Un ejemplo de lucha y superación. Aunque Latifa es una mujer tímida y ha sufrido violencia de género, un día rompió todos sus miedos de un solo portazo. Hoy nada ni nadie puede hacerle daño porque es una mujer nueva. Una mujer de acero, que se siente más fuerte que nunca.
Latifa El Guessaoui nació en 1971 en Marruecos y llegó a Ceuta en 1999 para buscar trabajo y, sobre todo, una vida nueva. Algo que a pesar de su discapacidad física del 38 por ciento y de las puertas que se le cerraron en un principio, no ha sido imposible para ella. Su historia demuestra que si se quiere se puede. A sus 49 años, desde que se mudó hace más de veinte a Ceuta, donde reside junto a sus tres hijos hoy en día, ha trabajado como limpiadora en varias casas y empresas.
Actualmente, junto a sus compañeras, trabaja en la empresa Servicios y Mantenimiento de Plena Inclusión, en la que se encarga de limpiar varios centros públicos de la ciudad y gracias a la que tiene un empleo estable que le permite mantener a su familia. Además, cuida a tiempo completo a su hijo, que tiene una discapacidad intelectual, en su caso del 68 por ciento, así como autismo, y al que le inculca que debe estudiar si el día de mañana quiere tener un empleo sólido y una familia.
Una lucha incansable que la llevará a recibir este galardón el próximo lunes, 9 de marzo, a las 12:00 horas en el salón de actos del Palacio Autonómico por el Día Internacional de la Mujer.
–¿Qué significa para usted recibir el Premio Mujer Trabajadora 2020 de Plena Inclusión?
–Una cosa muy grande y mucha emoción.
–Cuándo llegó a Ceuta en 1999, ¿dónde empezó a trabajar?
–Trabajaba limpiando en casas y en empresas, incluso trabajé limpiando la redacción de El Faro de Ceuta mucho tiempo, después vendiendo lotería y haciendo muchas cosas, pero siempre trabajando.
–¿Encontró muchas dificultades a la hora de encontrar un empleo?
–Claro, porque contratar a una mujer con discapacidad es muy difícil. La minusvalía que tengo en mi rodilla no es de nacimiento o por una caída, sino que es por maltrato por violencia de género. En principio sí, tuve muchos problemas, pero después gracias a Dios se me abrieron muchas puertas. He tenido mucha suerte.
–¿Cree que las mujeres y los hombres con discapacidad tienen las mismas oportunidades?
–Bueno, creo que cada uno depende de sí mismo. Tienen que confiar en ellos mismos y pensar que pueden encontrar un día un trabajo.
–Entonces, ¿no cree que las mujeres con discapacidad tienen más barreras que los hombres para acceder a un trabajo?
–No, igual, para mí para encontrar trabajo es igual un hombre que una mujer.
–Hay muchas personas con discapacidad que no lo tienen tan fácil para tener un empleo, ¿cómo cree que se les podría ayudar?
–Pues, cualquier persona que tenga una empresa o cualquier sitio en el que necesite a alguien, puede ayudarles y darles un trabajo digno. Además, ellos tienen que estudiar mucho, aumentar su currículum, hacer cursos y hacer muchas cosas, no por tener una discapacidad nada más hay que sentarse en casa y ya está, no hacer nada. También ellos tienen que buscar porque quien busca, encuentra. Los que tienen estudios tienen que seguir estudiando y quien no tiene, salir a buscar, no quedarse sentado en casa.
–¿Cuáles cree que son las dificultades a las que se enfrenta una persona con discapacidad a la hora de presentarse a una entrevista de trabajo?
–Yo creo que solo Plena Inclusión acepta a personas con discapacidad, otras empresas directamente quieren a personas sanas y sin discapacidad.
–¿Cuáles cree que son las barreras físicas que todavía tiene Ceuta para que las personas con discapacidad puedan moverse por la ciudad?
–En Ceuta hay muchas cuestas y muchas escaleras. La ciudad tiene que ir arreglando muchos sitios, muchas calles y muchas cuestas para la gente. Por ejemplo, si le pasa cualquier cosa a una persona con discapacidad y hay muchas escaleras o un callejón no puede bajar hasta llegar la ambulancia, el coche o el taxi. No puede. Se tienen que arreglar muchos sitios en Ceuta.
–¿Ha sufrido algún tipo de discriminación o alguna vez le han tratado como alguien diferente por ser una persona con discapacidad?
–Bueno, depende de cómo es la gente. A mí nunca me ha pasado. Únicamente una vez que fue cuando fui víctima de maltrato y violencia de género y ya está. A pesar de tener mi discapacidad, me siento una mujer muy fuerte y no dejo que nada me haga daño.
–Nos ha dicho que su hijo tiene catorce años y tiene una discapacidad intelectual del 68 por ciento, ¿cómo le ayuda para que el día de mañana pueda ser una persona independiente y tener su propio trabajo?
–Yo le he enseñado varias cosas y sus hermanos también porque tengo dos niños mayores. En el instituto también le enseñan muy bien. Queremos que él siga para adelante, pueda valerse por sí mismo y cuando sea mayor venga aquí a Plena Inclusión, hacer talleres para que puedan seguirle enseñando y que encuentre un trabajo. Él, al terminar el instituto, no va a parar porque puede seguir y venir aquí para seguir enseñándole cómo es la vida.
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