El juicio que se sigue en Ceuta contra un entramado dedicado al blanqueo de capitales procedente del narcotráfico se ha reanudado este martes con la declaración de varios agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil que han declarado ante el tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial.
Ellos fueron los que participaron en seguimientos, escuchas o transcripciones hechas a los acusados que ahora se sientan en el banquillo. Un total de 12, entre ellos una agente de la Policía Local. El principal cabecilla de esta trama sigue huido tras una investigación que comenzó en 2018 y que derivó en el desarrollo de un operativo en 2019 con entradas, registros y detenciones.
Sobre la forma de llevar a cabo las transcripciones de las escuchas telefónicas, básicamente los agentes han destacado que fueron familiarizándose poco a poco con las voces de los acusados, sin haber posibilidad de margen de error.
Al principio los señalaban con términos como ‘objetivo 1’ o ‘2’, hasta que, sabiendo ya la identidad, se les rolutaba perfectamente. Fue año y medio de trabajo, tiempo suficiente para no incurrir en error alguno.
En eso precisamente ha insistido la Fiscalía, en que no puede haber equivocaciones. Y lo ha hecho ya que las Defensas mantienen entre sus argumentos la posibilidad de errores en las identificaciones de esas voces.
Una funcionaria que trabaja como traductora intérprete adjunta en Policía Judicial ha dejado claro que las identificaciones se hacían sin margen de error.
“Al principio no sabemos quién es” el que habla, pero “después sí vamos cogiendo y sabemos quién es quién”, ha detallado un agente. La investigación duró prácticamente año y medio hasta que se tuvo que actuar, en cooperación con el OCON-SUR, entre otras cosas por la existencia de filtraciones.
Alguien avisó a los acusados de que tenían los teléfonos intervenidos enviando a todos ellos un SMS. Y alguien también dio el soplo de que se iba a proceder al registro de las viviendas, ya que al cabecilla de la trama no solo le dio tiempo a escapar para no ser detenido, sino que, además, pudo retirar algunas cosas.
El petaqueo necesario para las narcolanchas
Fruto de esas escuchas se pudo verificar que los implicados se dedicaban al traslado de petacas de gasolina y las llevaban a embarcaciones en espera dentro del mar, es decir, a narcolanchas que no podían acceder a puerto.
En los registros llevados a cabo en distintas fases de la operación no fue fácil dar con todo. De hecho, uno de los agentes de Policía Judicial ha recordado que fue gracias a un can especialista como se dio, en un registro llevado a cabo en avenida Lisboa, con dinero oculto debajo de un mueble.
Los guardias civiles habían registrado toda la casa, de no ser por la entrada del perro y el guía no habrían localizado ese montante económico.
El agente ha recalcado la eficacia del can a la hora de hallar el dinero. “Si no es por el perro no lo encontramos” ya que estaba en un lugar para nada habitual, es decir, se buscó evitar que se diera con él.
La investigación estuvo marcada por la realización de gran cantidad de informes, transcripción de escuchas telefónicas y el apoyo del OCON.
El divorcio simulado y el patrimonio no acorde a los sueldos
¿Estaba el cabecilla fugado y la policía local acusada separados, como mantiene su Defensa? La Guardia Civil insiste en que no. Una agente ha declarado que estuvieron valorando la veracidad de esa convivencia y que la misma existía.
Y esto se fundamenta por ejemplo en detalles como que la acusada hacía la comida que su marido llevaba a los ‘clientes’ a quienes servía petacas y enseres. Eso se deduce de las escuchas practicadas, en las que también se hacía mención a conversaciones propias de un matrimonio.
“Se comunicaban diariamente para hablar de los hijos”, ha indicado la agente. “Se hablaban para ver quién recogía a su hijo, salían juntos en coche y vuelven juntos. Hablaban de los horarios que tenían…” o se indicaba cómo se pasaban el teléfono uno a otro, lo que verifica que estaban juntos.
Fue casi un año de escuchas y en ese periodo, ha dicho la integrante del Instituto Armado, “hicimos consultas a las navieras” y comprobaron que “viajaban juntos muchas veces. Era una pareja normal, un divorcio no se asemeja a la vida que llevaban”, además de que en el registro del chalé compartido en la barriada de Postigo hallaron elementos que verifican la existencia de esa convivencia.
La Guardia Civil mantiene además que las posesiones del matrimonio no se corresponden con el sueldo que aporta una agente de la Policía Local y un empleado de Obimasa.
La investigación desempeñada aportó indicios de que los acusados daban logística a las embarcaciones que pasaban droga, aportando petacas, enseres, personas, víveres… cobrando 500 euros por traslado de personas y 10.000 por garrafas. La Benemérita sostiene que este entramado aspiró sin éxito a más, es decir, a traficar con hachís, pero no pudieron dar ese paso. De hecho, nunca se halló droga.
Un modo de comunicarse en clave para hablar de la droga
Durante la vista celebrada esta mañana los distintos agentes que han declarado han puesto de manifiesto que, fruto del análisis de las intervenciones llevadas a cabo, no tienen duda alguna sobre que se estaba hablando de narcotráfico.
Usaban expresiones como “dar de comer al vehículo”, “echar el vehículo al agua”, para referirse al manejo de narcolanchas o “dar de comer” para aludir a aprovisionarse de hachís en Marruecos.
Para los agentes no hay duda de que se estaba hablando de tráfico de hachís, aunque empleaban claves para comunicarse y no ser evidentes en los términos usados.
Así, aludían a preparativos de embarcaciones, comisión de alijos… Está claro que no podían estar hablando ni de submarinismo ni de pescar por el uso de “motes” o por la actitud y lenguaje mostrados.
Os pillaron con el carrito de los helados ehh!!! Una buena temporada a mira al patio os va a venir de lujo.
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