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El delegado territorial de la ONCE en Andalucía, Cristóbal Martínez, señala que la educación y el empleo son las dos prioridades de la organización en nuestra ciudad
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Cree que se debe dar a las personas con discapacidad una oportunidad de demostrar cuáles son sus aptitudes
El delegado territorial de la ONCE en Andalucía nació en la localidad jienense de Úbeda en 1968. Inició su actividad dentro de la organización como vendedor. Luego fue responsable del Departamento de Juego y también del Departamento de Servicios Sociales. En 2002 pasó a dirigir la educación integrada en el Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Sevilla. Ésa fue su función hasta 2004, cuando se hizo cargo de la dirección de la entidad en Málaga. Actualmente es el delegado territorial de la ONCE en Andalucía. Está licenciado en Filosofía, en la rama de Psicología, por la Universidad de Granada.
–¿Se abre una nueva etapa con la sustitución de Enrique Guerrero por Juan Antonio Moreno en la Dirección de la ONCE en Ceuta?
–Sí. Pretendemos, manteniendo la esencia de la ONCE, modernizar su estructura. La persona que va a estar al frente, por edad, viene con otra fuerza y otra energía, con muchísimas ganas, con esfuerzo personal para llegar hasta aquí.
–¿Qué necesidad o qué proyecto es prioritario en Ceuta?
–Nos preocupa muchísimo el tema de la educación. En primer lugar, porque a nuestros chavales de cualquier edad que estudian en Ceuta, muchos con el problema añadido de la diferencia de idioma o cultural, les tenemos que garantizar, junto con la Administración, que ese servicio es de calidad y llega a conseguir los objetivos que nos plantemos, con independencia del centro educativo en el que estén. Y lógicamente, a partir de ahí, el empleo, que sigue siendo un problema en Ceuta para muchas personas y que en el colectivo de personas con discapacidad, se agrava. Nos planteamos que el tejido asociativo y el empresarial de la ciudad opte por las personas con discapacidad, les den oportunidades para que puedan demostrar que con adaptaciones y ayudas tecnológicas pueden realizar el mismo trabajo que los demás e incluso con mejores resultados.
–Son 160 los afiliados a la ONCE en Ceuta. ¿Están todos los que son?
–Suponemos que sí. La ONCE hace una labor muy importante de captación de esas personas que, siendo o no españolas, tienen ese problema visual. Estamos muy coordinados con los centros educativos para detectar esos casos. Suponemos que no se nos escapa nadie.
–Su primera función en la ONCE fue la de vendedor del cupón. ¿Es esa siempre la puerta de entrada?
–No es la puerta para toda persona que se afilia, pero sí para toda la que quiere trabajar. Para el que se afilia, no porque depende de la edad, de la procedencia, de los gustos... Ahora, si quieren trabajar en la institución, quieren acceder a un puesto técnico dentro de la casa, creemos muy importante que tengan la esperiencia laboral de la venta. Le ayuda a valorar lo difícil que es conseguir nuestros ingresos cada día, valorar el esfuerzo enorme que hacen nuestros trabajadores por ganarse la confianza de los ciudadanos, con las inclemencias del tiempo y por la dificultad que tiene vender nuestros productos en un mercado tan competitivo. Eso es lo que permite afrontar luego con garantía la responsabilidad de gestionar a esas personas o de tener un puesto técnico que sea de apoyo. Creo que hay que empezar por abajo y por tener ese respeto enorme a esas personas que se dejan la piel, con mucho sufrimiento, con muchas dificultades cada día para conseguir ingresos que permitan dar esa labor social.
–Habitualmente se describe a Ceuta como una ciudad solidaria. ¿Cómo percibe la ONCE a la población de Ceuta?
–Es una población muy sensible con los problemas de la gente, muy solidaria. En el caso particular de la ONCE, es muy cercana. Nos conoce muy bien y creo que valora muy bien la labor cotidiana con todos los ciudadanos de Ceuta, en las necesidades que atendemos de empleo, educación... Valora muy bien lo que es la convivencia, el entendimiento, la negociación, el consenso, la mezcla de distintas sensibilidades.
–¿Hasta dónde cree que puede llegar una persona que no ve o con alguna deficiencia seria en la visión?
–Puede llegar simplemente hasta dónde se proponga, como todo en la vida, con o sin discapacidad.
–¿Y por qué cree que no lo consigue?
–En parte, será también por las propias inquietudes de las personas, que quieran llegar o no a deteminados estamentos.
–No hay altos cargos políticos ciegos o altos directivos en las empresas.
–Ésa es la otra parte. En parte será porque las propias personas quieran o no quieran llegar, pero en gran medida es porque la sociedad, que ha dado pasos muy importantes en la normalización, aún sigue mostrando reticencia, desconfianza hacia las capacidades de una persona con discapacidad por las limitaciones que pueda tener para competir o para tener aptitudes suficientes en comparación con el resto que no tiene esa discapacidad. Claro que hay muchos prejuicios, muchas barreras todavía, que son contra las que luchamos nosotros. Queda mucho recorrido en ese sentido. Nosotros luchamos por que no haya barreras en ningún sentido.