La implicación de AEGC en la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) presentada por JUSAPOL queda fuera de toda duda. Nos implicamos dando apoyo de medios materiales, económicos y humanos. Razón de más para decir que el veto del Gobierno a la ILP es un garrotazo moral a nuestra organización. Antes nos decepcionaron otros, al observar incrédulos que una organización que gritaba a los cuatro vientos que habían nacido “exclusivamente” para conseguir la equiparación salarial se apropiaba de la ILP y se constituían como sindicatos y asociaciones representativas, algo que tanto habían criticado. A pesar de todo, los recibimos encantados porque empiezan a sufrir las dificultades e inconvenientes que otros llevábamos décadas padeciendo y la demagogia deja paso a la cruda realidad.
Los pasos andados para lograr la equiparación salarial se deben a varios factores fundamentales. Por un lado, la reciente y especial situación de Cataluña. Esconder esta realidad sería un insulto a la inteligencia, porque estos acontecimientos sacaron del cajón del olvido la desigualdad económica entre las policías autónomas y las Fuerzas de Seguridad del Estado. Una injusticia que hicieron suya los medios de comunicación, unos medios de comunicación que removieron la conciencia social provocando un movimiento de apoyo ciudadano inusual hacia los guardias civiles y policías. Por otro lado, la sagacidad de las organizaciones de guardias civiles y policías en saber leer las especiales circunstancias y, por supuesto, por la capacidad de movilizar conjuntamente a los ambos cuerpos policiales.
La equiparación salarial es una reivindicación histórica de las asociaciones de guardias civiles y sindicatos policiales. Una exigencia que elecciones tras elecciones quedaban en el cajón de las promesas de los partidos políticos, porque hasta esos momentos no contábamos con ese especial compromiso de la sociedad y medios de comunicación. Una razón poderosa para comprender la incapacidad de conseguir anteriormente nuestro objetivo. Nunca la falta de compromiso como vienen predicando otras organizaciones para desacreditar a las formaciones firmantes del acuerdo.
Las asociaciones representativas y sindicatos de Policía firmamos un acuerdo de 807 millones de euros para los funcionarios en activo y 300 millones para el personal en reserva con destino y los estando en reserva quisieran incorporarse. Una negociación que obligaba al gobierno a realizar una auditoría para determinar si las cantidades firmadas coincidían con la equiparación real. Era el mejor acuerdo posible pero, sobre todo, era un acuerdo consensuado, debatido y votado por todos los representantes de la organización.
La situación social y política nos reafirmaba en la necesidad de cerrar un acuerdo -un gran acuerdo- que todos los guardias civiles y policías percibimos en nuestras nominas a falta de cerrar el tercer tramo de equiparación que comenzaremos a cobrar en unos meses con carácter retroactivo desde enero. En definitiva, se habían conseguido 1.107 millones de los 1.500 que era la cantidad que solicitábamos las asociaciones y sindicatos. Sin duda nos hubiera gustado conseguir los 1.500 millones de euros, pero la palabra “negociación” tiene un significado fácil de entender para los que tenemos la experiencia de saber conjugar la palabra, sobre todo si una de las partes no quiere. Por otro lado, corríamos el riesgo de desaprovechar un momento histórico y perder el mejor acuerdo retributivo firmado para los guardias civiles y policías.
En el otro extremo -legítimo también- se encontraba JUSAPOL que solicitaba la cantidad total y que los retirados y personal en reserva que no se reincorporaran estuvieran dentro del acuerdo. De esta forma se rompió, quizás de manera premeditada, la armonía y colaboración entre JUSAPOL y las organizaciones firmantes. Sin embargo, el tiempo pone a cada uno en su sitio y ahora asumen que los jubilados no tienen cabida en este tipo de negociaciones.
Las organizaciones firmantes del acuerdo pretendíamos y pretendemos la equiparación total entre los mossos d’esquadra, guardias civiles y policías. Esa es nuestra meta. Esa es la meta que quiere conquistar AEGC, pero NO de cualquier forma. Reivindicar, negociar, luchar, protestar, movilizarnos, manifestarnos, remover conciencias, pero sin perder de vista que somos guardias civiles y policías, que todo no vale. Todo no vale, sobre todo, porque esos ciudadanos y medios de comunicación que nos apoyaron, que removieron la conciencia social provocando un movimiento de solidaridad ciudadano impensable, no entenderían que esos mismos guardias civiles y policías los decepcionaran con un comportamiento incívico e impropio de un funcionario público que tiene la misión de protegerlos y darles seguridad.
En AEGC sabemos que más pronto que tarde conseguiremos la equiparación real. Somos conscientes de que hemos andado un gran camino, pero también que el fin no justifica los medios. Todo no vale, porque somos guardias civiles y policías.