“Son necesarios dos sujetos para poder conjugar el verbo ‘integrar’: el inmigrante y la sociedad. El primero no puede incorporarse a la comunidad si no le dejan espacios de integración o si se le imponen condiciones demasiado restrictivas. Y a su vez la sociedad, por mucho empeño que ponga en ello”, advierte el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Mohamed El-Madkouri, “no puede integrar al inmigrante que no desea hacerlo”.
A veces las cosas son incluso más complicadas. La sociedad puede no acertar con las herramientas más útiles para conseguir la integración y el inmigrante, no encontrar en las que se le ofrecen una respuesta satisfactoria a sus demandas.
Sohair Abdelkader es el profesor que, desde principios de febrero, imparte contratado por los programas del Plan de Empleo de la Delegación del Gobierno, el curso de español promovido por la Fundación Premio Convivencia y la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE) para imames y profesores de Escuelas Coránicas.
El docente conoce a algunos de los que hasta finales del próximo mes de junio serán sus alumnos desde hace “veinte o treinta años”. ¿Cómo han podido permanecer décadas trabajando cinco días a la semana en la ciudad sin llegar a alcanzar un dominio mínimo del castellano?
Es, seguramente, un doble fallo, de la sociedad en la que no han conseguido insertarse del todo y de los propios protagonistas, que sin embargo demuestran interés por conseguirlo. Entre los cerca de setenta inscritos en el programa formativo se registra, desde que comenzaron las clases, un porcentaje de asistencia del 71,4% a las sesiones que se desarrollan durante 90 minutos los martes y los jueves en horario matutino en la Biblioteca Pública de El Morro.
Ese es uno de los principales motivos de satisfacción para Abdelkader, autor de un proyecto que va más allá de las palabras: “El objetivo”, explica, “es utilizar la lengua castellana para integrar e incluir a los imames en la sociedad de la ciudad”.
El profesor trabaja con personal con alta cualificación, que ha completado Estudios Islámicos superiores y que domina el árabe, pero que está descubriendo el español “como una herramienta más para llegar a los niños y jóvenes de Ceuta”.
En ese sentido, la orientación del curso incide, más que en “la gramática”, en “estrategias y técnicas de comunicación que sean de utilidad a los alumnos para utilizarlas en las mezquitas en sus discursos o para trabajar con niños en las Escuelas Coránicas”.
Esta no es la primera edición de una iniciativa que en años anteriores se implementó de la mano del Instituto Cervantes y con docentes procedentes de Tetuán, pero sí ha debutado con esta perspectiva de nuevo cuño. “El español lo trabajamos como una herramienta, no como un fin en sí mismo, como un instrumento para que nuestro alumnado pueda mejorar su comunicación con la sociedad porque no se trata, por su perfil, de personas que vayan a presentarse a unas oposiciones”. “Apostamos”, completa Sohair Abdelkader, “por la utilidad en la vida cotidiana”.
Nada más del día a día que el WhatsApp. “En clase trabajamos con textos y artículos que los estudiantes deben analizar y fuera hemos creado un grupo en esa red social para hablar sobre las actividades de clase; compartir fichas, ideas o dudas...”, detalla el docente, que solamente ha puesto dos reglas dentro y fuera de las aulas: solamente se puede hablar en castellano y de cualquier tema menos del que hace gravitar a su alrededor el trabajo del alumnado, la religión.
“Empezamos”, recuerda Abdelkader, “preguntando a los asistentes qué querían, para qué necesitaban aprender español, y nos dijeron que les costaba comunicarse con su entorno, utilizar reglas de cortesía básicas en castellano, y por eso ampliamos nuestro ámbito de actuación al trabajo con valores, la Educación en emociones, el análisis de estrategias de comunicación, etcétera”.
Para ponerlas en práctica, en las sesiones presenciales se aborda la expresión y escrita a través de debates, entrevistas, diálogos, redacciones... El siguiente paso de “integración” incluirá las Redes Sociales como otra herramienta de integración más. “En cuatro meses no se pueden hacer milagros, pero con tiempo podemos conseguir mucho más que una alfabetización básica en español”, augura.
El curso de este año de español para imames y profesores de Religión Islámica en Iglesias Coránicas está dejando algunas lecciones para los organizadores con vistas a su repetición en años venideros ya con instalaciones propias de la Fundación Premio Convivencia. “Estamos registrando un índice de asistencia superior al 70%, pero para muchos alumnos es complicado, los dos días que libran a su semana en sus trabajos, desplazarse a Ceuta para solo 90 minutos los martes y los jueves con la problemática de la frontera, por lo que sería conveniente ofertar más días y horarios y darles algo de flexibilidad”, opina Abdelkader, que se ha encontrado un alumnado con un nivel en castellano “muy distinto”, desde cero hasta con capacidad “para leer y formular frases simples básicas”.
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