Un grupo de usuarios de La Bolera, propietarios de mascotas, se concentró en la cala para reivindicar que la habilitación de la playa para animales domésticos sea más adecuada. Otros bañistas sin embargo, vieron su día de playa condicionado ante la presencia de más de una docena de perros.
La concentración transcurrió sin incidentes graves, a excepción de una pelea entre dos de los animales y un enfrentamiento verbal entre dos personas con diferente opinión, que tuvieron lugar durante la presencia de este medio el la playa. La decisión de habilitar la cala de La Bolera para animales domésticos generó polémica desde el primer día. Pese a ser una demanda que la ciudadanía llevaba reclamando desde hace años, la iniciativa de la Ciudad parece haberse quedado a medias. Ni las personas que acuden a la playa con perro, ni las que lo dejan en casa, o no tienen mascota, están conformes con la nueva situación. Ante ésto, diversas asociaciones tomaron la decisión de reunirse a una determinada hora, como forma de protesta, y no descartan organizar una recogida de firmas. La concentración fue iniciada por tres asociaciones, Áfrika 9, Amigos de los Perros y Plataforma Vida sin Voz. La convocatoria se realizó por redes sociales y se extendió gracias al boca a boca. El llamamiento era a las 18.00 de la tarde, a esa hora ya había numerosos perros, con sus respectivos dueños, mientras familias y bañistas disfrutaban del día. Coincidieron, pues, quienes estaban a favor de la habilitación y los que se oponen, dos posturas opuestas con infinidad de matices, según a quien se pregunte. Por un lado, los que defienden que la zona debe seguir siendo habilitada para acudir con mascotas, por el otro, quienes dicen que el lugar debería ser otro y que, de acudir con perro a la playa, debería cumplirse la normativa municipal. No se explica, por parte de asociaciones y los pro habilitación, que tras tantos años reclamando un espacio así, haya quien quiera volver a la situación anterior. “Ceuta es como una ísla, con la cantidad de kilómetros de costa que tenemos, ¿cómo puede no haber un sitio así?”, reclama uno de los dueños. Creen que los animales tienen derecho a disfrutar, al menos, de una de las muchas playas y calas de la Ciudad Autónoma. Lamentan también que los perros molesten a otros usuarios, mientras gran parte del litoral se encuentra sucio y con desperdicios, “Lo más triste es que luego no te encuentras una caca de perro, si no botellas, latas y basura. Incluso las playas punteras son un vertedero”. Las asociaciones también han remarcado que La Bolera no está reconocida como playa legalmente y que, aún sabiendo que hay quien está molesto por la llegada de los animales, sigue siendo un gran beneficio para muchos. Lo que más lamentan, sin embargo, es que se vean obligados a cumplir con la normativa municipal (el animal atado y con bozal si se trata de una raza supuestamente peligrosa), “Para traerlo atado lo dejo en casa, no tiene sentido”, se queja la dueña de uno de los perros. De hecho, si no se cambia de parecer ante esta situación, las asociaciones están dispuestas a realizar una recogida de firmas para que se permita tener sueltos a los animales en la zona habilitada. El contrapunto de estos puntos de vista es la opinión contraria, que prioriza a los bañistas y que en ningún momento se muestran contrarios a la existencia de una playa habilitada para sacar a los animales, siempre y cuando se respete la normativa y se realice con un comportamiento cívico. Los usuarios de la cala argumentan que muchas de las familias que acuden también tienen perro, pero lo dejan en casa para no molestar a los demás. “Nosotros mismos traemos a los animales cuando no hay gente, de toda la vida, pero no así”, expone una familia, presente cuando comenzó la aglomeración de mascotas. Temen por el bienestar de los más pequeños y de los bañistas, que buscan disfrutar de una jornada de descanso, “No es normal tener perros sueltos habiendo niños cerca”, dicen, “Imagínate la pelea de perros que ha habido, ¿si le hace algo a un niño, qué?. Tienen que estar atados, así no tenemos problema”. Recuerdan el incidente de hace tiempo, en el que un perro, que estaba suelto, hirió gravemente a un niño en la cara. También otro usuario aseguró, en relación a lo anterior, que, “Este mismo jueves otro perro arañó a un crío”. Consideran que la culpa de la situación no la tiene ni un bando ni otro, si no la Consejería de Medio Ambiente por no dejar claras las condiciones, “La culpa la tiene el consejero que hizo esto, debería de reconsiderar la situación”. Reconocen que, a excepción del principio, los dueños recogen los restos que dejan los animales pero la orina queda en la arena. “Cuando los perros mean en la calle, Trace lo limpia, pero la arena no es tratada en ningún momento y huele a orín en algunas zonas” dice un usuario. Algunos de los presentes también señalan que desde que se habilitó la playa para animales han empezado a salir bichos de la arena, insectos que, según ellos, no habían aparecido hasta ahora. Estas causas les hacen pensar que podría haber infecciones que afecten tanto a personas como a animales. De modo conciliador, varias personas indican, también, que la playa tiene dos zonas separadas por una protuberancia rocosa, y que en el otro lado siempre ha habido perros sin generar problemas, “Hay dos calas, una para cada uno y fin del problema” comentaron varias personas. Además de ésta solución, también consideran que la playa del cementerio debería haber sido la elegida para la habilitación por ser menos utilizada por bañistas. Todo el mundo, sin embargo, está de acuerdo en la situación de la playa, independientemente de que acudan animales o no. Reclaman una mejor infraestructura, aunque reconocen que los trabajos de limpieza que se han estado llevando a cabo últimamente, “Se notan y se agradecen”. Los usuarios continúan solicitando un contenedor en la propia arena ya que ahora se ven obligados a tener que subir las escaleras que dan acceso cada vez que quieran tirar algo, especialmente incómodo para los que acuden acompañados de animales y tienen que recoger los excrementos. No entienden, sin embargo, que se lleve pidiendo desde hace años la instalación de una ducha para poder deshacerse de la arena y del salitre y, lejos de ponerse, se haya instalado ahora una para los perros.