Carlos Blond Álvarez de Manzano (Oviedo, 1944) se considera a sí mismo un soldado, un general de brigada retirado que cuenta con un historial militar enorme habiendo ocupado cargos del Estado Mayor y experiencia en el Sahara, en los Balcanes o en los Cascos Azules. Una vida dedicada al Ejército y que está ligada a Ceuta, una tierra muy importante para su familia.
Sus dos abuelos fueron grandes personalidades caballas del siglo XX: por un lado su abuelo Bernardo Álvarez del Manzano, que fue comandante general de Ceuta y Tetuán entre 1920 y 1922; y por otro, Baldomero Blond que fue alcalde de la ciudad y suyo es el bastón de mando que hay en la vitrina del Ayuntamiento.
Además, el propio Carlos Blond Álvarez del Manzano conoce muy bien esta ciudad, pues entre sus destinos en unidades especiales se pasó 12 años en La Legión en el Sahara antes de pasar por Ceuta y Melilla.
La experiencia saharaui marcó su biografía y ahora ha querido rendir un homenaje en un libro a los legionarios que sirvieron a sus órdenes. El título es ‘La Legión en el Sahara, entre guerras 1968 a 1975. Historia de la 3ª Compañía IX Bandera 4º Tercio. La más condecorada’ y espera poder presentarlo próximamente en Ceuta.
–¿De dónde sale este libro?
–El libro lo he escrito para saldar la deuda contraída con los caballeros legionarios y mandos que sirvieron a mis órdenes en el Sahara encuadrados en unidades de la Legión. Mantener vivo su recuerdo, rendirles justo homenaje y dejar constancia del espíritu que movía a los caballeros legionarios, sus impresiones y esperanzas. En aquellos años, un tanto por ciento importante de los caballeros legionarios eran voluntarios por su tiempo de remplazo y abandonado el territorio se les licenció sin ningún tipo de reconocimiento aunque al dejar el Sahara y por los méritos contraídos en acciones de combate contra el Frente Polisario y al Frente Liberación y Unidad, FLU, lo hicieron con el reconocimiento del Mando concediendo 16 Cruces Rojas al Mérito Militar y Valor Acreditado para 164 de los hombres en ella encuadrados.
"La preocupación del Gobierno era la Transición: interesaba poco airear lo que sucedía en el Sahara"
–¿Cómo ha sido el proceso de documentación?
–Partiendo de mis vivencias en los años del Sahara 1968 a 1975 y de las notas personales de los últimos dos años permanentemente destacado en diferentes puestos de interior, completadas con el Diario de Operaciones de la unidad de mi mando 3ª compañía de la IX Bandera del 4º Tercio, los Diarios de Operaciones de la IX y X Bandera, el del 4º Tercio y el de la Agrupación Táctica Gacela (agrupación que se constituyó para el despliegue del Tercio 4º en el norte del territorio, integrándose en el despliegue defensivo en el entorno El Aaiún y al sur de la frontera con Marruecos, desde agosto de 1974 a noviembre de 1975 y con base el puesto de Edchera). Investigué en archivos, hojas de servicio de los mandos en el territorio, vivencias de muchos de los de allí destinados a los que les he dado voz, así como informes diversos del estado mayor del MUNI, del Sahara, y de unidades en el territorio.
Han sido varios años entre documentos oficiales y diversas fuentes para cotejar fechas, hechos y órdenes y al fin ver culminado el trabajo con la publicación del libro del que está próxima la publicación de la tercera edición. El cómo está escrito, es el día a día de los acontecimientos vividos en primera persona entre los años 1968 a 1975 al que une aportaciones de otros personajes que relatan su impresión como protagonistas de algunos de los hechos de armas en los que participaron.
–¿Está reconocida la labor de los legionarios del Sahara?
–En su día no hubo tal reconocimiento. Teniendo en cuenta que la gran preocupación del Gobierno de Madrid era el proceso de la Transición, poco interesaba airear ante la opinión pública lo que estaba sucediendo en el Sahara. En mayo de 1975, el FLU, frente de liberación y unidad propiciado y creado por Marruecos, inició una campaña de atentado, uno de esos ataques, el realizado contra el puesto de Hausa, el 3 de agosto, en donde me encontraba con la compañía de mi mando, murió el cabo primero paracaidista Ibarz Catalá, su muerte permite vislumbrar hasta qué punto existía, por aquellas fechas, una cierta connivencia entre el gobierno español y el monarca alauita, el embajador español, Martín Gamero, recibió disculpas del rey alauita por el incidente y la promesa de una explicación, una vez que se hubiera investigado lo que había sucedido. Lo más triste para los que teníamos responsabilidades de mando, es que al embajador no le preocupaba el muerto, sino su posible incidencia sobre la opinión pública española respecto a un futuro acuerdo entre España y Marruecos.
"La Legión está a gusto examinada a diario, lo que le permite demostrar que quiere ser la mejor unidad"
–Cuente alguna anécdota que defina bien el espíritu de aquellos hombres.
–Tras su ingreso en las filas de La Legión con el preciado título de caballeros legionarios, les llegó su oportunidad. Respondieron como los mejores, fueron conscientes de la responsabilidad que contraían, sabedores que la vida del compañero dependía de él así como la suya del resto. Los caballeros legionarios nos hicieron crecer en todos los sentidos. Con ellos convivimos, trabajamos, sufrimos, nos divertimos y el cariño y respeto se convirtió en mutuo y permanente.
Para muchos los años encuadrados en las unidades de La Legión, convertían los acuartelamientos en su único hogar y mandos y tropa su única familia. Fue el caso del ‘Calorro’, de etnia gitana al que despedimos un buen día en el desierto por haber alcanzado la edad de jubilación y mi sorpresa dos años después en una visita al Tercio Duque de Alba 2º de La Legión en Ceuta, lo encuentro como corneta de la banda de guerra en el acuartelamiento de García Aldave, y al llamarle y preguntarle que hacia allí, muy en el estilo de los legionarios me respondió “mi teniente ahora tengo cinco años menos”.
–¿Qué valor sigue teniendo a día de hoy La Legión?
–La Legión, creada como ensayo, como figura el texto del Real Decreto de su creación de 1920, acaba de celebrar su primer centenario y se encuentra a gusto sintiéndose examinada a diario, lo que le permite demostrar que quiere ser la mejor unidad, exigiendo ser empleada en los lugares de mayor riesgo, siempre en primera línea, ello le ha permitido salvar escollos importantes como intentos de disolución, modificación de su indumentaria tradicional o supresión de lo que es su músculo y alma el ‘Credo de la Legión’. Habiendo ganado la voluntad de la mayoría, actualmente un nuevo impulso le revaloriza con la creación de la unidad experimental de la Brigada 2035.
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