–¿Cuáles han sido las principales conclusiones que extrae de esta intervención submarina?
– Ha sido una intervención que ha durado dos meses (frebrero y marzo) que dividimos en dos fases, una primera de búsqueda para localizar los posibles restos de los que se hablaba en la carta arqueológica, porque no había clara una ubicación de los yacimientos. Tras dos semanas conseguimos localizar dentro del área de prospección restos cerámicos del siglo XVI que pertenecían a un pecio. Había elementos típicos de los barcos de la época, de hierro y otros elementos metálicos aunque poco definibles, pero no se llegó a dar con ningún sitio concreto, con una concentración suficiente para decir que había un pecio.
Lo que sí hemos podido confirmar es que en principio, lo que se decía que era un único yacimiento que en realidad resultaron ser tres núcleos de época diferente. Nuestra conclusión es que hay una serie de materiales en un sitio concreto, de época medieval, entre el siglo XII o el siglo XV, una segunda zona con restos del siglo XVII y XVIII y la tercera con cerámica entre el XVI y el XX. A partir de ahí comenzamos el trabajo bajo el agua, que fue la segunda fase.
–¿En qué punto concreto del puerto se ha intervenido? ¿Dónde se produjo la localización de los restos?
–En el interior de la dársena, al este del Muelle España. Durante los trabajos vimos que no había estructura de un barco, sino materiales dispersos de épocas diversas por lo que hemos deducido que más que un pecio lo que había en esta parte de la costa en su época fue fondeadero, donde los barcos, al no haber un puerto físico para el calado de estas embarcaciones el material, aguardaban para desembarcar desde barcazas la mercancía que se encontraba en mejor estado hasta la ciudad y la que estaba estropeada durante el viaje se arrojaba al mar y eso es lo que hemos ido encontrando, cerámica que se ha documentado, hasta 500 piezas. Gran parte de este material ha sido devuelto al agua pero se han recuperado 80 piezas que irán al Museo de la Ciudad.
–¿Ha merecido la pena la intervención o quizás esperaba másde lo que han hallado finalmente?.
–Particularmente esperábamos lo que hemos encontrado, ya que por los procedimientos por los que se había localizado este supuesto pecio y el sitio donde se encontraría era un poco complicado aventurarse a decir que allí había un barco. Los puertos históricos como el de Ceuta tienen uso desde época romana y especialmente importancia entre los siglos XII y el XVI. Además, por lo general las prácticas comerciales suelen dejar muchos materiales, como así ha sido, y de muchas épocas no solo de una concreta. La horquilla temporal que abarcaba este material es amplísima , y ya entonces parecía poco probable que pudiésemos encontrar los restos de un un barco.
De todas formas el mero hecho de documentar por primera vez el fondeadero, por ejemplo, meriní, que debió existir porque había una ciudad importante pero nunca se localizó, sólo por eso a nivel arqueológico es importante y no lo consideramos como un fracaso sino al contrario, como algo muy importante por lo que creemos que es necesario seguir haciendo arqueología subacuática en Ceuta.
– Entonces, ¿Considera que a esta excavación inicial debería seguir una campaña más?
–Siempre es interesante cualquier estudio sobre el patrimonio en aras a su conservación. En la dársena portuaria era interesante intervenir porque por lo general está sujeta a obras civiles, mucho más que cualquier otro yacimiento fuera. En este caso hemos visto que no hay barcos pero se sabe de diferentes puntos del litoral ceutí donde puede haber restos como es los islotes de Santa Catalina, donde se hundió la flota francesa y sabemos que hubo naufragios.
Creo que es un buen momento para seguir haciendo campañas porque Ceuta durante mucho tiempo ha estado fuera del mundo de la arqueología subacuática y sería interesante no dejarlo ahí, y que se siguieran repitiendo intervenciones, apoyadas en talleres en vista a la protección de ese patrimonio y darle mucha difusión a través de publicaciones.
500 piezas extraídas de la dársena
La empresa Mediterráneo Servicios Marítimos, especializada en excavaciones submarinas, fue en su día la adjudicataria del contrato para realizar la prospección en el Muelle España, punto señalado en la carta arqueológica como un lugar con posibles restos. Además de la ponencia del investigador Josué Mata, su compañero y colaborador Raúl González Gallero, abordó la manera en la que se ha elaborado el registro arqueológico ceutí a partir de la intervención en la dársena. De hecho se han recuperado en torno a 500 piezas de las cuales unas 80 pasarán a su exposición en el Museo de la Ciudad. Narraron como se rastreó el fondo marino a través de un sonar de barrido lateral y un perfilador sedimentario para localizar restos en un área de 90 metros cuadrados ubicados a 19 metros de profundidad, a unos 100 metros a Levante de la torre de control del Puerto. Algunas de las piezas recuperadas son de inestimable valor, como la tetera con asa de león, y otras muy curiosas, como la vajilla del crucero Extremadura, que posteriormente trajo a Ceuta a Alfonso XIII.
Para la jornada de hoy está prevista la intervención de Javier Martín Fernández, que abordará las Técnicas geofísicas aplicadas a la arqueología subacuática; y Xavier Nieto, el director del Museo Nacional de Arqueología, el Plan Nacional de Arqueología Subacuática en el contexto de la convención de la Unesco.
Las conferencias comienzan a las 17.00 horas en el salón de actos de las Murallas Reales.