La Comandancia de la Guardia Civil en Ceuta ha informado que este jueves 6 de enero sobre las 20.00 horas seis componentes de la Benemérita que prestaban servicio de vigilancia en la zona de la bahía sur, detectaron mediante los elementos técnicos de que disponen, a una persona que se introducía en el mar en la zona de “Juan XXIII” del litoral costero portando aletas y traje de neopreno.
"Ante lo sospechoso de la situación y de que pudiera intentar cometerse algún acto de carácter ilícito, se procedió a activar las patrullas de costa y Servicio Marítimo de esta Comandancia", se indica en la nota, que sigue narrando los hechos: "Dada la presencia de los componentes de la Guardia Civil, el nadador que un principio se dirigía con rumbo hacia las aguas de Marruecos, desistió de su intento regresando hacia la zona costera inicial y ocultándose en la zona rocosa de la misma, procediéndose a realizar un reconocimiento del lugar en que pudiera encontrarse sin que diera resultado positivo".
Por su parte, el Servicio Marítimo que del mismo modo realizó un rastreo por la zona de mar en la que había sido detectado el nadador, localizó dos mochilas conteniendo 2.044 blíster del fármaco denominado clonazepam, con un total de 30.660 comprimidos, y un propulsor acuático.
Del hecho se instruyen las oportunas diligencias que serán puestas a disposición del Juzgado de Instrucción de Guardia de los de esta Ciudad, quedando la sustancia intervenida, depositada en el Área de Sanidad de la Delegación del Gobierno y el propulsor a disposición de dicha Autoridad Judicial.
Lo que verdaderamente ha sido destacado este año es otro tipo de delito contra la salud pública que no tiene al hachís de protagonista, sino a las pastillas. Y en esto sí que se ha batido récord en comparación con otros años, ya que en 2021 la Benemérita intervino más de 150.000 comprimidos de Rivotril, Trankimazin o Alprazolam.
Unas cifras nunca antes vistas que tienen una explicación. Son desembarcadas en Ceuta procedentes de la Península para alimentar el mercado de consumo en Marruecos, trasladándolas mediante narcodrones y alcanzando un precio que convierte su trasiego en rentable para la preparación del karkubi.
Cada vez son más los servicios llevados a cabo que se saldan con este tipo de comercio, algo que la propia Guardia Civil ya ha reflejado en sus informes internos, de los que se hizo eco este periódico.
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