Llevamos unos meses donde el lenguaje político del Gobierno ha puesto de moda la palabra “posible”. La desidia, la incertidumbre, lo inalcanzable han dado paso a lo posible. Que la vida de cada persona transcurra con la dignidad que se merece no es imposible.
El PSOE está dando con sus medidas y decisiones la estabilidad y futuro que nuestra España constitucional se merece, puesto que frente a la crispación, el insulto, la demagogia y el pasado, Ceuta y España van a afianzar la estabilidad necesaria. Es posible que después del 28 de abril nuestro país siga avanzando por la senda del Estado de Bienestar, con un lugar preeminente para la formación, el conocimiento, la investigación, la ciencia, la cultura y la política del diálogo. Donde quede abierta y consolidada la puerta del futuro, para que la posibilidad de que nuestro país siga despegando a la prosperidad y el empleo continúe siendo una realidad tangible.
Esta realidad solo será posible si continúan defendiéndose las medidas y planteamientos anunciados en los Presupuestos Generales del Estado, si terminan de implementarse las decisiones que el presidente Pedro Sánchez y su Gobierno llevan aprobando en los diez meses que están al frente de la Administración del Estado.
Hay quienes no tienen un Proyecto claro y prefieren esconderse en la mentira, el insulto o la difamación. La ultraderecha no se conforma con lo anterior, pretende que retrocedamos más de 40 años, incluso parece añorar formas de actuación política del siglo XIX. Las próximas elecciones van a ser decisivas para que nuestro país conduzca mirando el presente y el futuro; pero sin quedarse mirando de un modo permanente al retrovisor del pasado. Se trata de que España avance, no de que retroceda.
Vivimos en la España del siglo XXI, en un país moderno, constitucional y democrático, donde todavía tenemos que seguir mejorando mucho y superando la desigualdad. Donde los problemas se resuelven cumpliéndose lo que se promete, con lealtad a España, sí, pero no una lealtad que esté basada en los intereses personales. Como diría el candidato socialista al Congreso, José Simón, en una frase que ha puesto de moda en Ceuta: “Venir a la política para servirla, no para servirse de ella”.
La extrema derecha sigue empeñada en cometer el error de quedarse mirando al retrovisor. En nuestro país estuvimos con un muro levantado durante 40 años. La dictadura nos separaba de Europa, de las libertades, de lo que supone un Estado democrático con separación de poderes, de una sanidad universal y de calidad, de una educación inclusiva que no excluya a nadie por su origen social, de la posibilidad de votar para elegir soberanamente nuestro destino como seres libres, de que la mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres…
El PSOE apuesta por un país estable y seguro, donde nadie se quede atrás, un país en el que otras relaciones laborales, otro Estatuto de los Trabajadores y el protagonismo del diálogo social, hagan prevalecer con las medidas iniciadas por este Gobierno un trabajo menos precario, sin bolsas de esclavitud y mucho más digno.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido elegido democrática y constitucionalmente. Su actuación no ha vulnerado la legalidad. Si hubiera pactado con los independentistas no se hubieran rechazado los Presupuestos Generales del Estado y no se habrían convocado las elecciones. Con el Gobierno del señor Rajoy se realizaron dos referéndums ilegales en Cataluña y se produjo una declaración de independencia. Pedro Sánchez ha dialogado con el Gobierno de la Generalitat, buscando siempre la mejora de la convivencia en Cataluña, ha expresado reiteradamente que la autodeterminación ni se va a producir ni se va a negociar sobre ella. El diálogo y las relaciones institucionales son buenos para la convivencia, siempre que no se vulnere la legalidad, y nuestra democracia constitucional lo permite.
El Partido Socialista no tolera lecciones de patriotismo de las derechas con el tema de ETA, fue durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero cuando se puso fin a la actuación de la banda terrorista. Tampoco va a presumir de nada, porque por encima de todo está el respeto a todas las víctimas de cualquier condición política, ciudadanos anónimos y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
A la ultraderecha le molesta el lenguaje constitucional y más si lo practica un político íntegro, honesto, trabajador y comprometido como José Luis Ábalos, secretario de Organización y ministro de Fomento. Los socialistas nos sentimos muy orgullosos de nuestro partido y de compañeros como José Luis Ábalos. No nos conoce quien pueda pensar que vamos a dar un paso atrás por comentarios plagados de mentiras e infamias. Jamás dejaremos de trabajar por una España con más justicia social y por defender nuestros principios de solidaridad, libertad e igualdad.
Para terminar, hacemos referencia a estas palabras pronunciadas por José Luis Ábalos en Ceuta: “Este país no se merece volver a hace 40 años. No hemos trabajado tanto para esto (…), un constitucionalista, en primer lugar, parte de la igualdad de la dignidad de las personas, vengan de donde vengan. España es diversa y plural y esa es su riqueza. La mayoría hemos decidido trabajar por un proyecto común al que llamamos España, desde nuestra diversidad, singularidad y diferencia”. Palabras que no se oponen a lo manifestado por nuestro ministro del Interior y el presidente del Gobierno. Siempre tendremos en cuenta para nuestras fronteras la defensa de la seguridad, la legalidad y el respeto a los derechos humanos, en coordinación con las disposiciones de la Unión Europea.
Jamás votaría ni votaré a un partido cuyo Presidente es un mentiroso compulsivo, un caradura impresionante y hipócrita que critica a aquellos que plagian tesis doctorales y él es el primero que lo hace, que pacta con independentistas para seguir en la poltrona, que promete elecciones cuanto antes, según sus propias palabras y después se olvida de sus promesas y pretende seguir hasta el 2020, haciendo oídos sordos a las críticas de opositores y de los ciudadanos, que utiliza aviones a costa del pueblo, hasta para ir al baño y que convierte su poltrona en una agencia de viajes para dar la vuelta al mundo con su mujer en poco más de 6 meses que lleva en la Moncloa, a la que a accedido desde la puerta de atrás. Y ahora viene este ministro suyo, queriéndonos hacer creer que es el Mesías, salvapatrias. Menos mal que ya lo tenemos calado