donde entonces vino a apoyar al presidente Vivas en su campaña para la reelección en las autonómicas. Ahora, en esta ocasión, le han invitado para celebrar el Día de Europa en nuestra ciudad. Y Mayor, que siempre ha sido una persona con una gran querencia por Ceuta, no lo ha dudado ni un solo minutos. Porque no podemos olvidar que como ministro del Interior también vino en un par de ocasiones.  
-¿Qué significa para usted volver a Ceuta después de dos años?
-Siempre es una satisfacción volver a Ceuta. Esta ciudad, desde la distancia, está más que nadie en el corazón de Europa y en corazón de España. Estar en el borde o en la frontera de la Unión es estar en un lugar especial que es en la historia de la misma Unión Europea. Estás en el corazón de la historia de Europa.
-¿Cómo se puede vivir desde Ceuta, Europa?
-Insisto en que las fronteras son históricas referencias de la Unión. Las fronteras no son cualquier parte de la Unión Europea, como no son cualquier parte de España. En Ceuta, aprovecharé la ocasión para hablar como veo la crisis que está sucediendo en estos momentos en Europa. Y más en los países del Sur de Europa. Hablamos de la crisis económica, pero no es toda la dimensión de la crisis.
-Recuerdo la entrevista que le hice hace dos años con motivo de su anterior visita y ya hablaba por entonces de la crisis de valores…
- La crisis está en la persona, en los empresarios, en los políticos, en los sindicatos, en los clubes de fútbol. No tiene recetas para su solución desde el punto de vista institucional. Si la crisis está en la persona, la solución está en la persona. Es un cambio de actitud personal. Un cambio que nos van a exigir los tiempos nuevos que estamos comenzando a vivir.
-¿Se están tomando también las medidas adecuadas para solucionar esa crisis en las personas?
-La verdad es que no, porque no se habla de ella. El problema que hoy tenemos es que en un momento determinado perdemos el norte y vivimos por encima de nuestras posibilidades, tanto en el aspecto público como privado. Esa crisis, que es la crisis de un modo de vida, no está detectado. El adversario que tenemos, que nos ha llevado a la codicia, lo tenemos en todas partes. Es un fenómeno relativista, es la socialización de la nada, creer únicamente en tu propio bienestar. De ese relativismo no se habla de él. Es un adversario que se encuentra también dentro de nosotros mismos y por tanto debemos combatirnos igualmente nosotros mismos.
-Y si no se están tomando esas medidas porque no se habla de ello, ¿tenemos que ser pesimistas con el futuro?
- A la verdad se puede llegar de dos maneras, o porque te la explican o a sartenazos. Estamos viviendo una verdad a sartenazos en el conjunto de Europa, no es un problema solamente español. Estamos siendo incapaces en toda Europa de entender la causa de las causas. Nos quedamos en la superficie de la misma.
-Y pasando un poco en la superficie. ¿Cómo se ve desde Bruselas la situación de nuestro país desde el punto de vista económico?
-Perder el prestigio se pierde en un segundo y recuperarlo no es flor de un día. Hemos ido perdiendo un prestigio. Hemos pasado de ser la referencia de la sorpresa positiva de la transición a una imagen de una España que da problemas más que satisfacciones. Ahora mismo se está viendo un cierto esfuerzo en determinadas materias y ámbitos de asumir las dificultades, pero costará tiempo. Lo que hemos perdido no se puede recuperar en dos días y debemos ser tenaces y perseverantes.
-¿Las medidas que está tomando el Gobierno de Mariano Rajoy son las adecuadas?
-En el ámbito económico difícilmente puede existir otra vía. Luego está la eterna discusión de si se debe subir un punto más o bajar un punto del IRPF. No es lo más importante. En instantes deterinados no existe otra manera, pero igualmente ha maneras de explicar a lo que tenemos que volver. Por supuesto, que una subida permanente de impuestos no es bueno para la sociedad en la que vivimos.
Pero sin embargo, vuelvo a decir que en este tema no quiero entrar, porque entonces convencido en que no está ahí la solución a los problemas de Europa. El objetivo es un cambio de actitud personal para que entendemos que una época de crisis es una solución para - ¿Le ha sorprendido el desapego que se está produciendo entre la ciudadanía y la clase política?
- Es una sorpresa, porque el diagnóstico de la crisis que hago es profunda. Es una crisis de verdad, de confianza, de codicia. Hay muchas maneras de definirla. Eso produce un pesimismo y una desafección de los ciudadanos hacia la clase política. Pero la crisis no está en la política y ni en los políticos solamente. Está en la persona, en el político, en el banquero, en el sindicalista y en el padre de familia.
-¿La situación de terrorismo ha variado en estos dos últimos años o queda la disolución de la banda terrorista?
-No contemplo la disolución de la banda terrorista. Lo que hará ETA será analizar si el mal llamado proceso de paz que impulsó Rodríguez Zapatero les acercará al proceso de autodeterminación del País Vasco, siguiendo la estela de Cataluña, donde ETA apareció en Perpignan a comienzos del 2000. ETA verá si con este camino alcanza el poder político, que no es otro que la autodeterminación. Ellos valoran el proyecto de ruptura de España y si avanza bien, ni se les ocurrirá de volver a matar. Si ve que se retrocede, entonces pueden cambiar de estrategia.
- ¿El proyecto de desintegración de España sigue avanzando?
-Es un proceso que se puso en marcha de manera irresponsable en el año 2004. Tiene una fuerza expansiva, desde Cataluña y desde el País Vasco. Se favoreció lo que ETA dejó sembrado en Cataluña y la reacción nuestra fue decirles que lo que debería hacer el Parlamento español fuera lo que dijera el Parlamento catalán. Se generó la expectativa de la autodeterminación. En Cataluña está por ver y lo mismo en el País Vasco. Seguimos con un proceso de primera magnitud nacionalista y se oscurece por la situación de la crisis económica. Pero la faz política está cada más presente.
-¿Cómo se combate ese desapego nacionalista?
-Pues con la fuerza de España, con el prestigio de España. Todo lo que signifique un proceso de fortaleza de España. Tanto ETA como el mismo proceso catalán es una significación del proceso de debilidad de España. ¿Cómo fortalecemos España? Ese es el gran reto, pero ése es el termómetro de ETA. Si fortalecemos España en la crisis se ganará con más rotundidad la amenaza nacionalista, pero si la crisis debilita a España, confían los nacionalistas en que tendrán menos problemas.
-¿Por qué algunos medios le considerar una voz discrepante en el Partido Popular?
-Soy una voz leal con lo que siempre he pensado y digo. No tengo ninguna etiqueta. Los medios que puedan pensar que esa lealtad es una cierta discrepancia son los que tienen que explicarlo. No busco la discrepancia, sino busco la lealtad que en ese terreno he defendido siempre.
-Queda un año para las próximas elecciones europeas, ¿le quedan ganas para seguir en la primera línea de actividad política?
- Estoy ahora mismo en la reflexión y en una tarea del diagnóstico de lo que sucede, aparte de las tareas que tengo en el Parlamento europeo. Queda un año por delante y en ese tiempo el Partido tiene que tomar una decisión, pero hay una cosa muy mala en política como es el anticiparse a lo que se va a producir en una fecha determinada. Tenemos un año para que se tome la decisión y hasta esa fecha el debate debería quedar apartado y así lo estará por mi parte.