83 animales de la Protectora han llegado a Francia para facilitar su adopción. Detrás de este traslado está el trabajo de muchos voluntarios que pasaron toda la madrugada del jueves preparando a perros y gatos, cargando el camión y emprendiendo un viaje que ha terminado con la llegada y desembarco de quienes, ahora sí, pueden tener una oportunidad. Estos hombres y mujeres, desconocidos para muchos de nosotros, son unos auténticos héroes que sacan horas de donde ya ni encuentran para atender a los que han sido víctimas del abandono, del maltrato o de camadas descontroladas.
Gracias a ellos hay quienes tienen la posibilidad de encontrar un hogar y gracias a ellos se consigue que las instalaciones de la Protectora rebajen en algo su masificación. Es una suerte contar con estas personas, después de que Ceuta siga siendo una ciudad en la que ni el maltrato animal está perseguido como se debiera ni se avanza en una mayor conciencia social para evitar los auténticos disparates que una se encuentra a diario.
Tenemos mucho que avanzar, demasiado que mejorar para que seamos dignos de llamarnos a nosotros humanos y a ellos animales. Hoy, en demasiados casos, no lo tengo tan claro.
Lamentablemente muchas de las plazas dejadas vacías volverán a llenarse por culpa de la acción humana incapaz de asumir que tener una mascota supone una responsabilidad para siempre, no un antojo al que dejamos descontrolado, al que arrojamos al sufrimiento y que después termina en una jaula.