En busca del autobús

La presión que los inmigrantes ejercen en el puerto está cada vez más presente. Al acoso que ejercen sobre los camioneros, se suma también los intentos de entrada en los autobuses y remolques.

“No saben siquiera si vamos a Marruecos... igual no les interesaba tanto la jugada”, apunta el conductor de un bus, harto ya de ‘invitar’ a más de un subsahariano a abandonar su autocar dedicado a la realización de rutas turísticas al vecino país. Y es que el inmigrante no entiende ni de matrículas ni de destinos y en los acosos continuados que se producen sobre los vehículos hay quien puede equivocarse de huida.
Así pasan las horas en la avenida portuaria y los subsaharianos se concentran en grupos para buscar el objetivo. Y ayer parece que eran los autobuses. Varios consiguieron colarse en su interior, aunque poco les duró el éxito: pocas horas después eran interceptados por la Guardia Civil en el embarque. Los subsaharianos quieren escapar y tras las últimas detenciones en el CETI para proceder a su traslado a centros de internamiento para su deportación -ayer fueron detenidos 17 nigerianos-, la presión es mucho mayor. Pero también se produce en la planta de transferencia de residuos del Hacho, a donde siguen acudiendo grupos incluso aprovechando las noches para intentar colarse en los primeros camiones de la mañana.
Ayer el mar estuvo tranquilo, sin nuevas entradas, pero hubo salidas equilibrando la balanza migratoria.

A la carrera, a por el remolque: En la estación marítima

Durante toda la mañana los intentos de salida de Ceuta fueron constantes. Los subsaharianos ya no sólo buscan los camiones, se conforman con los remolques y con los autobuses, sin saber a ciencia cierta la ruta que éstos seguirán. Ayer en el embarque se localizaron varios residentes del CETI dentro de estos vehículos. Los guardias civiles ya temen que la próxima ‘Operación Feriante’ sea, este año, más problemática.

Y en un descuido... consigue colarse: Varios inmigrantes, en busca de salida

En este mismo remolque fueron varios los inmigrantes que pudieron colarse. Buscaban a la desesperada que nadie vigilara en su entorno para mover la lona que lo cubría y ocultarse en el interior. Todo ello sin que hubiera vigilancia alguna en el puerto. Las mismas escenas tendían a reproducirse en el entorno de la planta de transferencia del Hacho, con grupos más reducidos de residentes que intentan buscar un hueco entre las basuras. Entre los rostros de quienes ayer buscaban escapar de esta manera oficiosa, muchos de los que hace tan sólo dos semanas han llegado en balsa a la ciudad. Y una imagen: la de subsaharianos que llaman por móvil a los que ya se han colado.

Presión en la zona de embarque: Se hace vigilancia sobre el tránsito de vehículos

Imágenes como ésta son comunes. Mientras grupos de subsaharianos esperan en determinados puntos del puerto, otros avanzan y se acercan a las verjas que dan al embarque. Son los encargados de controlar el discurrir de los camiones e, incluso, de efectuar llamadas desde sus móviles a, suponemos, inmigrantes que ya están dentro de los camiones. La presencia en toda la avenida portuaria es diaria, aunque hay franjas horarias en las que disminuye, sobre todo cuando se corresponde con la hora en la que se reparte las raciones de comida en el CETI.

Dos regresan al no conseguirlo, y los demás esperan su turno: Lo intentaron debajo de un autocar

Esta pareja de subsaharianos había intentado colarse en los bajos de un autocar, tras inspeccionarlo adecuadamente. No pudieron y retornaron al punto en donde se encontraban más compatriotas. Ahora se corre la lista y son otros los que miran el tránsito de los vehículos, esperando el momento en que el asalto se pueda llevar a cabo de forma exitosa. Varios de los inmigrantes apostados llevan a sus espaldas pequeñas mochilas con el alimento justo por si consiguen colarse en el camión. Los controles que sobre los vehículos llevan a cabo las fuerzas de seguridad son aleatorios, y en eso se basan las expectativas de los sin papeles para poder escapar. El 90% de los que esperan en el puerto son subsaharianos, salvo algún caso concreto de argelinos o sirios.