Con unos 80.000 habitantes y más de 61.000 vehículos de motor matriculados en 2011, un 50% más que en 1997 según los datos del ‘Anuario Económico de España 2012’ de ‘la Caixa’, el proyecto de nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Ceuta se fija como “objetivo fundamental” la concepción del transporte público urbano “como parte integrante del modelo urbanístico general”. “Se debe compatibilizar una cierta limitación del vehículo privado con un adecuado sistema de aparcamientos y zonas de carga y descarga”, apunta el documento, que señala que “el Istmo y La Almina son áreas donde se debe incidir más en este aspecto”.
Sin pretener llegar a las medidas radicales adoptadas en Londres y otras capitales europeas, donde se ha vetado o restringido a ciertas matrículos el tránsito de automóviles privados por sus corazones urbanos, el documento es partidario de “propiciar un modelo de ciudad que posibilite la adecuada calidad del medioambiente urbano, facilitando tanto las relaciones sociales como el intercambio personal”.
A tal efecto, dirige sus actuaciones “a la mejora de la trama urbana mediante un adecuado tratamiento del espacio público, considerado éste como uno de los aspectos significativos de la calidad de vida de los ciudadanos”.
“En todo caso”, señala el proyecto, “los objetivos pasan por una revisión sistemática de la red viaria a nivel de funcionalidad basada en tres líneas de actuación: refuncionalización de la red existente, proyecto de nuevas secciones e intersecciones y, a nivel formal, la configuración del espacio público en paseos, avenidas y plazas”.
El documento que la consejera de Fomento, Susana Román, se propone elevar al Pleno antes de que termine el año aboga hacer “compatibles y complementarios” el transporte público, el privado y la movilidad peatonal para “avanzar hacia un modelo integrado de transporte que rentabilice, en su caso, las infraestructuras existentes”.
El futuro PGOU aboga por “fomentar el transporte colectivo, especialmente entre la Ciudad y el Campo Exterior” con “políticas activas y medidas disuasorias para que tanto residentes como visitantes y vecinos de otros barrios se inclinen por el transporte colectivo o la movilidad peatonal, superando el esquema radial de la red actual”.
A la espera de que el Ministerio de Fomento decida si ejecutará o no la conexión Puerto-Frontera, la Ciudad apuesta por consolidar “dos vías de tráfico motorizado de rango local paralelas a los litorales que garanticen las conexiones entre barriadas”.
En el centro, cree conveniente “reforzar la movilidad peatonal mediante la definición de itinerarios que permitan, cuando fuera necesario, sortear las barreras físicas existentes con el fin de permitir la movilidad entre barrios, especialmente los menos comunicados y a los ejes viarios principales”.
En ese ámbito, se propone la creación de recorridos transversales paralelos a las líneas litorales Mediterránea y Atlántica en el Campo Exterior y “la realización de un Plan de Transporte Público que regule la progresiva implantación de restricciones al tráfico motorizado privado en beneficio de las redes públicas de transporte”, así como convertir las carreteras nacionales al Tarajal y Benzú “en avenidas marítimas con función de paseo y esparcimiento”.