Los usuarios del
puerto deportivo de Ceuta vuelven a ser blanco de los
robos o intentos de robo de
embarcaciones. En esta ocasión, el dueño del barco El Fede es quien se ha convertido en víctima de estos destrozos. Ya ha denunciado el caso en Policía Nacional y
Guardia Civil, comunicando además lo sucedido a Mahersa. Tal y como ha narrado en declaraciones a El Faro de Ceuta, tras permanecer 8 días en la Península acudió a comprobar el estado de su embarcación, conocedor de las noticias publicadas sobre los robos registrados en el deportivo en esta semana. Su barco estaba atracado en el pantalán C, precisamente el punto en donde se han registrado las últimas sustracciones y destrozos tanto en semirrígidas como en recreativas.
Pues bien, se lo ha encontrado con cuantiosos daños, sin saber cuándo fueron realizados: “Los compartimentos partidos y reventados, la cabina abierta y rota, el sistema de cableado destrozado y puenteado…”, enumera Sergio Ramos, propietario afectado por la incursión de unos ladrones profesionales, que saben perfectamente cómo hacerse con estos barcos.
Ladrones que saben lo que hacen
Quienes acceden al puerto deportivo para la comisión de estos delitos saben qué tienen que hacer para manipular las embarcaciones y llevárselas. Las emplean para posteriores tráficos de inmigrantes, un negocio redondo que sigue explotándose pasado el verano. De hecho este mismo viernes,
agentes marroquíes detenían a dos vecinos de Ceuta por intentar un pase de inmigrantes usando un barco sustraído en nuestra ciudad. Uno de ellos ya estuvo implicado no solo en otros traslados de indocumentados sino además en episodios bajo investigación policial por disparos.
Esta misma semana se repetía además otro acto similar pero la embarcación
terminaba embarrancada en la playa de la Almadraba después de que los ladrones huyeran de los agentes marroquíes que la seguían. Y el viernes un menor fue condenado tras haber participado en un robo en la dársena.
Inseguridad y cuantiosas víctimas
Ramos confiesa el “disgusto” sufrido al comprobar los daños causados en su embarcación a la que se le dedica “muchas horas y dinero” para tenerla a punto y poder disfrutarla, para que luego se la encuentre de esta forma. Es la primera vez que le sucede un caso de este tipo que está generando una importante alarma en el deportivo ante la cantidad de robos ocurridos. Los usuarios exigen mayor seguridad en un puerto deportivo que ha quedado al descubierto, un puerto del que prácticamente ‘se echó’ al Servicio Marítimo para ubicarlo en la lonja de pescadores, perdiéndose no solo un lugar estratégico de control para la Guardia Civil sino su presencia que generaba una mayor seguridad a la hora de, al menos, provocar que los ladrones se lo pensaran antes de proceder a los robos que, de forma ya masiva, se están sucediendo. Los dueños de las embarcaciones pagan sus tasas para tener los barcos protegidos y se están encontrando con que a cualquier hora del día se ven afectados por estas intrusiones.