Ana Sañudo es natural de Cádiz y recién graduada en Enfermería por la Universidad de Granada en el
campus de Ceuta. Ella decidió irse a casa cuando se decretó el
estado de alarma pero, pasados los días, se ofreció para trabajar como enfermera en categoría de último curso de la carrera. A los tres días partió a Madrid, con su primer contrato de trabajo,
para combatir contra el coronavirus como sanitaria en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos. Cuando terminó su etapa como sanitaria quiso poner rumbo a su casa junto a su familia, pero hubo un contratiempo inesperado. Un día antes de partir a Cádiz dio positivo en la prueba del COVID-19 y tuvo que quedarse más de una semana en el
hotel medicalizado que depende del Hospital Gregorio Marañón. Ahora ya está en su casa –con sorpresa a su madre incluida–, es negativo en coronavirus y ha entregado el trabajo de Fin de Grado. Solo espera que la pandemia termine para volver a Ceuta y finalizar lo que le ha quedado pendiente: despedirse de la ciudad y de su etapa universitaria junto a sus amigas.
–¿Como te sentiste al dar negativo? ¿Y tu familia? –Muy bien. La mañana que tenían que decírmelo estuve súper nerviosa. Me lo dieron a mediodía, sobre las doce de la mañana. Cuando me desperté vino un médico y me pregunto qué tal había dormido y si estaba contenta, claro no sabía qué quería decirme, y es porque mi prueba, por fin, había salido negativo. Cuando escuché eso me quedé muy tranquila porque estaba la posibilidad de seguir siendo positivo, no es raro. Hay personas que tardan más días en dar negativo. Lo primero que hice fue llamar a mi madre y, cuando le dije ‘negativo’, empezó a llorar y a decírselo a toda mi familia. Estaban todos felices porque volvía a casa.
–¿Cómo te preparaste para volver a casa? –Me dieron el alta y me compré los billetes de vuelta a casa. Me despedí del hotel medicalizado y de todas las enfermeras y auxiliares y médicos que había y que me habían tratado tan bien. Les di las gracias por el buen trato y porque no me faltó de nada, me sentí muy a gusto todo el tiempo y muy bien cuidada.
–¿Cómo fue el viaje de vuelta? –En el viaje de vuelta cogí un taxi desde el hotel medicalizado hasta la estación de AVE Atocha. En el vagón las medidas de seguridad eran no tener a nadie sentado al lado, el tren en sí estaba completo pero a nadie al lado, sino una persona delante y otra detrás. En el transporte público debíamos llevar puesta en todo momento la mascarilla tanto en el taxi como en el AVE.
–¿Como te recibió tu familia? –Me dieron el alta y, teóricamente, me iba al día siguiente a mi casa. Pero mi padre vio que había un último AVE por la noche así que, aunque llegara de madrugada a mi casa, me convenció para coger ese. Él me vino a buscar a la estación de Cádiz y le di una sorpresón a mi madre porque ella me esperaba al día siguiente. No sospechó nada en ningún momento y a la una y media de la madrugada me vio, recién despertada porque escuchó a mi padre, y empezó a llorar un montón. Fue un reencuentro súper emocionante, yo estaba nerviosísima. Además, avisé a mis amigas de que llegaba a esas horas de la noche y aparecieron en mi casa… Eso no me lo imaginé ni yo. En resumen: le di la sorpresa a mi madre y yo me la llevé por parte de mis amigas.
–¿Cómo ha sido el compatibilizar el fin del Grado de Enfermería con la pandemia, el trabajo, además de vivir unas semanas en un hotel medicalizado? –Ayer expuse mi TFG y acabé el último examen. Les pedí a los sanitarios del hotel que si me podían adelantar la prueba del lunes al viernes porque tenía la presentación del TFG y me aceptaron la petición. Así que me dieron el resultado de negativo en COVID-19 el sábado. Como coincidencia, ese habría sido el día de mi graduación en Ceuta y estábamos todos mis compañeros y yo algo nostálgicos por el día que era, ya que estaríamos preparándonos, vendría toda la familia a vernos cerrar una de las etapas más bonitas que hemos vivido en Ceuta y pasó esto, un giro inesperado me hizo ser enfermera antes de lo previsto. El fin de mi etapa universitaria cambió de ser un día de los más bonitos de mi vida junto a mis amigas a estar en Madrid muy nerviosa esperando el resultado de mis pruebas del coronavirus.
–¿Cuál es tu última sensación de Ceuta? –Ahora que ya lo tengo todo terminado, solo me queda una espinita y es Ceuta. Mi último año no lo esperaba así, me han quedado muchos planes por hacer y espero poder volver pronto. Cuando comience la fase 3 si se puede, iré para recoger todas mis cosas y sobre todo para despedirme de mis compañeros y de las amistades que tengo allí.
Lo único que tengo ese sabor agridulce al ver que no ha terminado todo como esperaba. Y aunque no hayamos tenido viaje, graduación y cena de clausura confío en que cuando las condiciones sean las oportunas podamos reunirnos todos en la Universidad y tener el acto porque nos ha faltado ese momento. Mientras tanto me conformaré con poder volver a hacer la mudanza y pasar unos días con mis compañeras de piso, mis amigas y agradecerle a mi Perla todo lo que me ha regalado en estos años. Cuando llegué me advirtieron: quien a Ceuta llega llorando se va llorando. Me reí y jamás pensé que lloraría tanto al irme, un pedacito mío se queda en Ceuta y Ceuta viene siempre conmigo.