España cayó por 9-8 ante Rumanía en Oradea en el segundo compromiso de la Liga Mundial, marcado por la elevada presión ambiental del público local y la tensión de un encuentro de este nivel. La clave de la derrota española hay que buscarla en la falta de acierto en las jugadas de hombre de más, ya que tan sólo uno de los ocho goles anotados por la Selección ha llegado en superioridad y el resto en juego.
Oradea recibió a la selección con un público entusiasta y una piscina llena hasta la bandera. España tardó demasiado en cogerle el pulso al partido, y fruto de ello se ha ido al descanso con un parcial en contra de 6-2.
Rafa Aguilar recompuso el equipo en el intermedio y recuperó el aliento y la inspiración tanto en ataque como en defensa. Estas sensaciones se tradujeron en una manga de 0-5 que colocó a España con ventaja (6-7).
Rumanía recuperó el tono en el último período, llegando a empatar a ocho el encuentro y situarse en ventaja tras aprovechar una jugada en superioridad.