En el escritorio, en mi rincón de las sensaciones siempre he recordado mi ingreso en la Armada, sintiendo este antiguo marinero la añoranza y de poder sentir el subir a bordo de sus buques o asistir a sus dependencias.
Setenta años se van a cumplir cuando salieron a llevar a cabo una misión con mucha mar por delante, pero se encontraron con el infortunio con un temporal de levante.
Estamos hablando del DM-5 del Guadalete, un dragaminas de la “ clase Bidasoa “,
Fueron construidos una vez finalizada la Guerra Civil con el fin de desmantelar las numerosas minas navales, este tipo de buques fueron diseñados en base a los modelos “ Minensuchboot 1940 “ de origen alemán, aquellos navíos tenían poco calado, de esta forma podían faenar y operar en aguas poco profundas
Fue botado el 18 de octubre de 1944 en los astilleros de Ferrol en Galicia, causando alta en la Armada con fecha 17 de diciembre de 1946, siendo asignado en un primer momento a la 2.ª Escuadrilla de Dragaminas con base en Cádiz.
Estando en servicio desde 1946 hasta el 25 de marzo de 1954, fecha en la que se hundió en aguas del Estrecho de Gibraltar, en el naufragio perecieron 34 de sus tripulantes y dotación.
Pero aquellos modelos alemanes estaban diseñados para las aguas del mar Báltico así como entornos fluviales, en cuanto se movilizaron aquellos barcos hacia aguas de mar abierto con mala mar se conocieron los problemas de navegabilidad, habida cuenta que su propulsión era a través de dos calderas de carbón, que a su vez daban energía a dos máquinas de vapor de triple expansión y un motor auxiliar diésel.
Sin embargo, las características de la clase Bidasoa y la carencia de la tecnología necesaria para operar como dragaminas motivaron su traslado a la 3.ª División de la Flota en la cual pasó a desempeñar labores de patrulla y vigilancia del Protectorado desde el puerto de Ceuta.
Siempre me ha acompañado la emoción, la incertidumbre y el nerviosismo, porque todo lo grande en el mundo, está hecho a la voz del deber y la disciplina, es el compendio de las virtudes militares.
Quien no entra en el mar no sabe a Dios rogar, porque si quieres paz, prepárate para la guerra
La Armada con la presencia en Ceuta desde 1913 con una Comandancia Naval propia, siempre fue la primera en disponer de una serie de reglamentos y normas que daban a la unidad, el funcionamiento de cada buque de guerra.
Salida de Ceuta
A las 22 horas del 24 de marzo de 1954, el dragaminas Guadalete comenzó una misión de patrulla rutinaria entre las ciudades de Ceuta y Melilla, cubriendo buena parte de la costa mediterránea del Protectorado.
Nada más doblar la Almina después de zarpar de Ceuta se pudo comprobar las condiciones de la mar, una mar embravecida, por lo que el comandante ordenó poner rumbo sur-sureste para luego pasar a rumbo 115° alcanzado la zona de Cabo Negro, pensando que el mal tiempo remitiría.
Ya en la madrugada del día 25, el jefe de máquinas alertó de la imposibilidad de mantener una velocidad constante debido a las limitaciones de la caldera de carbón en la mar agitada y a que el propio carbón, de por si con poca capacidad calorífica, se había mojado con agua de mar. Eso impidió al Guadalete navegar por encima de los ocho nudos, velocidad mínima de seguridad para mantener el gobierno del buque.
A 60 millas de Alhucemas, se piensa conseguir abrigo y fondear a la vista de la situación, el comandante, asesorado por los oficiales, ordenó dar media vuelta debido al peligro que corría el dragaminas y poner de nuevo rumbo a Ceuta.
A la mañana del día 25 la situación empeoró al no poder conseguir elevar la velocidad del buque, perdiendo capacidad de gobierno. El Guadalete navegaba además en una mar picada con un fuerte cabeceo debido a un desequilibrio de peso entre las carboneras y a la progresiva entrada de agua. La situación de emergencia empeoró con la pérdida de comunicaciones con tierra.
A pesar de los esfuerzos de la tripulación, la situación del Guadalete se fue agravando a lo largo de la jornada del día 25. Cada vez se hacía más difícil mantener el gobierno del dragaminas por la baja revolución que tenía la sala de máquinas y existían varios compartimentos de proa inundados que hacían peligrar el funcionamiento de la caldera.
A las 13 horas se consiguió alcanzar el Estrecho de Gibraltar, quedando el dragaminas a la deriva por el fallo del servomotor del timón.
Mientras, la tripulación se centraba en intentar recuperar la presión de la caldera, empleando otros materiales combustibles además del carbón, el cual estaba ya completamente empapado.
Los fuertes vaivenes provocaron la entrada de agua en la caldera, lo cual condujo a su apagado y la pérdida total de gobierno sobre el Guadalete.
El buque queda al pairo
Se reunió a la tripulación en cubierta y se dispusieron las barcazas. Ante la falta de alternativas y la mar embravecida, el comandante ordenó abandonar el buque pasadas las 18 horas.
A bordo suceden escenas de llanto entre los reclutas que embarcaron para realizar el servicio militar en Melilla, los más veteranos reparten coñac y pastillas de chocolate entre la dotación.
Finalmente el dragaminas Guadalete se hundió 18:30 horas del 25 de marzo en aguas del Estrecho de Gibraltar, a la distancia de 19 millas del puerto de Ceuta y 30 al sur de Marbella.
Los náufragos que escaparon del hundimiento del Guadalete permanecieron en dos grupos separados.
La bravura del mar había hundido todas las barcazas excepto una, a la media hora aparece la silueta del navío italiano “ Podestá “, el mercante pudo socorrer a uno de los dos grupos de náufragos.
El Podestá “ estaba vacío de carga “ por tanto aquella mole descomunal tenía parte de la obra viva fuera de la línea de flotación, esto hizo una vez lanzadas por la borda las escaleras de gato, insoportable para los náufragos que llevaban horas helados de frío el poder asirse a la escalera y subir, los que lo lograron vieron caer por encima de sus cabezas a muchos compañeros extenuados perderse en la mar.
Dos horas después, anocheciendo, se pudo localizar a los sobrevivientes del segundo grupo.
“A pesar de los esfuerzos de la tripulación, la situación del ‘Guadalete’ se fue agravando a lo largo de la jornada del día 25. Cada vez se hacía más difícil mantener el gobierno del dragaminas por la baja revolución que tenía la sala de máquinas y existían varios compartimentos de proa inundados que hacían peligrar el funcionamiento de la caldera”
Los 44 sobrevivientes, de una tripulación de 78 hombres, fueron trasladados hasta la Bahía de Algeciras a bordo del Podestá.
Las posteriores tareas de búsqueda y rescate, en las que participó entre otros buques el Destructor Ciscar, sólo pudieron recuperar varios de los cadáveres, confirmándose la muerte o desaparición de 34 hombres de la tripulación del dragaminas Guadalete.
Todos recibieron la Cruz al Mérito Naval con distintivo rojo que destaca el valor en conflictos armados y en operaciones en las que se requiere el uso de la fuerza.
Veinte días antes el Comandante del Dragaminas Guadalete, Teniente de Navío José Mollá, cedía el mando al nuevo comandante del buque, Teniente de Navío José María González de Aldama, en palabras de los hijos del Oficial Mollá, “ mi padre conocía tanto a la tripulación como a las características del barco “, el Oficial González de Aldama, no conocía el barco ni a la tripulación“.
Las veces que he sentido el escalofrío por ser veterano, las veces que he despedido cualquier instante con un beso diciendo esto se acaba y esto nunca volverá.
"El valor no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar a pesar de él".
Los españoles, nos pasamos de bravura: "El valor no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar a pesar de él".
‘Tu regere Imperio luctus Hispane memento’ (Frase popular escrita en latín y cuya traducción dice ‘Acuérdate España que tú registe el Imperio de los mares’).