Uno de los males de la raza humana es la generalización. Cómo nos gusta eso de meter a todos en el mismo saco. En algunos ámbitos, además, nos esforzarnos en hacerlo hasta el punto de negar realidades porque chocan con nuestras absurdas generalizaciones. MENA tiene que ser igual a problemas, a delincuencia, a inseguridad. Si alguien nos cuenta lo contrario, arremetemos contra ese alguien porque es un mentiroso que seguro que tendrá algún interés. ¿Les suena? Hubo quienes incluso llamaron a las barricadas, a algo así como echar a la hoguera a este medio por publicar un reportaje sobre el trabajo que hacía en el puerto el equipo DRARI. No, no les entraba en la cabeza que hubiera MENA con ilusiones, MENA con ganas de aprender... No les entraba en la cabeza nada positivo en relación a lo que debe ser negativo.
Los humanos somos así, tan absurdos para muchas cosas, tan torpes, tan testarudos... normal que no avancemos como sociedad sino que orientemos todas nuestras prosperidades a convertirnos en esclavos de nosotros mismos. Hay historias de chicos que solo quieren mejorar, que buscan una oportunidad y si para ello tienen que cruzar una frontera lo hacen. Son personas que fueron paridas al otro lado, en un ambiente bien distinto al nuestro y que saben aprovechar las oportunidades que se les ofrecen. Sí, todos no son así, pero como tampoco nosotros no lo somos y no por ello cargamos las tintas de una manera tan visceral que asusta.
Las generalizaciones son tan absurdas... pero a los humanos nos encanta caer en ellas
El reportaje que publicamos hoy contiene las historias de cuatro chicos de ‘La Esperanza’. Podrían haber sido 20, 50, más de cien... pero no tendríamos capacidad para resumirlas. Si uno hace el esfuerzo de conocer al otro, quizá cambie su forma de pensar, quizá no incurra en generalizaciones falsas y absurdas, quizá pueda llegar a entender que no todos han podido nacer en el lugar y el momento adecuado para que entre sus metas no esté la de conseguir la libertad.