En algo menos de una semana, los lectores tendrán oportunidad de reencontrarse con una añorada publicación del IEC: Transfretana. En esta ocasión coordinada por el también miembro del Instituto de Estudios Ceutíes, Adolfo Hernández Lafuente, tiene carácter monográfico sobre la problemática actual de Ceuta y la propuesta de soluciones a algunos de los conflictos que hoy presenta la ciudad. Estas soluciones o propuestas vienen de la mano de expertos con voz y conocimiento acerca de los mismos, que precisan ser escuchadas, y leídas, por quienes tienen en su mano el poder de resolver algunas de las cuestiones que afronta la ciudad.
P. ¿Cómo surge la idea de retomar la publicación de una revista tan significada para Ceuta y el IEC como lo es Transfretana?
–Efectivamente, la revista Transfretana ha tenido un papel importante como vehículo de difusión de estudios sobre Ceuta, en especial para reunir los trabajos de los miembros del propio Instituto y divulgarlos. Pero esa función no se perdió a causa de la paralización de su edición, porque se han seguido editando esos trabajos en forma de monografías.
Siempre he mantenido que Ceuta es una ciudad que ha producido un acervo importante de publicaciones sobre ella misma, y eso ha sido por las contribuciones tanto del Instituto de Estudios Ceutíes como del Archivo General de Ceuta. Es una ciudad rica en publicaciones, lo que es consecuente con lo peculiar de su propia identidad. Pero Transfretana se había convertido en un hito histórico superado por sus propias circunstancias, entre ellas, el crecimiento del Instituto, la extensión de las materias a las que se dedica en la actualidad, la organización de otras actividades más perentorias, como las Jornadas y otras actividades semejantes, incluido su extenso catálogo de publicaciones. ¿Cómo surge ahora la idea de retomarla? Pues creo que se debe a dos motivos coyunturales. Por un lado, el impulso de su dirección: a mi me propuso el encargo de recuperar su publicación José Antonio Alarcón, pero lo unió al objetivo de tratar monográficamente la problemática de la crisis por la que atraviesa la ciudad. Era una idea que coincidía con la preocupación que muchos teníamos sobre lo que estaba sucediendo y el deseo de colaborar, y de ahí surge que en un periodo corto de tiempo la idea se materialice y se convierta en esta publicación que ahora presentamos.
Respecto a la historia y vicisitudes de Transfretana, José Luis Gómez Barceló hace una espléndida crónica que se inserta al inicio de este Número 8 de la revista
–Este próximo número de esta clásica publicación del IEC quiere poner de manifiesto los problemas de Ceuta, pero también sus posibilidades y soluciones. ¿Cómo surge la idea de que este sea el eje sobre el que se estructura? Sin duda es un ambicioso proyecto poner tantas perspectivas compartiendo espacio.
–Bueno, casi acabo de decirlo. La revista actualiza su función, reconvierte su utilidad, sirviendo de vehículo para contribuir a una causa general, recabando la colaboración de los miembros del Instituto en esa tarea colectiva y recogiendo en sus páginas ideas para contribuir a solucionar nuestros problemas. Podemos decir que, pensando en cómo contribuir, la idea de su recuperación vino a dar solución al propósito que muchos albergábamos. Quienes consideramos que el Instituto es una especie de think-tank que aborda los estudios locales desde una perspectiva académica, en el que coincidimos con un ánimo generoso de contribuir a la mejora de nuestra comunidad, responder a esta necesidad era una tarea que se palpaba.
–¿Cree que hay algún aspecto que se ha quedado en el tintero y que le hubiera gustado incluir?
–Por supuesto que no se aborda todo lo preciso. Hay que reconocer que en este volumen no están todos los temas cuya atención parece necesaria, pero cada uno de los que están reúnen esa condición. De modo que todos los que se incluyen son asuntos prioritarios y su enfoque está orientado a dar soluciones a la salida de la crisis. Todos ellos son merecedores de atención, pero faltan otros muchos. Nuestro propósito no ha sido abarcarlo todo, sino dar testimonio de que existe talento en la propia ciudad para ayudar a salir de la crisis. Poner de manifiesto que es dentro de nuestra comunidad donde podemos encontrar salidas a la crisis, lo que no quiere decir que en otros muchos aspectos no necesitemos la solidaridad de los demás. Pero, por lo que me pides, siendo concreto, muchos trabajos iniciados, por diversas razones, no se han podido culminar, como la especial identidad de nuestra ciudad y lo que ello aporta para levantarnos con coraje, las específicas condiciones de nuestro medio ambiente para ayudar a la conservación de la naturaleza, la plataforma de investigación científica que esta ciudad podría generar, la contribución a la digitalización de la sociedad, y otras más que se plantearon en el diseño de la revista, pero que por unas u otras causas no se han podido terminar. Pero existe el germen y es fácil reclamar que se materialicen.
–Para este número usted ha sido coordinador de la publicación. ¿Cómo se realizó la selección de los artículos y de sus autores?
–Ha sido para mi de gran satisfacción encontrar una respuesta entusiasta entre todos mis compañeros del Instituto. Es digno de destacar. Hay mucho talento y gran generosidad. Todo lo que aquí aportamos se hace de manera gratuita, como un añadido al trabajo de cada cual. Es una solidaridad muy competitiva con las ayudas económicas que otros reciben por hacer trabajos semejantes. Por eso es un elemento que merece ser destacado. Volviendo a lo concreto, la selección se hizo trazando un catálogo de necesidades y convocando a quienes sobre esos temas podían investigar. Pocos fueron los que renunciaron a la convocatoria, y quienes lo hicieron, en su casi unanimidad, estaban justificados por su personal carga de trabajo.
–En esta edición de Transfretana se dan cita numerosas temáticas, girando todas en el sentido de la recuperación de Ceuta. ¿Qué puede encontrar el lector que tenga en sus manos un ejemplar? ¿Qué propósitos y objetivos tiene la publicación?
–Lo primero, es provocar optimismo. Mostrar que hay salidas a la crisis, que existe un gran potencial en nuestra ciudad. La revista así lo testimonia. Quiere ser en gran medida un dinamizador de nuestra sociedad, salir de la inanidad, de la desidia. Poner de manifiesto que todos somos responsables de lo que nos sucede y que a todos nos atañe colaborar. Ser testimonio, ejemplo, movilizar. ¿Qué más podemos esperar? El lector encontrará en ella ideas y propuestas con las que poder debatir soluciones; estímulos para no sentir la precariedad, el desánimo o la falta de iniciativas. Hay esperanzas, y es en el trabajo y en la participación donde podemos coincidir.
– ¿Qué diferencias hay entre el ultimo número de Transfretana que vio la luz, el número 7, y este que se presentará públicamente el 15 de septiembre?
–El número 7 de la revista se editó en el año 2001. ¡Qué lejos queda la sociedad de entonces de nuestra realidad actual! Pensemos cada cual lo lejos que estamos de aquel entonces. Se publicó como homenaje a José García Cosío, y recogía una miscelánea de artículos reunidos entre los asuntos particulares que los miembros del Instituto se dedicaban en aquel entonces. En este número nos convoca la necesidad, la causa general, las preocupaciones en las que todos coincidimos. Es una respuesta a las urgencias de la realidad.
Felicitaciones a todos los miembros del IEC por este nuevo núm. de Transfretana.