El Pleno de hoy abordará la aprobación del calendario laboral. Y lo hará con la inclusión de dos festivos: San Antonio y el final de Ramadán. Mucho ruido se ha hecho en torno a algo que debería estar ya normalizado. Sentirse cómo en ese ruido es peligroso porque significa que ni se entiende la realidad de Ceuta ni se quiere entender. Los recelos y los separatismos no conducen a nada bueno. Aún así se ha querido fomentar la cultura del ruido, la de la crispación, la de polemizar por polemizar causando divisiones y mezclando conceptos como el de la españolidad y el robo de festivos. Lo último fue decir que nos robaban la Navidad. Lo grave es que hubiera gente que se lo creyera. Dice mucho del nivel y del personaje.
El calendario laboral debe ser simbólico y debe reconocer la realidad de una tierra. Incluir la festividad del final de Ramadán como ya se hizo en su día la de la Pascua del Sacrificio, aunque luego los festivos no coincidan, es un gesto importante. Debería haberse dado el paso mucho antes, en eso vamos con retraso. Y debería haberse conseguido dentro de una normalización y alejándose de los complejos, los miedos o las malas influencias. Hoy, aún, quedan muchos de esos complejos vivos, porque abstenerse en la aprobación de una fiesta como la del final de Ramadán es una manera de no posicionarse y querer bailar con todos. Cada uno sabrá lo que hace y a quién todavía parece que se debe. Pero esa postura no es valiente ni viene con la carga de decisión y contundencia merecidas.
Quienes quieran convertir esto en una polémica, en un espectáculo de lucha de intereses o de falsas defensas de la bandera van muy mal encaminados. Lo van porque aquí nadie es dueño de nada, aquí cada uno vive la españolidad de la forma que considera sin tener que visualizarla hasta en la mascarilla y cada uno siente su apego a una nación sin tener que justificarlo de manera constante porque sea de una u otra religión.
Hay quienes, como Vox, se sienten felices jugando en la charca y viendo cómo a los demás les salpica sin mirar las consecuencias, sin mirar a dónde conducen sus acciones y sin importarles el futuro de Ceuta porque, de ser así, estarían más centrados en proyectos y acciones para salir adelante y no en dudar de la españolidad de algunos porque sencillamente para ellos ese concepto viene con etiquetas. Las que ellos ponen. Por supuesto.
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