Guardia Civil y
Policía Portuaria, con los escasos efectivos de los que disponen, han tenido que contener un enfrentamiento a piedras en la tarde de este viernes en el puerto. Ha sido una auténtica batalla campal, entre inmigrantes adultos y menores que son de Marruecos, de la zona norte y de la sur. Piedras pequeñas pero también grandes bloques, algunas lanzadas con hondas y otras a fuerza. Los agentes cuyo número es escaso tienen que lidiar con la gran cantidad de inmigrantes que se ha concentrado en la zona de Poniente; la situación no cambia y desestabiliza a todas las fuerzas de seguridad. En esta ocasión la ‘guerra’ está protagonizada por los que duermen en las escolleras: marroquíes de la zona sur, y los que están fuera, de la norte. Según ha contado uno de los representantes de los marroquíes del norte, los del sur les pegan y les amedrentan para que no se cuelen en las escolleras y lleguen a los barcos. En la noche del jueves hubo un enfrentamiento en el que además de lanzamiento de piedras hubo uso de armas blancas. Ahora, aseguran, quieren venganza. Ante las cámaras de FAROTV cuentan que están hartos de que los inmigrantes de las escolleras les peguen y denuncian que usan a menores para que roben y les lleven alimentos y hachís. Dicen además que ellos fueron los que mataron a Soufian hace unos meses y los que les golpean para evitar que entren en los ferry que unen Ceuta con Algeciras.
Durante esta tarde ha habido varios enfrentamientos pero con la intervención de las patrullas de la Policía Portuaria y los agentes de la Benemérita han logrado que se vayan dispersando. Entre ellos están muy alterados e insisten que van a continuar en esa línea. Las piedras, los enfrentamientos y las agresiones van de lado a lado del puerto que, de nuevo, vuelve a estar descontrolado. Las batidas llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad carecen de efectividad ante el coladero en el que se ha convertido la frontera del Tarajal. Mientras duró el episodio se tuvo que retener la salida de un barco y desviar a una ambulancia que llevaba a un enfermo ante la lluvia de piedras que había. “Padre nuestro que estás en los cielos ayúdanos para poder llegar a casa sano y salvo”, expresaba un agente de la Benemérita testigo de la batalla campal. Y es que se vivieron situaciones extremas en las que un solo agente tenía que contener a todos los inmigrantes que también les arrojaban las piedras. Hubo momentos en que, a la altura de la garita que tiene la Policía Portuaria, se llegaron a concentrar más de 50 personas que lanzaron piedras y botellas así como todo lo que encontraban por el camino hacia el interior del puerto. Los dirigían hacia los que estaban en la zona restringida del puerto. “Fueron unos minutos donde la integridad física de los alborotadores era evidente que podía salir mal parada. En medio estaban los policías portuarios y los guardias civiles que se vieron envueltos en una ‘guerra’ con la misión de evitar que fuera a más”, explicaron testigos a este periódico. “Los insultos fueron mutuos”, añadieron, resultando una persona herida en la cara de una pedrada. Dos guardias civiles tuvieron que convertirse en mediadores ya que no podían con el tumulto, pidiendo refuerzos que llegaron a los pocos minutos. “Hoy no ha pasado nada a estos garantes. Pero mañana podrá pasar. Falta material humano en este paraje del puerto. ¿Hasta cuándo?”.