Regresa a Ceuta, ocho años después, como madrina de excepción del quinto aniversario de la Biblioteca Adolfo Suárez. Con su nueva novela, Las hijas del Capitán, María Dueñas se reencuentra con sus seguidores ceutíes, en una charla que se celebra hoy, en la sala de usos múltiples de la Biblioteca, a las 20.00 horas.
Reconoce tener una vinculación especial con Ceuta, ya que está a escasos kilómetros del “mundo” que ambientó su primera novela y que la lanzó a la fama, no sólo en España, sino a nivel internacional.
Va a ser la madrina del quinto aniversario de la Biblioteca Pública de Ceuta. ¿Cómo es que acepta esta invitación?
Toda iniciativa que provenga de una biblioteca es para mí muy valiosa, y en este caso concreto, tratándose de la de Ceuta, tan cercana al mundo de primera novela, es algo muy especial.
¿Qué espera de este encuentro con sus lectores ceutíes?
Ya estuve como invitada hace ocho años; la organización fue magnífica y la acogida espectacular. Ahora repetiremos el mismo formato: un encuentro primero con el club de lectura y una charla pública después. Confío en que los lectores ceutíes sigan acogiendo mi trabajo con las mismas ganas.
A pocos kilómetros de Ceuta se encuentra Tetuán, una de las locaciones de la serie que se basó en el libro que la lanzó a la fama, El tiempo entre costuras. ¿Sabía que hay visitas guiadas por los lugares que usted cita en su libro?
Sí, me lo han comentado varias veces. Incluso estando en otros países ha habido lectores extranjeros que se me han acercado para decirme “yo tenía previsto un viaje a España para recorrer distintas ciudades, pero después de leer tu libro me decidí a dar un salto y acercarme a conocer Marruecos también”. Realmente es un honor que los lectores sean tan apasionados y quieran transitar personalmente por esos escenarios. Y he de decir también que la primera visita literaria la organizó la Biblioteca de Ceuta, con muchísimos lectores desplazados en autobús; recuerdo que fue una tarde de lluvia intensa pero, aun así, dimos un paseo muy entrañable, parando en multitud de rincones vinculados a la novela.
Una de las cosas que aprecian sus lectores es la descripción en sus historias y un relato que atrapa desde primer momento. ¿Es la documentación la clave para lograrlo?
En parte es cierto, porque esa documentación inicial casi siempre abre caminos hacia lugares y gentes insospechadas. Mediante la documentación para El tiempo entre costuras, por ejemplo, pude reconstruir la vida de personajes reales tan carismáticos como el Alto Comisario Juan Luis Beigbeder y su amante inglesa Rosalinda Fox, y a partir de ellos surgió la idea de crear a mi protagonista Sira Quiroga. Igualmente, para mi última novela Las hijas del Capitán, la documentación me ha facilitado conocer la fascinante Nueva York de los años treinta y la valiente aventura de los emigrantes españoles que se instalaron por entonces en aquella gran ciudad. Investigar sobre otros mundos y otras vidas es siempre apasionante, aunque para crear una novela sólida hay que construir después una buena ficción que los arrope.
¿Le ha pasado que cuando ha empezado a documentarse sobre una historia, al final ha salido la idea para otra novela?
Montones de veces, aunque no creo que acabe desarrollándolas. Pero sí es cierto que a menudo te cruzas con avatares casi épicos que han permanecido desconocidos, personajes reales admirables, entornos que guardan magníficas historias sin salir a la luz… Ojalá tuviera siete vidas para poder escribir sobre todo ello, pero asumo que mi tiempo y mis capacidades son limitadas y sólo puedo elegir algunos proyectos.
Su primer libro fue todo un éxito y la ha colocado en un sitio de honor en el panorama literario, no sólo español, sino también internacional. ¿Cómo se lleva esto?
Con enorme alegría y gratitud. Ver cómo acuden los lectores a mis encuentros en distintos países, ver mis novelas en las librerías y las bibliotecas traducidas a multitud de lenguas es una enorme satisfacción.
Ha seguido cosechando y manteniendo a sus lectores con el resto de libros. ¿Fue difícil superar la estela del Tiempo entre costuras de cara al siguiente libro?
En absoluto. El éxito de mi primera novela, lejos de paralizarme y dejarme estancada, me estimuló y me proporcionó energía para seguir trabajando con ilusión. Ya son cuatro los libros publicados, y aunque lo que sucedió con El tiempo entre costuras fue algo irrepetible, todos las demás han tenido también una magnífica acogida, haciendo que sigan intactas mis ganas de contar nuevas historias.
Las protagonistas de sus libros siempre son mujeres que pasan por adversidades. Este año ha habido un despertar de la reivindicación femenina. ¿Cómo encajarían esos personajes que usted ha creado en un mundo como el de hoy en día?
Encajarían perfectamente, salvando las distancias de los momentos y las coyunturas que a cada una le tocó vivir, porque intento siempre que mis personajes sean seres adaptativos, solventes y luchadores, capaces de soportar los golpes de la vida y de abrirse a nuevos caminos con coraje y dignidad. Me esfuerzo para que representen valores humanos atemporales, para que los lectores puedan comprender las razones de sus comportamientos con ellos y sentirlos cercanos.
Y sus personajes masculinos… ¿Habría cabida para ellos?
¡Por supuesto! Los hay de todo tipo… En Las hijas del Capitán, por ejemplo, encontramos algunos tipos nocivos, crueles, interesados y egoístas, como el abogado italiano que intenta engañar a las jóvenes inmigrantes malagueñas protagonistas de la historia. Pero a lo largo de la trama también nos saldrán al paso hombres buenos, honestos y generosos -el almeriense Luciano Barona, el tampeño Tony…- que harán todo lo posible por tenderles una mano y ayudarlas a salir a flote en una ciudad tan compleja y dura como era en aquella época Nueva York.
Hace unas semanas se celebró una jornada para visualizar los perfiles de mujeres educadoras en Wikipedia, entre ellas, muchas escritoras. ¿Cómo ve la evolución de la mujer en la literatura? ¿Qué peso tienen en el panorama actual?
Creo que estamos en una situación buena, aunque aún queda camino por recorrer. Nosotras leemos más, compramos más libros, acudimos a más actividades literarias, pisamos fuerte en el sector editorial y muy a menudo copamos como autoras las listas de los libros más vendidos. Lo que necesitamos es que se acaben esos prejuicios que dan por hecho que las mujeres escribimos sólo para mujeres: sería estupendo que esa venda cayera de los ojos que aún la llevan puesta, y todos termináramos de asumir la universalidad de las voces femeninas.
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