El Círculo de Silencio de este julio celebrado en Ceuta ha tenido muy presente a Carola Rackete, capitana del SeaWatch 3, que fue detenida acusada de tráfico ilícito de personas tan solo por salvar vidas. Porque Carola desafió la prohibición de atracar en el puerto de la isla de Lampedusa después de salvar la vida de 40 personas. Sorteó el bloqueo de un barco de la marina italiana y desafió los continuos ataques del ministro de Interior, Matteo Salvini, las presiones de los medios de comunicación y el silencio cómplice del resto. Un juez puso algo de cordura justificando que el gesto de la capitana se sostuvo en un cumplimiento del deber por salvar vidas en el mar, recuperando así su libertad. El espíritu de Carola Rackete, que inspiró multitud de mensajes de apoyo en redes sociales de todo el mundo, ha llegado a Ceuta en donde se le ha rendido homenaje de la mejor de las maneras: con un silencio más fuerte que millones de palabras, algunas hirientes como las de Salvini.
Carola salvó vidas, pero el mar sigue devorando las de hombres y mujeres con hijos inocentes. El blindaje impuesto por Europa se traduce en muertes, como las de 44 personas el pasado día 3 tras un ataque aéreo que golpeó el centro de detención en Tajoura, cerca de Trípoli, capital de Libia. “Denunciamos las políticas de los países europeos que bloquean el acceso a la prestación de asistencia humanitaria y al rescate de personas en el mar y criminalizan a aquellas que defienden el derecho a la vida”, se ha denunciado en este Círculo, celebrado en la plaza de la Constitución.
Sigue muriendo gente: en Alborán desaparecieron 22 personas; poco después dos mujeres, tres hombres y un bebé murieron cuando pretendían llegar a Canarias. Muertes, hundimientos de pateras, nulos rescates... es la visión más ejecutora que jamás se ha visto en el campo de la inmigración.
En tierra la imagen no varía: millones entregados a Marruecos para que impermeabilice sus fronteras instalando concertinas y levantando más vallas. Muros físicos pero también verbales. En el Círculo de Silencio se ha tenido en cuenta a la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, pero sobre todo a sus últimas palabras vertidas junto al presidente de la Ciudad, Juan Vivas. “Utilizaba el término de limpiar y sanear para hablar de las siete medidas que se han consensuado contra los jóvenes migrantes que habitan en el puerto y sus aledaños. Una vez más, desde las instituciones y discursos políticos, se deshumaniza y criminaliza al joven migrante. De las 7 medidas presentadas, ninguna va enfocada a analizar las causas del conflicto ni a velar por el respeto a la dignidad de las personas. ¿Hasta cuándo vamos a seguir denunciando estas situaciones?, ¿cuándo se va a dejar de jugar con la vida de millones de personas? Con nuestra falta de implicación, también somos cómplices. Luchemos por unas políticas migratorias de acogida que garanticen los Derechos Humanos y la dignidad de las personas”, concluyeron.
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