Quizá la asignatura que despertó más mi atención en los estudios de periodismo fue la Teoría de la Información. De la mano del eminente profesor, Gonzalo Abril, cubrimos los sistemas de información, desde las sociedades primitivas hasta llegar a los flujos de opinión descritos en la Espiral de Silencio de Noelle Neuman.
Gonzalo visitó las tribus del Amazonas para ser testigo de sus ritos de paso, cuando un joven recibe, por parte del chaman, la información necesaria para convertirse en cazador, sobrevivir en el medio, y adentrase en la edad adulta. Hay un gran sentido en la identidad de tribu, de pertenencia, y en la conciencia de conservación del entorno.
Pero salvemos el tiempo y el espacio, y situémonos en la sociedad española, y veamos cómo se desarrolla el rito de paso en la juventud nacional.
De entrada, a juzgar por cómo quedan las plazas del pueblo, o las playas, después del botellón, como que la idea de conservación no ha tenido mucho éxito.
Con ser esto grave, más inquietante es el papel de la cultura como elemento clave en la configuración de la edad adulta.
Lamentablemente, el rito de paso de nuestra juventud es la ceremonia del alcohol. El alcohol como catalizador de la socialización, y quedando la cultura en la esfera de la irrelevancia, si no en serio peligro de inexistencia.
Y lo que pudiera ser un mero asunto de entendimiento del espacio lúdico, tan necesario, la cosa va más allá. Al no tener arraigo la identidad cultural, la imagen futura de España tiene un serio problema. Y por no decir el deterioro de los estándares de salud pública que provocará el consumo de sustancias tóxicas. El vacío existencial no es buen amigo de la salud mental.
En realidad, esta desmotivación generacional (desmotivación que puede ser la mirada de la desesperanza) guarda una lectura aún más negativa dado el proceso de globalización. Es decir, a estas horas, las juventudes de muchos países están trabajando duramente para tener un papel destacado en el concurso de la economía mundial.
En este sentido, el ansiado sueño de diversificar el modelo productivo español debe basarse en una cuidada disciplina.
Como conclusión, es labor de las autoridades fomentar la cultura como rito de paso hacia la edad adulta, y si es que queremos tener algún tipo de identidad, o rol en la comunidad internacional.
Técnicamente es posible tomarse unas copas, cómo no, pero en ningún caso la cultura debe ser sustituida por los placeres inmediatos.