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“En cuanto se va la UIR, dan el palo”

“Vénte, tómate un café aquí y verás cómo cuando se va la UIR empiezan a aparecer los mismos de siempre. Ahora están más calmados pero durante la feria no han parado de robar”. Quien es habla es un comerciante de las naves del Tarajal.

Uno de tantos que se ha convertido, durante estas semanas, en testigo accidental e improvisado de la cadena de robos perpetrados en las cercanías de la frontera. Tras ella está una banda de menores que en las pasadas fiestas patronales ha hecho su agosto a base de quitar bolsos, de robar a marroquíes o de destrozar coches para hacerse con lo que hay en su interior. Sus víctimas preferidas han sido marroquíes, pero también han actuado sobre mujeres del hogar y personas que acudían a las naves del polígono a comprar.
“Muchos no denuncian”, asevera un comerciante del lugar que pide no publicar su nombre. “Si son marroquíes no quieren problemas porque luego les ‘manchan’ el pasaporte y ya no pueden entrar en Ceuta durante un tiempo”, señala. “Mira, ahí mismo, en la parada”, indica señalando la zona de carga del bus, “le quitaron el bolso el otro día a varias mujeres. En cuanto ven que no está la Policía roban”, añade.
Los propios comerciantes del Tarajal se suman a estas denuncias y lamentan la poca acción policial para frenar esta escalada delictiva también reconocida por los taxistas. “Te puedes creer que llamé a la Policía para avisar que estaban por aquí robando y me preguntaron cómo iban vestidos y si eran marroquíes o españoles...”, lamenta un comerciante.
En ocasiones los ataques de estos delincuentes se han producido con la única presión de sus amenazas, pero en otras han llegado a hacer uso de armas blancas y hasta mazas para romper los cristales de los vehículos en los que después roban.
Una vez cometido el atraco, señalan los comerciantes, acostumbran a huir por las escaleras que conducen al Príncipe. En la escapada llegan incluso a arrojar los bolsos robados en patios de viviendas cercanas para, despistada la Policía, acudir en busca de lo robado o mandar a alguien a que cumpla con este cometido.
Son auténticas acciones organizadas de las que a veces se tiene constancia policial pero otras no, al no existir denuncia de los hechos. Lo que sucede en este punto fronterizo muestra el repunte de pequeños atracos y atentados contra el patrimonio que la Jefatura Superior vincula con la crisis. El entorno fronterizo es escenario de ello pero también lo son otras barriadas e incluso la zona centro, ya que los vecinos han denunciado a ‘El Faro’ la repetición de robos a base de tirones en zonas como el paseo de la Marina.

Petición unánime: policía de barrio

La solicitud la hacía pública esta misma semana la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos: urge la implantación de la llamada policía de barrio, que constituyó una promesa política todavía sin materializar. La falta de agentes de la UPR por las calles es clara, al estar destinadas a otros menesteres acatando órdenes judiciales, y la necesidad de incrementar las patrullas de la Policía Local en barrios es toda una reclamación de los presidentes de las barriadas. Esta misma semana se producía en San José el atraco a un estanquero, sólo 24 horas después de que en la misma zona tuvieran lugar otros tres robos. Con el presunto autor de los hechos casi identificado, se suceden las quejas por robos, sobre todo tirones, con empleo de violencia.

Apuntes

La ley del menor:
Los robos producidos tanto en el entorno del Tarajal como contra el gremio de los taxistas han sido llevados a cabo por menores. Así lo cuentan sus víctimas. La ley del menor contempla medidas menos coercitivas que en el caso de la delincuencia adulta.
Investigaciones:
La Jefatura Superior indica que está en curso la investigación para dar con las personas autoras de los robos a taxistas. De hecho una de las víctimas aportó incluso las posibles identidades de quienes están detrás del auténtico acoso que ha sufrido el gremio, con cerca de ocho ataques en un mes.
Organización:
En la comisión de los robos muchas veces se cuenta con la colaboración de varias personas. La que comete el robo seguida de quien le ayuda a zafarse de la Policía si ésta hace acto de presencia. Los patios de algunas viviendas del Príncipe, sobre todo del Felipe, han sido empleados para que los ladrones arrojen los bolsos robados que luego recuperan con tal de deshacerse momentáneamente de las pruebas.

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