“España cierra 2022 con un descenso del 25,6 por ciento en la inmigración irregular”. Este era el titular que la Delegación del Gobierno en Ceuta apadrinaba para seguir la máxima de un Ministerio del Interior que se jacta de haber logrado “un progresivo descenso de la inmigración irregular” gracias a la política impulsada.
Cada uno cuenta el relato como le conviene y en el caso del capítulo que se escribe sobre Ceuta se obvia la problemática que se está registrando debido a la nula actuación de la cartera bajo la responsabilidad del ministro Fernando Grande-Marlaska en los espigones.
Según los datos recogidos en el balance oficial que se corresponde de enero a 31 de diciembre de 2022, mientras que en 2021 fueron 753 las personas que accedieron a Ceuta por vía terrestre, en el año que nos ha dejado fueron 1.114. Es decir, hay un aumento del 47,9% que, en datos concretos, se cifra en 361 más. Esa vía terrestre alude a la valla pero mayoritariamente a los espigones que son, a su vez, los puntos de acceso más utilizados para entrar a nuestra ciudad bien desde Tarajal o desde la línea que separa Beliones de Benzú.
Los compromisos de Interior de aumentar la seguridad en estos puntos nunca se cumplieron. El hecho es que se han convertido en las zonas de acceso más mortíferas. A las muertes de jóvenes que cruzaron a nado y fallecieron bordeando los espigones se suman los desaparecidos cuyo número es incontable.
Pero de esto no habla ni Interior ni la Delegación del Gobierno, conocedora de cuál es la situación real porque recibe puntualmente los informes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional.
“El progresivo descenso de la inmigración irregular, que disminuye por segundo año consecutivo y por tercera vez en cuatro años, se apoya en la política migratoria impulsada por el Ministerio del Interior en este periodo, promoviendo la cooperación con los países de origen y tránsito de la inmigración y reforzando la lucha contra las mafias que trafican con personas. Esta doble estrategia permite evitar en origen cerca del 40 por ciento de las salidas hacia el territorio español”, recalcan.
Las llegadas en embarcaciones descendieron en un 69,3%, de las 404 registradas en 2021 a las 124 de 2022. El número de embarcaciones pasó de 95 a 30, es decir, un 68,4% menos.
Los proyectos de remodelación de los espigones para ganar en seguridad en la frontera sur nunca se ejectuaron.
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