Al menos tres ceutíes se vieron afectados por la sucesión de terremotos que causaron un paisaje de devastación en el centro de Lorca el pasado miércoles. Tres caballas que han dado con sus vidas en esta pequeña ciudad murciana y que se encontraban allí cuentan su experiencia de la que, afortunadamente, salieron ilesos.
Es el caso de Isabel Morales Larrazábal, que nació en Ceuta y vive en Lorca desde 1989. “Es muy desagradable”, confesaba. “La avenida Juan Carlos I, que es la calle principal, estaba llena de escombros. Es como si de repente te encuentras la calle Real llena de cascotes, con los edificios dañados”, era el símil que Morales realizaba. Ella tiene la suerte de vivir en el campo, en una pedanía, con su familia (está casada y tiene un hijo que cursa 2º de Bachiller). “El primer terremoto me pilló en casa. Como vivimos en el campo, salimos a la calle y esperamos”. Parecía que todo estaba hecho. Eran poco más de las cinco de la tarde, y habían pasado los temblores. “Me confié y fui al gimnasio, que está en el centro de la ciudad. Allí fue donde me pilló el segundo, el más fuerte”, recuerda.
“Hubo mucha tensión, había una plaza y salimos allí, había gente en la plaza, algunos llorando”, según cuenta de aquellos momentos de la tarde, después del segundo temblor, el que hizo todo. Ahí empezó la carrera por volver a casa, su “única obsesión” en el momento. “Estaba bien, me costó llegar entre los escombros hasta mi coche, que por suerte no le había pasado nada. Pero el trayecto que cuesta normalmente 10 minutos empleé media hora”, explica esta ceutí que vive en Lorca desde hace más de 20 años.
Por suerte, en su casa, que está alejada del centro de la ciudad, no hubo mayores daños. “Se nos cayeron unas botellas de vino, algunos marcos de cuadros, libros... lo típico. Mi marido, eso sí, me contó que la piscina parecía un tsunami”, dice.
También vivió en primera persona el terremoto Noelia Pérez Collantes. Nació en Santander pero vivió tres años en Ceuta, tras lo cuál dio con sus pasos en esta ciudad. Casada con el ceutí Ramón Amieva, a éste no le pilló el terremoto en Lorca. A ella sí. “Aún estoy acojonaílla”, confesaba ayer esta vecina de Purias, que es una pedanía de la ciudad cuyo casco viejo se vio sacudido por los temblores. “Cuando fue el primer terremoto, estaba chateando por el Facebook, mi instinto fue coger a mis dos hijos, que estaban en la cocina y en el salón, y salimos fuera. Nos fuimos a la parte de atrás, porque en la de delante de la casa hay unos pinos, y ahí nos quedamos. Después, como mis hijos tienen una casa de madera en el terreno, pensé que sería más seguro quedarse ahí, y entramos”, recuerda. Aunque, visto lo visto, piensa que no fue la mejor idea. “Parece ser que lo que no hay que hacer en un terremoto es salir de la casa, que es por el motivo por el que han muerto algunas personas, como pasó con el niño de 14 años”, reflexiona Pérez.
La tarde continuó para ella con susto tras susto, tal y como cuenta, hasta que por la noche se tranquilizó: “Habían avisado de que podría haber una réplica entre las ocho y las ocho y media, así que salimos a la mitad de nuestros terrenos, tenemos unos 4.000 metros cuadrados, y casi a las nueve volvimos a casa. Luego nos pilló la réplica de las 10 y media, pero no lo noté”. “Tengo algunas pequeñas grietas en mi piso, pero nada especial”, explica aliviada.
El otro ‘ceutí’ que vive actualmente en Lorca y con el que El Faro ha podido contactar es Benigno Sánchez, que entrenó al Ceuta hace unos años y ahora entrena al Lorca. Precisamente, los dos temblores le pillaron en plena actividad deportiva. “Estábamos entrenando, fue una pasada. Nos asustamos mucho, y salimos corriendo de los vestuarios”, cuenta Sánchez. “La familia está bien”, explica, aunque su caso es diferente al de los otros dos. “Hemos dormido fuera, había mucha gente en la calle. Todavía no nos dejan entrar en casa”, comentaba ayer por la mañana, cuando El Faro pudo hablar telefónicamente con el ex entrenador de la AD Ceuta.
Existe una cuarta familia ceutí viviendo en Lorca, que son los padres de Isabel, Eloy Morales y Mari Carmen Larrazábal. Viven a caballo entre Ceuta y Murcia, y el domingo pasado habían llegado a este lado del Estrecho, lo que les permitió evitar el terremoto fuera. “Poco después me llamó mi hija para decirme que tranquila, que estaban bien. Y yo le pregunté que qué pasaba, y me dijo que si no me había enterado. Fue entonces cuando me enteré de lo del terremoto, porque a esas horas no suelo ver la tele”, cuenta Mari Carmen Larrazábal. Intentó volver a Lorca, pero su hija le disuadió, alegando que todo estaba mal allí. Y ahora, a recuperarse
Los daños son grandes. por ejemplo, Isabel Morales tiene un piso en el centro, cuyo edificio ha sido marcado en amarillo (hay riesgo, pero se puede entrar a recoger cosas). “Es una pena, esto ha supuesto un gran retraso para Lorca, no sé si nos podremos recuperar”, explica. Por su parte, Noelia Pérez destaca que no tienen muy claro cómo van a abastecerse, ya que “de los tres mercadona, dos se han derribado, y todos los comercios están cerrados hoy (por ayer)”. Es especialmente sangrante el caso de uno de los mercadona, construido hace pocos años, en el barrio ‘La Viña’, que “ha caído completamente”. Según cuenta Ana Patricia Meca, una periodista murciana que trabaja en Televisión Española, “la situación está bastante mal; desde que ha llegado la UME hay un poco más de orden, pero ya comentan que empieza a haber algo de saqueo en pequeños locales que han quedado abiertos”.
Precisamente, mucha gente tiene miedo de que entren a sus casas, que dejaron abiertas al salir a toda prisa, y robe.