“En paro mientras los transfronterizos no”

Ocho ceutíes llevan cinco días a las puertas del Ayuntamiento en huelga de hambre defendiendo “dignidad” y pidiendo “que el PP cumpla lo que nos prometió: darnos un trabajo” Bajo una pancarta en la que piden al presidente de la Ciudad que cumpla sus promesas, ocho ceutíes llevan ya cinco días en huelga de hambre. “Bebemos agua y leche, esa es la verdad”, admiten con ganas de contar todo lo que sienten. “Sobre todo indignación, la gente nos mira con indiferencia y nosotros pedimos vivir con dignidad, no queremos ni robar ni traficar, sólo un trabajo que nos prometieron para sacar adelante a nuestras familias”. No entienden por qué “un transfronterizo o alguien de la península viene aquí a trabajar en puestos que nosotros podemos cubrir”, critican y bajo un sol que ya quema los cartones sobre los que pasan las noches, aseguran que “es una realidad que si eres musulmán, se cierran puertas y que la mayor parte de los que tienen que acudir a pedir ayudas sociales o los que esperan en la cola del paro son de esta comunidad”. Reduan Kaddur tiene 37 años y recuerda que “antes éramos 800 los que denunciábamos esta situación. Hemos quedado ocho, pero lucharemos hasta el final”. A su lado, Abdeselam y Mohamed, padre e hijo, también se mantienen firmes. “¿Qué clase de futuro le puedo ofrecer a mis hijos si no dejo de buscar trabajo, no encuentro y ellos estudian cursos y tampoco encuentran nada? es lo único que queremos y que no se mire con indiferencia la situación en la que estamos”. Alí tiene 39 años, cuatro hijos y lleva varios años sin trabajar y Abdeselam Mohamed 36 y nunca pensó que se vería en esta situación para poder luchar por el pan de sus dos niños. Hamido vive en Castillejos “porque allí pago 150 euros por alquiler y gastos mientras a los marroquíes les dan viviendas en la ciudad”, denuncia. Ahora se va a quedar sin la ayuda de los 400 euros y ya está desesperado y no ve la luz. Por eso, “porque no tenemos nada que perder, luchamos por nuestra dignidad y por conseguir un futuro mejor”.
El mismo lunes Vivas se acercó hasta ellos “y nos dijo que no podía hacer nada”. Reflexionan y dicen que “los gobernantes deben gobernar para el pueblo, no para su propio beneficio y podrán comprar a los medios de comunicación o incluso a otras personas, pero a nosotros no ni a nuestra dignidad y no nos iremos de aquí hasta que se cumpla la promesa y mejore la situación para los vecinos que se merecen trabajar, alquileres de viviendas a precios justos...”. Ayer por la tarde, uno de ellos tuvo que ser trasladado al Hospital Universitario por encontrarse mal, al igual que otro compañero a principios de semana. Pero seguirán.