Al poner el foco delimitamos y enfatizamos la realidad pensable. Resulta que me proponen para participar como “panelista” en esa innovación divulgativa que son los “webinarios”; una versión avanzada de los clásicos seminarios presenciales, y cuya naturaleza permite una mayor versatilidad y afluencia.
Desde Castilla y León me piden que focalice el tema: “Salud mental y bienestar; una prioridad global”.
En una primera visión vemos que nos encontramos ante un sistema de ideas, es decir, ante un organismo de cierta complejidad.
Si acudimos a la definición como fundamento básico de una idea, tenemos que, según la OMS, “la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social”.
La lectura de la primera parte del axioma no deja lugar a la duda: entre la salud mental y el bienestar rige una relación de necesidad y dependencia. No pueden existir lo uno sin lo otro; la existencia separada no encuentra sentido. El malestar psíquico relativiza a la baja el bienestar; y para propiciar el bienestar hay fomentar la salud mental.
Asimismo, esta relación nos da la pauta para concluir que la priorización global es de vital importancia.
Sin duda, este mensaje está dirigido, en especial, a la política, como poder transformador, mentor del Estado del Bienestar, y único ser capaz de establecer prioridades en el abordaje con cierta neutralidad.
Para lograr la consecución de una sociedad con salud mental necesitamos el concurso de los poderes públicos. Para convencer a los responsables hemos de construir un lenguaje liberador sobre salud mental; debemos dibujar una balanza, donde el peso de los beneficios sea manifiesto, e incluso cuantificable.
Es un error, es un camino demasiado concurrido, pensar que la salud mental se dará por añadidura; antes bien, exigirá la movilización de grandes recursos, y la cristalización de una conciencia colectiva, pero como digo, los beneficios serán evidentes.
La salud mental ya no es algo que afecta a otros y otras, sino que es un aspecto fundacional del individuo. Debemos proveer tanto su recuperación como su cuidado. La salud mental está incrustada en todos los aspectos de la vida.
El origen de una sociedad libre de malestar psíquico, y de prácticas contrarias a los derechos humanos, solo puede tener lugar en base a un proceso global y coordinado. Una vez interiorizada la prioridad, no caben acciones leves y desvencijadas.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son signo de buena voluntad, pero corresponde a todos los componentes del cuerpo social el despliegue de sus principios.
Muchos de los problemas que nos afectan sólo encuentran solución si hacemos un balance global, donde la experiencia de unos germine en los titubeos de otros.