Las palabras polisémicas son aquellas que se escriben exactamente igual pero poseen diferentes significados. Hay miles de palabras polisémicas, pero no quiero hablar de esas que pueden utilizarse para nombrar cosas distintas con la misma palabra, quiero referirme a una palabra que se puede escribir o pronunciar para reivindicar lo mismo, pero según quien y para qué se pronuncie pueden ser antónimas.
Esta semana miles de españoles salían a la calle para celebrar el fin del estado de alarma gritando, cubata en mano, la palabra LIBERTAD. Celebraban que el gobierno había levantado las restricciones de movilidad por la crisis sanitaria que está segando la vida de millones de personas en el mundo y miles en nuestro país. Libertad gritaba un joven, de casi 40 años -al parecer se ha ampliado el abanico de edad- sin mascarilla y sin mantener la distancia de seguridad para prevenir contagiarse o contagiar a otros mocitos con los que compartía un improvisado fin de año en una céntrica plaza de Madrid.
Pedía junto a otros muchos libertad para poder reunirse saltándose las recomendaciones sanitarias. Libertad para poder poner en riesgo la salud de sus padres. Libertad para poner en riesgo la vida de sus compañeros de trabajo y todos los españoles. Libertad para insultar al presidente del Gobierno. Este joven cuarentón aparecía en un informativo sin avergonzarse, porque para avergonzarse hay que tener vergüenza y neuronas que te hagan comprender que estás haciendo el idiota y, de camino, faltándole el respeto a millones de personas que han sufrido las consecuencias de un virus criminal.
En Barcelona los informativos nos mostraban el mismo espectáculo, aunque esta vez se trataba de un grupo de estudiantes que respondían a los periodistas: “Estamos aquí para reivindicar nuestros derechos y nuestra libertad”. Eso decían. Estos jóvenes estudiantes catalanes reivindicaban LIBERTAD, en la misma ciudad donde el 17 de enero de 1969 se clausuró la Universidad por el asalto a su rectorado como protesta a la política represiva del movimiento estudiantil. Unos días después vuelven los disturbios a la universidad para protestar por la muerte de un estudiante madrileño, miembro del movimiento antifranquista. Unos jóvenes estudiantes que, a diferencia de estos, conocían perfectamente el significado de la palabra LIBERTAD, porque entre otras cosas sabían las consecuencias de no poder disfrutarla.
Comenzaba diciendo que la palabra LIBERTAD se puede utilizar para reivindicar lo mismo, pero según quién y para qué se pronuncie tiene un significado distinto, antónima a su verdadero. En el caso que nos ocupa estos jóvenes adulencentes -adultos que parecen adolescentes- que gritaban LIBERTAD en Madrid y los jóvenes de Barcelona estaban reivindicando libertinaje para hacer lo que quieren sin importarles la crisis sanitaria que sufre su país. Nada que ver con aquellos estudiantes catalanes que, como otros muchos españoles, se levantaban reivindicando LIBERTAD en un país donde no podían disfrutarla.