Lo que ha ocurrido esta madrugada en la barriada del Príncipe, en Ceuta, es especialmente grave. Entre seis y siete encapuchados han tendido continuas emboscadas a las fuerzas de seguridad con un único fin: apedrearles. Para ello han usado barricadas de contenedores a los que prendían fuego en distintos puntos del barrio como el zoco o las inmediaciones del cafetín Mojito. Así han generado un mar de llamas buscando la manera de rodear a los agentes desplazados para atentar contra ellos. En total se han quemado 10 contenedores.
Ha sido una noche de infierno, de trampas y de quemas de bienes públicos. Una noche en la que se demuestra lo que ya avanzaba El Faro de Ceuta en su edición del pasado domingo: la preocupante espiral delictiva que se materializa en la destrucción de contenedores pero que demuestra un conflicto preocupante que urge de una acción policial inmediata.
Durante toda la noche tanto los Bomberos como la Policía no han cesado en recibir avisos de alertas girados desde el 112. Llamadas que advertían de quemas de depósitos. La experiencia de los agentes ya apuntaba a que se estaba gestando una emboscada como finalmente sucedió en torno a las 5:00 horas. Hasta ese momento se había alertado de incendios aleatorios de uno o dos contenedores, hasta que en ese momento se toparon con el aviso de más fuegos. Cuando los agentes de la Policía acudieron escoltando a los Bomberos se toparon con un escenario increíble: se les había tendido una trampa, colocando barricadas de contenedores ardiendo en dos puntos concretos de la barriada para apedrearles.
Los agentes han podido ir sorteando con éxito los distintos intentos de emboscada, visualizando la presencia de entre 6 y 7 personas con los rostros tapados con capuchas o pañuelos. Una auténtica imagen de guerrilla urbana que no debe ser pasada por alto por su gravedad. Ha sido una situación horrible para todos los presentes, marcada por la tensión de combinar la necesaria lucha contra el fuego con evitar los atentados que se querían producir contra las fuerzas de seguridad y los propios bomberos.
Que este tipo de sucesos se estén tomando con ligereza es un error mayúsculo porque lo que se ha vivido esta noche en la barriada del Príncipe no hace sino demostrar que urge, de nuevo, adoptar una acción clara. El balance final ha sido el de 10 contenedores quemados, cuya reparación y sustitución costará unos 3.000 euros ya que se estima que cada contenedor cueste unos 300 euros.
Los propios vecinos de la barriada del Príncipe se convierten también en víctimas de estas acciones lideradas por estos grupos de vándalos que dejan claro que su único fin es atentar contra las fuerzas de seguridad y contra el propio Servicio de Bomberos.
Además de la pérdida de los contenedores, hecho que ha motivado que la empresa de limpieza advierta de que no va a haber depósitos suficientes como para reponerlos, se suma el hecho de que se está atentando contra servicios que están para prestar ayuda a los vecinos del barrio. En lo que va de mes son más de 40 los contenedores calcinados y en su amplia mayoría lo han sido en el propio Príncipe y en Juan Carlos I.
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