El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, ha insistido en que se ofrecerá escuchar el latido fetal a mujeres que tengan claro que quieren abortar. “Piensen ustedes en cuántas mujeres habrán acudido a su médico pidiendo interrumpir por presión y coacciones de su entorno familiar, social, pareja".
Y ahora, ¿Cómo le ponemos al niño? El Partido Popular ha desautorizado a su compañero de coalición haciendo oídos sordos sobre esta medida disuasoria desmarcándose por activa y por pasiva del llamado “JJuan de los Infiernos”. Dejar con el culo al aire a la futurible coalición de Gobierno PP y VOX ha supuesto un fuego amigo que deja tuertos a los socios.
Ya estoy imaginando programas electorales que pongan freno a los derechos conquistados. Si una mujer quiere abortar será sometida a tantas pruebas (psicólogos, psiquiatras, ginecólogos, capellanes, médicos de atención primaria, sociólogos, trabajadores sociales y, si hiciera falta, la opinión de “violadores arrepentidos”).
La mujer oirá el latido, vera la imagen del feto, tendrá que ponerle un nombre y elegir una ropa que vestirá virtualmente al bebé. Con tanta prueba, lo mismo pasan los meses, pues todos sabemos de las colas de espera en la sanidad pública, se ponga como se ponga la señora Ayuso.
Quedará la posibilidad de volver a Londres, visitar a “el Mauricio” que tiene unas manos muy habilidosas para deshacer entuertos. No quiero pensar al señor García Gallardo cuando tenga que legislar sobre el cambio de sexo, la ligadura de trompas, o las píldoras anticonceptivas. Lo mismo sobre la vasectomía no se pronuncia pues es cosa de hombres y les otorga la libertad de conciencia.
Seguro que en campaña prometen sacar muchas plazas de psiquiatría para reconvertir a lesbianas y maricones en personas sanas que puedan tener los hijos que Dios les mande. Yo, por si las moscas, iré leyendo las técnicas del famoso “escapista Houdini”. Me temo que me quieran poner la camisa de fuerza si me niego a pasar por la consulta de SALUD MENTAL.
Antes de volver al armario me marcho al circo a trabajar con la mujer barbuda y el hombre elefante. Seguro que el entusiasta público nos echa unos cacahuetes.