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Se enfrenta a 3 años de prisión por abuso sexual a una camarera

La magistrada del Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta ha dejado visto para sentencia el juicio seguido contra el llamado I.B., de 68 años, por un presunto delito de abuso sexual cometido en una céntrica cafetería de la ciudad en enero de este año. La víctima, una camarera, sufrió tocamientos en sus partes íntimas en el momento en el que el acusado le fue a introducir la mano por el interior del mandil para soltarle un euro a modo de propina. Al menos así lo ha declarado en tantas ocasiones como se le ha preguntado a lo largo de la vista oral, celebrada durante varias horas este miércoles. El acusado, que niega los hechos, se enfrenta a una pena de 3 años de prisión, así como la imposición de 5 años de libertad vigilada y la inhabilitación especial para ejercer determinados trabajos durante un periodo de 10. En su derecho a la última palabra ha indicado que, de ser condenado, lo será por “algo que no hice”. Una valoración que nada tiene que ver con la búsqueda de justicia solicitada por la víctima, que ha insistido en todo lo sufrido, argumentando que “la verdad solo tiene un camino”. Fue el 3 de enero de este año cuando I.B. acudió a una cafetería del centro, en torno a las ocho de la tarde, para consumir un par de vinos. Horas antes había tomado unas cervezas. Ha reconocido en su declaración que, tras recibir el cambio de vuelta, optó por darle una propina de un euro a la camarera y, en vez de dejarlo en el platillo como hace todo consumidor, se lo soltó dentro del mandil pero “sin tocar ni su ropa” ni tampoco tocarle sus partes íntimas. Ha reconocido que ante la reacción de enfado de la joven, se produjo un momento de crispación y nerviosismo que le llevó a insultar tanto a ella –“creo que le dije mora” y “guarra”- como al dueño del local, teniendo que ser desalojado de la cafetería entre varias personas. El acusado ha negado haber incurrido en un abuso sexual, tildando la acusación que se le hace de “locura”. “Tengo 68 años y nunca me ha pasado esto”, ha dicho. “Yo no la he tocado, no entiendo por qué dice esto”, ha insistido en su declaración. “Creo que alguien de su entorno le ha dicho que me denuncie”. El abogado de I.B. ha llegado a colocarse un delantal para escenificar la manera en la que su patrocinado le había dado el euro de propina a la víctima, resaltando que nunca le tocó y que si llega a saber que darle de esa forma un euro le iba a traer estos problemas se lo habría dejado encima de la mesa.

La declaración persistente de la víctima para hacer valer su dignidad

La versión del acusado choca directamente con la de la víctima, quien ha insistido en que I.B. le llegó a meter la mano al completo por dentro del mandil tocándole sus partes íntimas. Se quedó bloqueada, sin saber cómo reaccionar, llorando e intentando asumir la situación sufrida. Le recriminó al acusado lo que había hecho y acudió a la zona en donde estaba su jefe mientras I.B. le perseguía llamándole “puta, guarra” y queriendo tocarle el pecho. Lo tuvieron que sacar de la cafetería entre varias personas a las que también insultó, dejando a la joven presa de un ataque de nervios. “Se puso nervioso, violento, venía detrás de mí y entre varios no podían con él”, ha explicado sin saber todavía por qué obró de esa manera. “La verdad solo tiene un camino”, ha concluido la joven, quien ha hecho valer ante todo su “dignidad” por el episodio vivido contestando en varias ocasiones a las mismas preguntas sobre la manera en que sufrió este abuso. En todas ha contestado lo mismo, siendo clara en cuanto a la forma en la que se le atacó. Un joven que se encontraba en la cafetería en ese momento ha ratificado esta versión, manifestando que vio perfectamente cómo el acusado le tocó a la joven por debajo del mandil, verificando además que se puso agresivo, comenzó a insultar al personal y tuvo que ser desalojado. Ha indicado que la joven estaba muy nerviosa. El mismo estado en el que se la encontró el dueño del local, quien también recibió insultos por parte del acusado por su confesión religiosa, tal y como ha detallado ante su señoría. El testigo que vio los hechos ha insistido en varias ocasiones en que se produjeron esos tocamientos, y que le llamó la atención por cómo una persona de esa edad actuaba de esta forma con una chica tan joven.

Fiscalía pide condena porque los hechos están acreditados

Para la Fiscalía los hechos están perfectamente acreditados por lo que ha interesado una sentencia condenatoria. En su informe ha dejado claro que la joven no prestó consentimiento a ser tocada, haciendo hincapié en la declaración que sobre los hechos ha prestado y cómo la ha mantenido en todo momento. “Queda patente que le tocó”, ha dicho la representante del Ministerio Público. Sobre si ese modo de actuar lo habría hecho bajo los efectos del alcohol –como dice su Defensa-, ha insistido en que no queda probado que estuviera en esas condiciones como tampoco lo queda que pudiera estar bajo la influencia de una medicación que asegura tomar, al no quedar acreditado cómo le afecta ni desde cuándo la toma. Para la Fiscalía, en contra de una versión que es contundente, sin variaciones y clara como lo ha sido la ofrecida por la víctima existe otra no convincente, que es la del acusado. Ha considerado no coherente que una joven presente denuncia por abuso sexual solo por estar molesta por la forma en que alguien le da la propina, como mantiene la Defensa. Muy al contrario, considera que sí se produjeron los tocamientos que dan forma a un delito de abuso sexual porque hubo un ataque directo a la identidad sexual de esta mujer. No existe un ánimo de venganza entre ambas partes porque ni siquiera víctima y acusado se conocían previamente.

La Defensa reclama la absolución

La Defensa ha solicitado la absolución por cuanto considera que no ha quedado acreditado esos tocamientos. “El dejar la moneda” de esa manera “le ha causado este problema” a mi cliente, ha insistido, de quien “estoy convencido que es inocente”. El letrado ha hecho hincapié en que la forma en que se produjeron esos tocamientos varía según lo dice la víctima –desde la parte de arriba hacia abajo- o el testigo –de abajo hacia arriba-. Ha lamentado que no haya más pruebas como el visionado de las cámaras para tener una prueba objetiva, llegando a considerar la narración de los hechos como un “imposible”. Mantiene la Defensa que a su patrocinado se le detuvo un día después de una denuncia que se interpuso horas más tarde de los hechos, no al momento, tildando además el atestado que se hizo de “tendencioso”. También ha recalcado que su cliente había tomado alcohol insistiendo en su absolución porque tal acometimiento no se llevó a cabo.

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