Sin solución, medio año después, para los seis inmigrantes que huyeron del CETI y terminaron en la Roca. Solo tres han sido identificados y continúan en la prisión local
La prisión de Windmill Hill, en Gibraltar, acoge en sus celdas,
desde el pasado noviembre a los seis argelinos que una madrugada, hartos de esperar en el
CETI de Ceuta una salida imposible, decidieron partir desde Benítez rumbo a la península. Se hicieron con una embarcación y terminaron entregados a un rumbo equivocado, entrando en aguas británicas y siendo rescatados, exhaustos, por los agentes gibraltareños. Hoy, seis meses después, siguen en la misma cárcel después de haber sido presentados
varias veces ante el tribunal y toparse con un particular enredo de identificaciones imposibles que les obliga a permanecer en la Roca. La normativa gibraltareña
es muy estricta con la inmigración y cada decisión que se toma tiene que estar sostenida en informes y documentos oficiales. No cabe, por ejemplo, deportar al grupo sin que se sepa realmente de qué personas se trata. Esta semana, el grupo de inmigrantes fue presentado, de nuevo, ante la Corte de Magistrados, sin que se haya adoptado una solución para todos ellos hasta nueva vista, prevista para la semana próxima. El diario Gibraltar Chronicle llevaba ayer a portada
esta historia, llamativa en el Peñón y que está obteniendo un seguimiento exhaustivo. Si atentos están los periodistas de ese medio, más aún una joven, Aida Khatib, argelina residente en Francia y novia de uno de los detenidos, que ha asistido a todas las sesiones y ofrecido lo que tiene como aval para que suelten a su pareja. Todo ello sin éxito. Recoge en su artículo la periodista Gabriella Peralta cómo esta mujer ha esperado saber el destino agotando todas las posibilidades de esperanza. ¿Cómo es que siguen presos quienes llevan más de medio año privados de libertad, prácticamente la condena que irían a recibir por entrada ilegal? El problema radica en dos claves: la documentación y el país que tiene que colaborar en facilitar todos los trámites para saber, verificar y detallar quiénes son, con nombres y apellidos reales, estos seis inmigrantes argelinos.
Un grupo que motivó concentraciones de compatriotas tanto a las puertas del CETI como frente a la Jefatura Superior. Aquellos ya no están en Ceuta: o bien se fugaron debajo de camiones o en embarcaciones. Después de medio año entre rejas solo se ha podido identificar a tres de los argelinos, puntualizándose que uno de ellos estaba “bajo control” de Argelia y otro levantaba sospechas, con antecedentes criminales y cinco alias. Son los únicos resultados obtenidos vía contactos con oficiales argelinos a través de la embajada en Londres. Según el rotativo gibraltareño, en abril fue cuando se les comunicaron esas identificaciones. La Defensa de los argelinos reclama que sean puestos en libertad, que regresen a su país después de verificarse que sus familias en Argelia son conocedoras de esta situación. Qué sucederá con los seis argelinos de Windmill Hill se conocerá este mismo mes, a no ser que nuevas sorpresas conviertan esto en un culebrón.
Huidas constantes desde el centro del Jaral
Para el colectivo argelino salir de Ceuta por la vía reglamentaria se convierte casi en un imposible. Las salidas organizadas desde el CETI prácticamente no les incluyen, siguiendo criterios puramente policiales. Desde la Policía se advierte de la necesidad de un mayor control sobre este colectivo, primero para saber realmente su identidad y, segundo, para discriminar los que en el fondo son marroquíes que se hacen pasar por oriundos de Argelia. También hay un trasfondo que no se cuenta y es el que encuadra en las llamadas ‘cuestiones de seguridad’. Esto hace que buscan escapadas por otras vías como hicieron los protagonistas de esta historia.