Parece mentira pero un enfermo mental tiene los designios de todo un país. Pero los medios de comunicación y la opinión pública generalizada lo trata como si fuera una persona normal. Pero no lo es.
Un tipo que miente compulsivamente tiene una enfermedad denominada “mitomanía”, con tendencia a inventarse historias donde normalmente él suele ser el protagonista, héroe y salvador.
Además cuando le afea el gesto por la mentira cualquier otro, tenderá a darle la vuelta inventando otra mentira aún mayor.
Las mentiras suelen ser tan “gordas” que incluso hacen dudar al interlocutor o interlocutores sobre la veracidad de la misma.
Pero además esta persona padece psicopatía no sintiendo simpatía por nadie y tendencia a utilizar a todos los que lo rodean hasta que dejan de serle de utilidad para su fin y a partir de ese momento sentirá desprecio por ellos e incluso puede considerarlos enemigos y no dudará en perseguirlos incluso.
Una persona así, puede ser tratada y no causaría ningún problema, pero si a las dos enfermedades mitomanía y psicopatía unimos el poder, el desastre puede ser monumental y eso es lo que está ocurriendo.
Lo que es imperdonable es que a una persona enferma se le trate como si fuera normal y las cosas que dice y hace sean analizadas como fruto de una mente sana.
Los empresarios y los sindicatos, los medios de comunicación, y montones de grupos políticos, asociaciones etc. Etc.
Lo consideran como interlocutor válido, sin tener en cuenta que tratan con un enfermo. Unos por miedo a las consecuencias, otros para aprovecharse de su debilidad mental y conseguir objetivos que nunca conseguirían al tratar con una mente normal.
Sus subordinados no sólo lo obedecen sino que se contagian unos a otros la mitomanía y no dudan en mentir como su jefe. Aún a sabiendas de que su final será el mismo que el de algunos compañeros que no sólo salieron del poder sino que incluso están siendo perseguidos por no seguir la corriente al enfermo.
Incluso otros poderes internacionales le siguen la corriente al enfermo, aunque le dan largas en sus objetivos y por tanto el enfermo no duda en echarles las culpas de todos sus males y continuará intentando engañarles.
Pero lo peor de lo peor es que su familia y su partido, en lugar de tratar medicamente al enfermo se dediquen a seguirle la corriente, darle la razón, aún a sabiendas que se trata de un enfermo, algunos mucho más sensatos hacen ver al resto y a los medios de comunicación que se trata de un enfermo y que no hay que tener en cuenta las cosas que dice o hace, pero estos son minorías y son maltratados por la parte psicopática del enfermo, al que la mayoría continúa siguiéndole la corriente.
Por otro lado sospecho que el enfermo no sabe que lo está y por tanto se cree sus propias mentiras y las defiende aun cuando haya dicho otra “verdad” distinta hace dos minutos.
Además actúa en forma de espiral y sus mentiras son cada vez más gordas y cada vez tienen peores consecuencias para el resto de los seres que sufrimos las consecuencias de sus mentiras.
Auguro el mayor de los desastres para los ESPAÑOLES de a pie, los que tratamos de ahorrar, de sacar a nuestras familias para adelante, teniendo en cuenta el amplísimo poder del Estado en nuestros días, cuando al frente del gobierno está una persona a la que le importa muy poco, nuestras libertades, nuestras propiedades, la formación de nuestros hijos, la unidad de ESPAÑA, la defensa de nuestra lengua, la autoridad de las fuerzas del orden, nuestra salud, nuestros muertos.
A un enfermo de estas características solo le importa él y el mantenimiento del poder y si para ello tiene que acabar con todo acabará con todo como esos enfermos acaban con las familias este va a acabar con todos los españoles.
Cuando echamos el papel en la urna hay que saber lo que se está haciendo y las consecuencias que traerá.