El porcentaje de mujeres víctimas de la violencia de género que serán contratadas en los Planes de Empleo pasará del 3% al 5% del total de personas que en breve contarán con un puesto de trabajo.
Así lo propuso la Ciudad y fue aprobado por unanimidad en la comisión ejecutiva del Servicio Público de Empleo (SEPE) con el apoyo de la Administración central, de los sindicatos y de los empresarios.
La medida no sólo permitirá paliar la complicada situación económica por la que atraviesan estas mujeres. También contribuirá a cortar algún eslabón de la cadena que las mantenía presas de sus maltratadores; son ataduras que no siempre son fácil de romper. A veces, acabar con los lazos que aún les unen a quien puede acabar convirtiéndose en sus verdugos va más allá del simple deseo o del convencimiento de que deben volver a ser libres. Las dificultades para conseguir la independencia económica no son siempre fáciles de superar para estas mujeres, que muchas veces deben pensar también en las necesidades de los hijos que tienen a su cargo.
Nuestra sociedad no debe permitir que bajo ningún concepto la tortura continúe para ellas. Ningún motivo puede ser suficientemente poderoso para impedir que estas mujeres se liberen y menos aún se deben aceptar las razones de carácter económico. Desde las distintas Administraciones se llevan a cabo políticas para que eliminar todos los impedimentos que dificultan poner fin al maltrato, incluidos los problemas de tipo económico. Ya existen diferentes medidas, pero eso no significa que sean suficientes o que se conviertan en innecesarias otras nuevas que se vayan añadiendo.
Nuestra país no puede correr el riesgo de dejar de prestar atención a estas mujeres. No podemos olvidarnos de que su problema, su sufrimiento, es motivo de vergüenza para una sociedad convencida de que es inasumible que una sola mujer muera o sufra víctima de la violencia machista.
Si los Planes de Empleo pueden contribuir a acabar con este problema, tendrán un motivo más para continuar sumando nuevas convocatorias; contarán con una razón de ser más importante incluso que la de carácter laboral.