Las enfermedades que han azotado a las sociedades han dado lugar a algunas Cofradías y Hermandades, y también fueron el detonante de procesiones extraordinarias o del indulto.
La historia es un relato cíclico que tienden a repetirse. Por eso, las circunstancias que han envuelto a la pasada Semana Santa sin “procesiones” en la calle, recuerda a situaciones ya vividas por nuestros antepasados
Ahora es el “coronavirus”, pero en siglos pasados fue la <>.
Sin embargo, el paralelismo con la situación de la primavera actual, lo encontramos en el siglo XVII, debido a los tres brotes epidémicos que arrojan un trágico balance de víctimas en las ciudades.
Ya en marzo de 1.602, también crece la conveniencia de suspender ese año las procesiones.
También en la primavera de 1.650 las autoridades se vieron obligados a prohibir las “procesiones” por miedo a la propagación de la epidemia, aunque debido a presiones de las Hermandades, se opta por da libertad a las Hermandades.
El gran poder de convocatoria de la Semana Santa cordobesa en su etapa barroca de esplendor y auge, obliga a poner sobre la mesa la suspensión de las “procesiones” por tener fundado a la propagación de las “epidemias en el siglo XVII”, una situación que desgraciadamente vuelve a ser actualidad hoy.
A raíz de crisis de este tipo, han surgido nuevas Cofradías como la Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores de Zaragoza.
La relación entre los episodios “epidémicos” y la Semana Santa no solo son como medio de protección o lamento, sino que además las “Cofradías” intervenían en el cuidado y traslado de cadáveres. En “Apuntes de Alcañiz”, obra de Eduardo Jesús Taboada que data de 1.898, se lee que la Hermandad del Santo Entierro de la localidad bajo aragonesa, durante la epidemia colérica trabajó con entusiasmo, y los hermanos tenían un turno riguroso para visitar enfermos.
Mas allá de los desfiles penitenciales que tienen lugar cada Semana Santa, la historia de España y especialmente Andalucía está plagada de “procesiones” extraordinarias. Algunas de las más notables son las “rogativas”, básicamente oraciones públicas hechas a Dios para conseguir remedio en una grave necesidad, pedir la conservación de los bienes de la tierra y dar gracias por estar libres de los azotes y desgracias. El origen de las “rogativas es muy antiguo, remontándose a los primeros siglos de la cristiandad
Ante las desgracias el pueblo siempre acudían a aquellas imágenes de arraigadas devoción para pedirle su protección o intercesión.
El ejemplo lo tenemos en nuestra ciudad con “Santa María de África”, que libró de dos grandes epidemias (1.651 y 1.743), con su salida en procesión por las calles de la ciudad, haciendo una parada en los jardines de San Sebastián, mirando hacia el estrecho a petición de los habitantes de Gibraltar, de todo lo cual, nos hicimos eco en una reciente y amplia información en este periódico.
Las epidemias han sido noticias a lo largo de la historia en numerosas ocasiones, incluso antes de que existieran las noticias como tales. Hoy la respuesta está en las ciencias, pero hace varios siglos, las respuestas llegaban a través de las creencias religiosas. “La dimensión dolorosa de estas situaciones hizo que se insistiera en la Pasión de Cristo y, en contrapartida, la resurrección de Cristo se planteaba como una esperanza ante la alta tasa de mortalidad.
A continuación, exponemos algunos ejemplos relevantes ocurridos en siglos pasados.
Virgen contra la Peste: Valencia 1.347
En el siglo XIV, 1.347, aconteció la “peste negra, “peste bubónica”. Con origen en Asia, que llegó a Valencia a través de Italia en los barcos procedentes de Génova, y aquí se desplegó por todo el territorio en 1.348. Peste, que luego se reprodujo desde el 1.363 durante varios años hasta 1.395. En esta época surgió la devoción, veneración y culto de la “Virgen contra la Peste”, a la que se dedicó una “capilla” en la Catedral de Valencia
En el siglo XVII, renació la “peste negra”. En 1.647, llegó la epidemia a Valencia desde el Magreb por mar. Murieron 30.000 personas. Quedó afectado por la epidemia hasta el propio Virrey, el Conde de Oropesa, quien curó milagrosamente al mandar le llevaran a palacio en “procesión” de rogativas la imagen de la Virgen de los Desamparados, a raíz de lo cual hizo la promesa de levantarle Capilla
La aparición y recrudecimiento de la epidemia hizo que de nuevo pusieran su pensamiento en la “Virgen contra la Peste” en su capilla, obra atribuida a alguien de la Escuela de Ribalta, donde aparece, cuenta F. Pedrell, “Jesucristo afligiendo al mundo con los rigores de la peste, figurado con lenguas de fuego, y a la Virgen y a San Vicente mártir implorando su piedad. Cobijados por una especie de lienzo que sostiene la Virgen, y San Vicente, aparecen arrodillados Baban, los infantes de la capilla y algún individuo de su familia. Otros autores creen que no es San Vicente sino San Esteban.
Hoy en plena epidemia del “coronavirus”, el lienzo “La Virgen contra la Peste” se encuentra en el Museo de la Catedral.
San Joaquín y la Virgen de los Dolores: Zaragoza 1.522
Los comerciantes de las calles de Escuela Pías y de Cerdán (actual Avenida de César Augusto), de Zaragoza son el germen de esta agrupación. En 1.522 – año de su fundación – se encomendaron a San Joaquín para pedir protección y la “prometieron una capilla” si los libraba de la “peste”. “Habiéndonos visto libres de todos los que hicimos este voto, comerciantes y mercaderes de dicha calle sin daño ni perjuicio alguno y, agradecidos a tan singular beneficio, se presentaron al Prior de Santo Domingo suplicándole nos diera lugar para construir una capilla al Santo y fundó allí una Cofradía”. Así se referencia en los documentos que se conservan en el archivo de la Hermandad.
Entre los siglos XVII y XIX la ciudad también padeció varias epidemias, según se refleja en las “rogativas” (oraciones públics), que llevó a cabo la Hermandad de la Sangre de Cristo de la capital aragonesa. Por ejemplo, en 1.688, 1.868 o 1.876. La última de ellas aconteció aproximadamente 144 años: 1.885 el Cristo de la Cama “procesionó” de forma extraordinaria para velar por el futuro de la ciudad ante la epidemia de cólera, que pronto se extendió por el resto del territorio. En Zaragoza se autorizó a los alumnos sanitarios más excelentes para atendr enfermos y se “tomaron medidas” en camposantos y colegios: algo similar a lo que acontece estas semanas en nuestro país.
El Cristo de San Agustín: Granada 1.681
En Granada tenemos como gran protector, junto a “la que vive en la carrera”, el Cristo de San Agustín es la imagen a la que más han recurrido los granadinos en los momentos difíciles. Desde el año 1.681 es considerado “Sagrado Protector de Granada”. Es hacia 1.520 cuando la comunidad de religiosos Agustinos Calzados encarga a Jacobo Florentino la hechura de esta imagen que pronto caló en el fervor popular y comenzó a ser eje de la devoción de los granadinos, debido a los muchos favores que se le atribuían. Así en 1.587 se le hicieron rogativas por verse Granada asolada por una terrible “sequía”, rogativas que se vieron recompensadas con copiosas y abundantes lluvias.
En 1.679, cuando se declara una gravísima “epidemia de peste” en parte del Levante y de Andalucía, los habitantes de la ciudad recurren a la “intercesión” del Santo Cristo, que sale en “procesión” de rogativas. A partir de esa fecha empezó a remitir “ostensiblemente la epidemia”, desapareciendo totalmente en breves días. El Ayuntamiento, en nombre de todos los habitantes de la ciudad, hizo “Voto Solemne” de tributar anualmente “Acción de Gracias” ante la Soberana Efigie del Santísimo Cristo de San Agustín, voto que se renueva cada año.
En 1.832, al estallar una “Epidemia de Cólera” los granadinos volvieron a impetrar la intercesión de su Sagrado Protector. Así el 9 de Agosto el Prior de la Comunidad ordenó que se celebraran tres días de “rogativas”. Como la epidemia no remitía del todo, y surgieron problemas para “procesionar” la Imagen, es dos años después, cuando al fin, se consigue que salga en “procesión” por las calles de la ciudad, a raíz de lo cual los males que afligían Granada remitieron rápidamente.
Precisamente, en este año 2.020 se conmemora el 500 aniversario de la “Imagen”, es uno de los crucificados más valiosos y antiguos de Andalucía atribuído al italiano Jacobo Florentino. Se trata de una talla de sobrado mérito y extraordinario interés por su antigüedad.
“Por ello, su custodia y veneración deben ser a un tiempo orgullo y responsabilidad de la que participamos todos los hermanos”
El Abuelo: Jaén 1.681
Cuenta la historia de Jaén que en 1.681, la “peste” asoló las calles de Jaén y gran parte de Andalucía dejando fallecidos por cada rincón.
Se habilitó un hospital a las afueras de la ciudad, en la calle que por entonces se llamaba Juan Izquierdo y que hoy tiene el nombre de Josefa Segovia. Allí se llevaban los enfermos de “peste” con pocas o ninguna posibilidad de sobrevivir por la falta de aseo y asistencia de enfermeros.
Fue entonces cuando tres frailes del Convento de San Francisco se ofrecieron voluntarios para ayudar a los enfermos de peste. Hasta el hospital fueron en procesión con la imagen de San Francisco y se pusieron manos a la obra con el aseo de todo el hospital.
Los frailes cayeron enfermos contagiados por la peste, de los cuales solo uno de ellos sobrevivió. Y viendo que la epidemia iba en aumento, los devotos acudieron a la Imagen del conocido como “El Abuelo” buscando remedio.
La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno fue llevada en “procesión” hasta el hospital para rogarle que aquella “epidemia” parase. Y según cuentan, desde aquel momento, no hubo un muerto más. Pocos días después el hospital cerró y las llaves de éste la colocaron en el brazo del “Abuelo”, siendo hoy en día uno de los detalles más simbólicos de la imagen Santa de Jaén.
Jesús El Rico El indulto: Málaga 1.795
El privilegio del indulto, que todavía conservan algunas Hermandades españolas, también sitúan su origen en una “epidemia”. Era el año 1.795, con Carlos III en el trono, cuando la “peste” se extendió por Málaga. “Los presos de la cárcel cercana al convento donde se veneraba la talla de JESÚS EL RICO solicitaron permiso para sacarla en procesión”. Las autoridades no aprobaron el permiso, sin embargo, escaparon de la prisión para acometer su idea, “procesionando” con la imagen por las calles malagueñas más afectadas por la “epidemia”. El desenlace del relato que apunta la Cofradía de Nuestro Padre Jesús el Rico, es que la peste “repentinamente desapareció”. De ahí que se apueste por “indultar” a reos de buen comportamiento.
Esa tradición, también se lleva a cabo por la Cofradía de “Jesús Cautivo y Rescatado Medinaceli, de nuestra ciudad, que cada año, en su traslado desde la barriada de El Príncipe a su Casa de Hermandad, libera a un preso.
Famosa Cofradía “Jesús el Rico” como se le conoce en Málaga, es la primitiva imagen que tiene su origen en 1.558 con la constitución de la Hermandad de Jesús Nazareno en la capilla de la VeraCruz del Convento San Luís del Real. Posteriormente en 1.756 obtendría la aprobación Real, para constituirse como Cofradía independiente con el nombre de “Jesús el Rico”. Como sabemos, desde el reinado de Carlos III, por un privilegio otorgado por este Monarca en una pragmática Jesús “El Rico” libera un preso.
Jesús “El Rico” tiene la habilidad de mover su brazo mediante un mecanismo, haciendo el símbolo de la Cruz. Es obra de José Navas Parejo (1.939
¿Surgirá una nueva Cofradía o tradición de esta crisis del coronavirus?