Opinión

Esperando a los talibanes

Lla palabra “Taliban” empezamos a oírla ya hará más de veinte años cuando la Humanidad perdió uno de sus tesoros arqueológicos por el fanatismo religioso. Los budas de Bamiyán saltaron en pedazos en sus nichos de Bamiyán en Afganistán, “ejecutados” por los talibanes, donde habían estado durante siglos hasta su destrucción en marzo de 2001. El jefe supremo de los talibanes, el muláh Mohamed Omar ordenó mediante decreto, la destrucción de todas las estatuas, incluidas aquellas de las épocas pre islámicas, los talibanes también hicieron explotar las dos estatuas gigantes, una de 55 metros de altura (Salsal) y la otra de 38 metros, que en aquella época se creía que eran los dos budas más grandes del planeta que seguían en pie, tardando semanas en reducir a los budas a miles de fragmentos apilados a los pies de los desfiladeros. Los budas, construidos a lo largo de un siglo a partir del año 550 d. C, eran solo las partes más expuestas de un complejo de cientos de cuevas, monasterios y santuarios, muchos de ellos decorados de manera colorida por cientos de monjes que meditaban y oraban en su interior. La Unesco declaró todo el valle, incluyendo el desfiladero de más de 800 metros y sus monasterios, como Patrimonio de la Humanidad y el complejo de los budas de Bamiyán “Patrimonio de la Humanidad en peligro”, uno de los 54 sitios que hay en todo el mundo con esta denominación. Si los talibanes regresan a destruirlo, esta vez tendrían que destruir todo el acantilado. Aunque en su origen pastún significa “estudiante” taliban ya es sinónimo de bárbaro, destructor de cultura. Los talibanes financiados por Arabia Saudí tienen como objetivo una forma estricta de islamismo suní con la aplicación rígida de la ley islámica, lo que incluye ejecuciones públicas y prácticamente ningún derecho para las mujeres, que deben estar totalmente cubiertas con un velo y no trabajar.

Pero desgraciadamente descubrimos que talibanes hay en todas partes, ya que no solo consiste en vestirse como tal y decir que se es afganistaní y aunque en España la aplicación de su doctrina todavía no sea tan estricta, la emulación iconoclasta puede estar muy cerca. Esta vez quizás no sea por decreto del muláh Omar sino en base a la ley de memoria democrática y por el muláh Sánchez, y otros muláhs de su calaña, ya no serán más budas, porque en esta parte del planeta, el cristianismo es la base de la sociedad y no veo yo muchas estatuas de Buda, pero serán sus representaciones, templos y cruces.

España, toda ella, está ornada con monumentos que recuerdan nuestra desgraciada guerra civil, iniciada por Largo Caballero en su revolución de 1934 y frenada inicialmente por Franco a las órdenes de los mandos de la República. Posteriormente en 1936 debido a que el PSOE no admitió la democracia, es decir la alternancia en la que gobernase también un partido de derechas, inició la destrucción de iglesias, quemas de monasterios y de frailes y asesinatos en masa, lo que indujo al levantamiento del bando nacional y consecuentemente la guerra civil. Esta desgracia ha querido ser olvidada y los participantes en la misma, honrados y sepultados en lugares dignos. Entre ellos el Monumento a los Caídos en Pamplona y el Valle de los Caídos en las cercanías del Escorial. Y tanto en uno como en otro, los talibanes están al acecho.


En Pamplona su alcalde, perteneciente a la banda terrorista ETA, autora de cerca de 1.000 asesinatos, y que ha logrado su puesto gracias al apoyo del PSOE, partido que siempre ha traicionado a España y ahora como no podía ser menos, continúa en su objetivo, ha puesto su ojo en el Monumento a los Caídos construido en época franquista para honrar la memoria de los 4.500 navarros muertos en el bando sublevado durante la Guerra Civil y uno de los más bellos monumentos de la capital navarra, gozando de una gran categoría arquitectónica, pudiendo verse casi desde cualquier punto del centro de la ciudad al encontrarse al final de una de las principales avenidas de Pamplona, la calle Carlos III, siendo el segundo mayor en recuerdo de nuestra guerra civil tras el Valle de los Caídos y el primero enclavado en un entorno urbano. Pese a tratarse de una edificación construida en homenaje a los “muertos en la cruzada”, como rezaba una inscripción grabada en el frontispicio ahora escondido, en referencia a los fallecidos del bando sublevado en la Guerra Civil, el monumento, ya convertido en sala de exposiciones, ha esquivado hasta ahora la nueva ley de Memoria Democrática, ya que el texto del art 35 de la ley, aprobado tras el acuerdo de PSOE y Podemos señala que se considerarán elementos contrarios a la memoria democrática las edificaciones y construcciones y los elementos que tengan adosados que se encuentren en la vía pública que ensalcen la dictadura franquista, sin embargo, la apreciación de que tan solo serán considerados contrarios los que realicen “menciones conmemorativas a la dictadura” hace que se libre de ser considerado como tal. Y es que en el año 2008 el Tribunal Administrativo de Navarra (TAN) ya publicó una resolución en la que declaraba que el Monumento a los Caídos ya no se trataba de un monumento que constituyese un símbolo franquista por haber sido convertido en una sala de exposiciones y haberse tapado la simbología. Una resolución que ha servido como referencia para varias sentencias judiciales sobre el monumento. Sin embargo el Alcalde, el tal Joseba Asiron, ha vuelto a retomar, cual taliban, dentro de su política la destrucción de tan magnífico monumento. Asirón anunció que va a retomar el «concurso de ideas» que llevó a cabo en su anterior legislatura, del que se seleccionaron siete posibilidades que oscilan «entre la re significación del monumento hasta su eliminación física». El alcalde, que en 2016 ordenó la «clausura del cementerio» existente en la cripta del monumento y la exhumación de los restos de los generales Emilio Mola y José Sanjurjo y del resto de difuntos que aún quedaban en el mausoleo, aseguró que quiere «que el mejor proyecto sea el que decida la ciudadanía». Sin embargo, desde la Plataforma por un Museo para la Ciudad de Pamplona, constituida por destacadas personalidades navarras con experiencia en arquitectura, ingeniería, historia, y museología, recuerdan que el Monumento a los Caídos es un edificio catalogado por su valor histórico-artístico-urbanístico en el Plan Municipal por lo que, según la legislación, su «permanencia debe quedar asegurada». Por otra parte la donación del edificio al Ayuntamiento por parte del Arzobispado de Pamplona establecía que debía destinarse «a actos o actividades de estricto orden cultural, educativo, exposiciones artísticas, etc». Los etarras, cual talibanes, después de asesinar a humanos, destruir un monumento, es pan comido.


En Madrid, el monumento colosal ubicado en la sierra del Guadarrama construido entre 1940 y 1958 por los arquitectos Pedro Muguruza (hasta 1950) y Diego Méndez (1950-58) y el escultor Juan de Ábalos , inaugurado en 1958, es algo que llega al alma. Tair Salajov, vicepresidente de la Academia de Artes de la Unión Soviética, con ocasión de la restauración de la «Piedad» de Juan de Ávalos, escribió al presidente de la Fundación Juan de Ávalos, hoy en manos de Juan de Ávalos Carballo, hijo del escultor, asegurando apreciar «mucho» el «trabajo» de quien fuera «miembro honorario» de la institución, y era elocuente en su valoración: «Creemos que su Piedad en el Valle de los Caídos pertenece a las obras maestras de la escultura mundial del siglo XX y debe ser bien cuidada, dedicada a los caídos de ambos bandos de vuestra guerra civil”. Con la cruz más alta de la cristiandad de 152 metros de altura, idea de Carlos Fernández Show, y una Basílica así reconocida por Juan XXIII, es un monumento que a todo visitante del lugar impresiona.

La cúpula de la Basílica es otro de las partes extraordinarias de este magnífico monumento. La obra tiene 40 metros de diámetro y 24 de alto en 2.000 m2 de superficie. Para realizarlo, su autor, Santiago Padrós, empleó cinco millones de teselas y dedicó cuatro años de trabajos. Es la obra de mayor tamaño en España y de las más grandes del mundo, con la técnica del mosaico. Padrós quiso que fuese más pequeña que la del Vaticano por respeto. La obra está inspirada en El Juicio Final de la Capilla Sixtina del Vaticano. Entorno a una figura de Cristo en Majestad hay ángeles, santos y mártires. También aparecen figuras anónimas que representan a los caídos.

“Así no se ocupa del mantenimiento de tamaña joya y los talibanes políticos desean derribar la cruz o , como alternativa, destruir los brazos de la cruz para convertirla en un obelisco civil. Por su parte, si los talibanes odian el monumento, los partidos de la derecha por pura cobardía, tampoco defienden el monumento”

En este lugar, no son etarras talibanes como en Navarra los que se ocupan del Valle de los Caídos, pero no dejan de ser talibanes. El Valle está integrado dentro del Patrimonio Nacional y como el actual gobierno no es partidario de la pacificación de los antiguos bandos que en su día lucharon en la guerra civil y desea que siga existiendo un rencor fratricida en la sociedad española, todo lo que signifique reconciliación lo desprecia. Si además es un monumento religioso, doble desprecio. Así no se ocupa del mantenimiento de tamaña joya y los talibanes políticos desean derribar la cruz o , como alternativa, destruir los brazos de la cruz para convertirla en un obelisco civil. Por su parte, si los talibanes odian el monumento, los partidos de la derecha por pura cobardía, tampoco defienden el monumento. Así, la Comunidad de Madrid, con competencia para catalogar cualquier monumento de valor con la protección de Bien de Interés Cultural se niega una y otra vez a esa catalogación del Valle de los Caídos. La Presidente, tan valerosa en otras ocasiones aquí se para al considerar que es Patrimonio Nacional quien tiene todas las competencias, sin librar una sola batalla Le recuerdo a esta señora que el Palacio de Aranjuez, está integrado dentro del Patrimonio Nacional y declarado BIC por la C. de Madrid y que según la Ley 3/2013, de 18 de junio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid “Serán Bienes de Interés Cultural los bienes que, formando parte del patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid, tengan un valor excepcional y así se declaren expresamente. En todo caso, serán Bienes de Interés Cultural los bienes muebles que integran los fondos de museos y colecciones de titularidad de la Comunidad de Madrid”. Y en su Artículo 5 sobre las Administraciones competentes y la colaboración entre Administraciones Públicas que dice: 1. Corresponde a la Comunidad de Madrid la competencia exclusiva sobre el patrimonio histórico ubicado en su territorio, sin perjuicio de las competencias que el ordenamiento jurídico atribuye al Estado y a las Entidades Locales.

La nueva Ley 20/2022, de Memoria Democrática establece que es un lugar de reconocimiento, conmemoración y recuerdo, en su Artículo 54. “Valle de los Caídos.1. Se modifica la denominación del «Valle de los Caídos», para ser denominado Valle de Cuelgamuros, como un lugar de memoria democrática cuya re significación irá destinada a dar a conocer, a través de planes y mecanismos de investigación y difusión, las circunstancias de su construcción, el periodo histórico en el que se inserta y su significado, con el fin de fortalecer los valores constitucionales y democráticos.2. En ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni de exaltación de la Guerra, de sus protagonistas o de la Dictadura.3. Las criptas adyacentes a la Basílica y los enterramientos existentes en la misma tienen el carácter de cementerio civil.4. En el Valle de Cuelgamuros solo podrán yacer los restos mortales de personas fallecidas a consecuencia de la Guerra, como lugar de reconocimiento, conmemoración, recuerdo y homenaje a las víctimas allí inhumadas. Asimismo, se procederá a la reubicación de cualquier resto mortal que ocupe un lugar preeminente en el recinto.5. Se declara extinguida la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, por resultar incompatibles sus fines con los principios y valores constitucionales. Pero a tenor de la Ley 23/1982 de Patrimonio Nacional, el recinto no sería bien integrante del organismo estatal ya que desde su origen, es propiedad de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, según consta en Registro de la Propiedad nº 2 de San Lorenzo de El Escorial. Nos encontramos , por tanto con la extinción por ley de la Fundación propietaria del Valle y un cementerio civil debajo de una Basílica religiosa, por ello el obtuso sanchismo está considerando desmantelar el complejo , expulsar a los monjes benedictinos presentes allí desde el 17 de julio de 1958 merced a un convenio entre la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y la Abadía de Silos, y transformar la Abadía la posiblemente en Biblioteca y el resto monumental en un lugar de entretenimiento. Es pues urgente que este monumento tenga la protección como BIC ya que el solo hecho de estar incluido dentro del Patrimonio Nacional, no sirve, sino que acelera su destrucción por la inexplicable falta de mantenimiento. Lo que, desgraciadamente, no es de extrañar en los talibanes que nos gobiernan.

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